
Yo me engolosiné con la pesca de mar al mismo tiempo que con la de trucha, sobre 1953. Y hasta recuerdo que en mi primer lance con cucharilla desde la punta del espolón, en Suances, tuve la fortuna de enganchar una lubina de ración. Me habían dicho que la lubina era la trucha de mar y entraba a la cucharilla con la misma voracidad que ésta. El primer intento pareció confirmar esta afirmación, pero lo curioso es que aunque repetí el lanzamiento centenares de veces aquel verano, cambiando el color y el tamaño del artilugio, desde tierra y a la cacea, las lubinas no volvieron a sentirse estimuladas. No volví a agarrar una lubina con cucharilla. En lo sucesivo, pesqué a fondo, en la ría, con caña larga, cebo vivo y carrete grande, de mar.
Pues si amigos, en estas frases de Delibes en Mi vida al aire libre. Memorias deportivas de un hombre sedentario, se dio cuenta de que con esa táctica no era suficiente para engañar a las lubinas, que no estaban pensando lo mismo que él. Delibes les enseñaba las cucharillas y las lubinas estaban pensando en cebo vivo y carrete grande.
Cebo vivo y carrete grande deben estar usando los grandes operadores del mercado, viendo la cantidad de lubinas que andan sueltas y con necesidad de echarse algo a la boca, inmobiliarias, bancos… Los tiburones, siempre han sido los enemigos del pescador de caña, el cual con llevarse a casa tres o cuatro lubinas se da por satisfecho, en cambio el tiburón siempre busca más y más, necesita comerse la lubina, al pescador y si nos despistamos hasta la caña y el carrete.
He de reconocer que pese al pesimismo que mostraba durante el final del año para la evolución de los mercados de acciones, ni por asomo imaginaba un comienzo de año así. A uno se le van las ganas de jugar a las carteras (Bolsa desde los Pirineos) , de hacer la propia en su blog y de mirar las cotizaciones. Aunque esa tarea la llevaré a cabo el fin de semana.
No quisiera ser pesado por repetir tantas veces que no es la hora de ir con prisas al mercado, y mucho menos de convertirnos en superhéroes salvando a valores que han bajado mucho. Cuando llegue el momento y los indicadores nos den señales de compra, estaré muy complacido de escribirlo y trasladarles mi optimismo, colgar algún gráfico y hablar de tal o cual acción.
Por ahora la lectura, el estudio de las nuevas tecnologías y las lubinas (en el plato) quizá nos den mayores alegrías, así que un servidor se quedará quieto en la mata y no enganchará sus escasas cucharillas en el fondo del mar.
Pues si amigos, en estas frases de Delibes en Mi vida al aire libre. Memorias deportivas de un hombre sedentario, se dio cuenta de que con esa táctica no era suficiente para engañar a las lubinas, que no estaban pensando lo mismo que él. Delibes les enseñaba las cucharillas y las lubinas estaban pensando en cebo vivo y carrete grande.
Cebo vivo y carrete grande deben estar usando los grandes operadores del mercado, viendo la cantidad de lubinas que andan sueltas y con necesidad de echarse algo a la boca, inmobiliarias, bancos… Los tiburones, siempre han sido los enemigos del pescador de caña, el cual con llevarse a casa tres o cuatro lubinas se da por satisfecho, en cambio el tiburón siempre busca más y más, necesita comerse la lubina, al pescador y si nos despistamos hasta la caña y el carrete.
He de reconocer que pese al pesimismo que mostraba durante el final del año para la evolución de los mercados de acciones, ni por asomo imaginaba un comienzo de año así. A uno se le van las ganas de jugar a las carteras (Bolsa desde los Pirineos) , de hacer la propia en su blog y de mirar las cotizaciones. Aunque esa tarea la llevaré a cabo el fin de semana.
No quisiera ser pesado por repetir tantas veces que no es la hora de ir con prisas al mercado, y mucho menos de convertirnos en superhéroes salvando a valores que han bajado mucho. Cuando llegue el momento y los indicadores nos den señales de compra, estaré muy complacido de escribirlo y trasladarles mi optimismo, colgar algún gráfico y hablar de tal o cual acción.
Por ahora la lectura, el estudio de las nuevas tecnologías y las lubinas (en el plato) quizá nos den mayores alegrías, así que un servidor se quedará quieto en la mata y no enganchará sus escasas cucharillas en el fondo del mar.