La volatilidad mide la percepción del riesgo en el mercado, siendo esta definición más emocional que matemática, digamos racional. Es no menos cierto que el mercado se mueve emocionalmente, codicia y miedo son tal vez piedras angulares de la vulnerabilidad del comportamiento del mercado. No obstante hay una tercera emoción que identificaría con matices la codicia, y esta es la esperanza, que no es otra cosa que nuestras decisiones de inversión estarían sustentadas por nuestras expectativas.
Si la volatilidad indica la probabilidad de los movimientos del mercado, y es así como yo lo veo, el desafío como inversores es entender los factores que generan incertidumbre y que en consecuencia originan volatilidad, vulnerabilidad y que las emociones de la codicia, el miedo y la esperanza no condiciones y bloqueen nuestra respuesta racional ante las expectativas no cumplidas.
Pero seamos prácticos, veamos a continuación un cuadro donde podemos ver año a año desde Junio de 1998 y hasta Octubre del 2016 los datos de frecuencia de la volatilidad del EuroStoxx y la rentabilidad anual para cada periodo:
De la observación de los datos podemos ver que los años como 2001, 2002 y especialmente 2008 tienen una mayor amplitud en rango de volatilidad, así como rentabilidades extremadamente negativas, con una mayor dispersión en los rangos más altos de volatilidad.
Veamos a continuación un gráfico comparando el comportamiento del EuroStoxx con su índice de volatilidad:
La asimetría es observable, sin embargo hay un dato que deberíamos tener muy presente, que es el de la correlación inversa de movimientos de mercado y volatilidad, que es de -0.72 para EuroStoxx, y que por cierto bastante similar a la del SP500 que es -0.74.
En próximas publicaciones entraremos más en detalle en el significado y el efecto de los precios en la volatilidad y podremos ver esa no linealidad de la asimetría del comportamiento de los movimientos del mercado y la volatilidad.