El GRUPO BARÓN DE LEY, de origen riojano, en el transcurso del tiempo ha tendido lentamente a diversificar su producción, centrado en la Ribera del Duero, bajo la denominación de BODEGAS MÁXIMO y en la provincia de Cáceres, donde realiza actividades complementarias al cultivo del vino, como son la curación de jamones, paletas y lomos ibéricos de bellota. Aunque estas inversiones apenas afectan a sus ingresos y cuenta de resultados, con una política conservadora, como la aplicada por la Familia SANTOS-RUIZ, significa un paso lento pero seguro hacia el complemento en la compañía.
Con una capitalización bursátil en el entorno de 420/450 millones de euros, puede ser considerada como una compañía de mediano tamaño (SMALL CAPS), con unos buenos fundamentales. Su valor actual es el doble de sus fondos propios en una firma sin endeudamiento bancario. La otra política que sigue, según los criterios fijados por su Consejo y de los que se viene realizando notificaciones a la CNMV, así como mención, desde hace años en sus cuentas anuales, es de no repartir dividendos. Estos son dos temas a tener en cuenta a la hora de analizar una posible inversión. El no reparto de resultados se ve compensado por la compra de acciones propias que realiza la compañía anualmente, de tal forma que beneficios crecientes cada vez se crean para menos títulos. Es una apuesta de futuro, de unos accionistas mayoritarios que piensan que el GRUPO BARÓN DE LEY puede crecer y que el dinero de los resultados da más rentabilidad dentro que en manos de los socios.
En esta estructura comentada, el 70% del balance de la compañía está compuesto por los fondos propios, propiedad de sus dueños. El endeudamiento del grupo es negativo en el 45%. Sus instalaciones, prácticamente amortizadas contablemente, se encuentran en pleno rendimiento, sin necesidad de acometer en tiempo inversiones de reemplazo, a la par que muestran una valoración real mucho más alta.
Frente a los resultados obtenidos en el año 2016, en el último ejercicio la compañía ha tenido un fuerte descenso en sus resultados. Esta bajada ha supuesto un descenso neto, desde los 28 millones hasta los 18 actuales. Sin embargo, no hay signos alarmantes en dichas cuentas. El decremento es debido a una menor aportación del rendimiento del exceso de tesorería por las condiciones del mercado (7 millones de euros) y a diferencias de cambio en exportaciones realizadas fuera de la Unión Europea (6 millones). Los vencimientos de la colocación de la liquidez, ya no generan los ingresos financieros pasados y las diferencias de cambio, representan una apertura a mercados exteriores, que seguramente puedan ser compensados en un futuro, con mayores ventas y márgenes.
Sin embargo sus fortalezas siguen intactas. La marca BARÓN DE LEY, no está contabilizada y por lo tanto no figura como Fondo de Comercio en el activo de la compañía. La composición para la producción, entre viñedos propios y los acuerdos con cooperativas y agricultores, permite controlar tanto la calidad como la fabricación. Frente a los vinos jóvenes, crianzas, reservas y gran reserva suponen el 85% de las ventas. Estos productos aportan mayor margen a los resultados, obteniéndose con unas ventas de 95 millones, resultados netos que oscilan entre el 20% y el 27%.
¿Qué puede faltarle a la compañía en un futuro? Ganar tamaño, con mayor rentabilidad. Su posición financiera para ello le permite acometer inversiones con poco endeudamiento, en un sector muy atomizado y donde sin duda, se acabarán produciendo adquisiciones. Independientemente, de la Caja, BARON DE LEY cuenta con la ventaja de cotizar en bolsa y tener prestigio, lo que puede permitirle aprovechar diversas fórmulas de crecimiento, imposibles de alcanzar para grupos menores.
Esta diversificación por zonas le puede permitir que sus resultados se vean cada vez menos afectados por el cambio climatológico, aprovechar cadenas de comercialización de las sociedades adquiridas así como diversificar el producto comercializado, con la posibilidad de abaratamiento de costos con los proveedores y mayor eficacia de sus campañas de marketing.
A la gran mayoría de las compañías cotizadas en la Bolsa de Madrid, les gustaría tener un balance similar al de BARÓN DE LEY, pero unos buenos gestores no pueden distraerse de su función principal de creación de valor. En este caso, esta política se lleva a cabo, al coincidir los intereses de los socios accionistas con las labores del equipo ejecutivo, circunstancia que es muy difícil de encontrar en compañías cotizadas en Bolsa y especialmente en el IBEX-35.