Tras la toma de control en FUNESPAÑA por parte de MAPFRE, recientemente se ha anunciado la intención de esta compañía de unir su negocio al que gestiona la aseguradora SANTALUCÍA a través de ALBIA, con la intención clara de posicionar la actividad de ambas en un mercado caracterizado por una gran cantidad de operadores locales pequeños.
Con esta operación se produciría una concentración del negocio funerario en España, cuyos mayores competidores del nuevo grupo serían SERVISA (perteneciente a SEGUROS OCASO), MÉMORA, antiguo negocio de ACCIONA y BANKIA, propiedad actual del fondo de pensiones canadiense ONTARIO TEACHER´S, PARCESA e INTERFUNERARIAS.
De las más de 1.600 empresas que en España actúan en el negocio funerario, la gran mayoría con tamaños pequeños, de propiedad familiar y normalmente ubicadas en localizaciones concretas, actualmente solo cinco de ellas tienen una facturación superior a los 65 millones de euros. La suma de FUNESPAÑA y ALBIA, representaría una empresa líder que gestionaría más de 420 tanatorios, con unas ventas superiores a los 220 millones de euros (el 15% de los 1.500 millones que mueve anualmente el sector) y una posible capitalización bursátil por encima de los 400 millones (caso probable que ambos socios decidieran a medio plazo aprovechar la presencia de FUNESPAÑA en bolsa para cotizar nuevamente).
El envejecimiento de nuestra sociedad con un 9% de incremento anual y en menor medida, la presencia en nuestro país de jubilados procedentes de naciones vecinas y que desean ser enterrados en sus países de origen a su fallecimiento, conforman un negocio previsible y rentable. Actualmente se producen en España 8,5 decesos por cada mil habitantes, de los que el 3% son población extranjera residente.
La relación entre compañías aseguradoras y empresas funerarias es obvia, ya que se trata de una actividad complementaria para ambas. SEGUROS OCASO, SANTALUCÍA y MAPFRE tienen en conjunto una cuota del 73% de los seguros de decesos, emitiendo cada año más de 9,4 millones de recibos que proporcionan cobertura a más de 21 millones de personas. El negocio que se genera a través de esta línea es muy apetitoso y sin lugar a dudas es la causa que está detrás de esta alianza.
Por otro lado, el tamaño es esencial para poder operar en un futuro. El cumplimiento de la legislación, las diferentes exigencias municipales y autonómicas así como la intensidad de mano de obra necesaria, son barreras de entrada a nuevos posicionamiento de competidores.
El posible crecimiento vendrá de la mano de adquisiciones de empresas pequeñas, hoy en mano de familias que en un futuro próximo querrán salirse del sector, tanto por su escasa rentabilidad como por los problemas de gestión que puedan presentarse en el largo plazo.
Con un mayor tamaño, una política correcta dirigida a aprovechar las sinergias que se puedan producir en los diferentes negocios complementarios y un impulso en el área internacional, la unión de ambas empresas traerá consigo el liderazgo en el sector y posiblemente en el medio plazo, acabará recompensando a sus socios (MAPFRE Y SANTALUCIA) con importantes plusvalías. Todo ello sin que implique perder el control de la compañía naciente que, gracias a la calidad y solvencia de sus partícipes fundadores, podrá generar valor a sus accionistas debido a su mayor tamaño financiero y capacidad de endeudamiento y sin descartar la posible adhesión de otro operador actual al proyecto iniciado.