Jesse Lauriston Livermore
Nació en Massachusetts en un momento delicado para los Estados Unidos ya que la nación estaba sumida en una crisis importante.
De familia humilde, el pequeño Jesse no pudo tener escolarización y tuvo que ayudar al sustento familiar trabajando a una edad muy temprana.
De carácter rebelde e inconformista, abandonó el lecho familiar para buscarse la vida en otro lugar y se encontró de bruces con la cruda realidad de la ciudad y su grandeza. Empezó como ayudante de pizarra en Paine Webber (Agencia o Sociedad de valores de ahora) en Boston.
Pronto se dió cuenta que agudizando su mente, era capaz de recordar cambios de muchas sesiones anteriores y eso le ayudó a introducirse de verdad en el mercado bursátil del momento.
A pesar de que murió hace más de sesenta años, Livermore es considerado a día de hoy el especulador más extravagante que jamás haya pisado Wall-Street.
Los chicos y las chicas del parqué lo conocían como el niño de las apuestas y era admirado y a la vez odiado por su brillantez operativa y por su soberbia respectivamente.El quid de la cuestión es si Livermore después de ganar cuatro fortunas y dilapidarlas al mismo tiempo lo podemos considerar listo o tonto.
Cada semana escribiré un poco de su vida, veremos cómo se movía en los mercados, sus triquiñuelas y sus manías, en fin repasaremos la vida del hombre que considero un verdadero tonto por dejarse quitar todo lo que había ganado además de quitarse la vida.
Se dice que Livermore provocó el crash del 29, discutiremos si lo provocó él o fue el boom inmobiliario de ésa época, como en una obra excelente expuso John Kenneth Galbraith.