Vemos como, por fin, se acelera el ritmo de vacunación y con ello llega, poco a poco, la ansiada normalización.
(Parece) que queda poco para quitarnos las mascarillas y/o volver (muchos) definitiva y permanentemente a la oficina.
Con un par de meses de retraso respecto a USA y algunos más respecto a China estamos ya rozando lo que "éramos" pre-pandemia.
De momento, parece que muchas de las inercias anteriores permanecen, en cuanto a gustos, procesos y propensiones. Algunos cambios sí, pero probablemente muchos menos de los que se pronosticaban
Y en términos económicos ¿qué? ¿Realmente veremos ahora en la economía real toda esta euforia que descuentan los mercados financieros?
Personalmente a mi alrededor veo mucha más desconfianza y/o prudencia que alegría. Conozco muchos más que rezan para quedarse como están que eufóricos que no paren de contar billete.
Lo sé. Esto estadísticamente vale de muy poco. Pero me tiene la mosca detrás de la oreja.
Es mucho más fácil generar expectativas que realidades. Y en algún momento llega el momento de hacer cuentas.
Cuentas sobre si se puede "comprar" crecimiento real y duradero con estímulos extraordinarios (¿tantos años y no se les había ocurrido antes?)
Cuentas sobre si las propensiones al consumo y a la inversión pueden alterarse con tan solo promesas.
Puede ser que si, De hecho, ojalá sea así.
Pero, puede ser también que los "estímulos extraordinarios" (que todo se haya dicho, nos han salvado) exijan pasar su "resaca".
Y si hay resaca no hay inercia, y si no hay inercia no hay euforia, y sin euforia, pues eso, sólo nos da para ir tirando y no para las grandes alegrías que algunos nos han vendido.
Así que por si acaso, y como de costumbre, mejor no estar demasiado lejos de la puerta de salida bursátil.