Acceder


       Energía en Europa: calma en los precios 


 
En pleno verano de 2025, el sector energético europeo vive una etapa de aparente calma tras dos años marcados por la inestabilidad. Los precios del gas natural, la electricidad y el petróleo han descendido de forma significativa respecto a los picos registrados en 2022 y 2023, cuando la guerra en Ucrania y las tensiones geopolíticas pusieron en jaque el suministro de todo el continente. 

Aunque los mercados mayoristas muestran ahora niveles más contenidos, la dependencia energética de Europa sigue siendo una asignatura pendiente. La sustitución progresiva del gas ruso por proveedores alternativos como Noruega, Catar, EE.UU. o Argelia ha sido eficaz en términos logísticos, pero también ha generado nuevos compromisos contractuales a largo plazo y una mayor exposición a la volatilidad global. 

En este contexto, las inversiones en infraestructura de gas natural licuado (GNL) han sido clave. Alemania, por ejemplo, ha inaugurado en los últimos meses nuevas terminales flotantes para asegurar el suministro invernal. España, gracias a su capacidad instalada de regasificación, ha ganado protagonismo como puerta de entrada energética del sur de Europa. Francia, por su parte, sigue apostando por el equilibrio entre su red nuclear y las renovables. 

En paralelo, el sector de las energías limpias sigue creciendo, aunque no al ritmo que se proyectaba en los planes comunitarios. La integración de renovables a gran escala sigue enfrentando retos técnicos y regulatorios. Según datos recientes, la eólica y la solar ya cubren más del 23 % de la demanda eléctrica en la UE, pero los costes de almacenamiento y los cuellos de botella en las redes de transmisión ralentizan el proceso de descarbonización. 

El precio del gas TTF en los Países Bajos, referencia para Europa, ronda actualmente los 29 €/MWh, una cifra muy inferior a los valores extremos de hace dos años, pero todavía por encima de la media pre-pandemia. El petróleo Brent, por su parte, se mantiene cerca de los 78 USD el barril, sin grandes sobresaltos, en parte por la estabilización de la producción en Oriente Medio y África. 

Mirando hacia el invierno, la Comisión Europea ha insistido en mantener los niveles de almacenamiento de gas por encima del 90 % antes de octubre, mientras algunos países discuten la posibilidad de ampliar ayudas o subvenciones para amortiguar posibles subidas en la factura energética doméstica. 
 

Conclusión
:
Aunque la tensión inmediata parece haber disminuido, el sector energético europeo sigue enfrentando desafíos estratégicos. La bajada de precios no garantiza estabilidad a largo plazo. La verdadera batalla será asegurar un modelo energético autónomo, asequible y sostenible para el futuro.

Mas noticias similares en www.estrategicbolsa.com










¿Te ha gustado mi artículo?
Si quieres saber más y estar al día de mis reflexiones, suscríbete a mi blog y sé el primero en recibir las nuevas publicaciones en tu correo electrónico
Accede a Rankia
¡Sé el primero en comentar!