La democracia española ha fracasado. Se ha convertido en un régimen dominado por corruptos para los que prima trincar y llenarse los bolsillos. Es necesario un cambio. El político como especie ha fracasado. Es la hora de los tecnócratas:
1. República. Adiós a la Monarquía y al innecesario gasto de reyes, príncipes y lacayos. En la Edad Media era útil, hoy está obsoleta.
2. Supresión del Senado por inútil. Utilidad: pagar más sueldos y pensiones vitalicias, cementerio de elefantes.
3. Estado federal, con las competencias fijas y no sujetas a negociación en cada legislatura, erradicando los tejemanejes a que han dado lugar los infaustos artículos 148 y 149 de la CE. La posibilidad de autodeterminación prohibida por Ley.
4. Selección de los diputados, tanto federales como estatales, y de los concejales locales por concurso-oposición. La carrera legislativa se equipara a la carrera judicial, con todo su funcionamiento meritocrático y con todas las garantías de igualdad, mérito y capacidad. Los políticos desaparecen y los reemplazan los tecnócratas. El sufragio universal desaparece por absurdo y fraudulento. La corrupción se castiga con pena de muerte.
5. El Gobierno no puede:
- Endeudar al Estado.
- Gastar dinero en ayudas, subvenciones, rescates o cualquier otra actuación en favor de unas empresas privadas y en detrimento de otras.
- Ceder soberanía a ninguna asociación de países.
- Recalificar suelo público para venderlo.
6. La masa monetaria del país permanecerá totalmente rígida, suprimiéndose el multiplicador bancario.
7. Progresiva privatización de todos los bienes y servicios públicos comenzando por las infraestructuras y terminando por la sanidad.
8. Las fronteras del Estado serán inviolables, ningún extranjero que entre ilegalmente en el país tendrá otro derecho que el de salir de él sin sufrir daño.