Vaya por delante que no tengo nada en contra de Madrid ni de los madrileños, de hecho guardo preciosos recuerdos de aquella ciudad. Sin embargo, según nos comenta el blogger Alberto Noguera, hay algo inquietante en el Madrid del fracaso olímpico, los 7.000 millones de deuda, el millón de parados y los dos millones de inmigrantes. El viejo que lleva la barra de hierro en su utilitario destartalado, los taxistas arruinados que asaltan a los intrusos, las putas de los arrabales con castizo acento, los jóvenes de Pozuelo, los perroflautas de los cartones. No creo que haya una ciudad más propicia para la literatura. No avanzamos hacia la argentinización de España sino hacia la españolización de España. Vuelve la historia negra de la Castilla más mísera y sanguinaria. Madrid estallará muy pronto, y generará un movimiento centrífugo de las autonomías. Después nadie sabe lo que ocurrirá.
Por cierto, gracias a Dios nos libramos de las Olimpiadas. Los chupópteros ladrilleros, tipo Florentino Pérez, tendrán que buscarse otro lugar donde volver a especular con el suelo.