No cultivan la tierra, no crían ganado y viven sin reglas ni calendarios. Llevan una existencia de cazadores-recolectores que apenas ha cambiado en 10.000 años. ¿Qué saben ellos que nosotros hemos olvidado?
He leído este artículo del National Geographic de Enero 2010 y me ha encantado. Los Hadza son una tribu de Tanzania. Resulta rebelador como viven absolutamente sin ninguna preocupación. Cuando necesitan dormir, duermen. Cuando necesitan comer, cazan o recogen bayas. No tienen ningún tipo de ritual: cuando uno muere, lo entierran en cualquier lugar sin dolor. Los niños aprenden de los mayores el arte de la caza.
Si se presenta algún tipo de conflicto, separan las dos partes enviándolas a grupos vecinos. Si se ven amenazados, cambian de ubicación. Jamás piensan en el futuro. Y así han sobrevivido miles de años sin aparentes problemas. Sólo ahora la presión de un gobierno que los considera una vergüenza y de los intereses por sus tierras yermas está acorralándoles hasta hacer peligrar su estilo de vida único.
Resulta extraño pensar lo poco que necesita un Hadza para vivir: un cuchillo, un arco, flechas, una manta y un par de cazuelas. Esas son sus posesiones. No hay jerarquías. Nadie manda sobre los demás. Por naturaleza, por tradición, las presas cazadas son siempre compartidas por el grupo.
Es curioso pero creo que la humanidad entera tendría mucho que aprender de esta gente. Estamos inmersos en un mundo en el que el dinero, el trabajo, la envidia, los sueños incumplidos y el consumismo nos devoran la moral y nos roban la vida sin que seamos conscientes. Muy pocos son capaces de renunciar a unas pocas cosas y hacer valer aquello de "No es más rico el que más posee sino el que menos necesita". Una lástima.