Si quieres estar protegido ante el futuro te interesa conocer lo que es un plan de inversión y cómo crearlo con cabeza y sentido común, es decir con dos dedos de frente.
Cuando hablamos de planes de inversión, o de crear un plan de inversión, a lo que hacemos referencia es a las estrategias que ideamos y ponemos en marcha para invertir nuestro dinero, y ello con una doble finalidad:
- No perder poder adquisitivo (evitar que cada vez valga menos), y
- Obtener una buena rentabilidad por él (ponerlo a trabajar y que produzca beneficios, abundancia, más dinero a partir del dinero inicial).
Esta es la explicación formal, pero si profundizamos un poco más nos tenemos que hacer la siguiente pregunta:
¿A qué obedecen realmente los planes de inversión?
Podemos pensar que nuestra finalidad al idearlos es, sí, la que hemos comentado anteriormente: poner el dinero a producir, no vernos afectados negativamente por la inflación, etc. Pero en el fondo subyace una necesidad del ser humano más apremiante:
La necesidad de estar protegido ante el futuro
Hagamos lo que hagamos, el ser humano necesita protección, seguridad, un buen colchón y una buena red que lo ampare en caso de imprevistos.
Y esto afecta a todos los sectores de la vida.
Si tienes una vivienda, quieres asegurarla para caso de que haya un incendio, por ejemplo.
Si tienes familia, quieres crear un seguro de vida que garantice a los tuyos que no les faltará nada si te mueres.
En definitiva, el ser humano necesita protección, seguridad, y con un tema tan importante como el dinero, que es el medio que utilizamos para garantizarnos la subsistencia, todavía más. Por eso creamos, o deberíamos crear, planes de inversión que nos garanticen que nuestra vida podrá seguir siendo en el futuro, al menos, la que ahora es.
Pero todo esto hay que hacerlo con inteligencia, con cabeza.
Los elementos esenciales de un buen plan de inversión
Para mí hay 3 elementos esenciales en un plan de inversión, que son los siguientes:
El dinero con el que cuentas, con el que partes
Esto es, el dinero que tienes para aportar al plan.
Se entiende, evidentemente, que cuentas con el que no te va a hacer falta.
Este concepto de si te va a hacer falta o no es un poco relativo.
Todos sabemos que necesitamos disponer un fondo de emergencia para no tocar, pero la discrepancia viene en que algunos consideran que ese fondo de emergencia lo pueden depositar en algún valor seguro, mientras que otros quieren sin más tenerlo en una cuenta corriente normal de un banco, por ejemplo, con plena disponibilidad.
Por “valores seguros”, con lo relativo que también es este término, podemos entender, por ejemplo, la renta fija, que quizá sea de lo más fijo y seguro que hay (aunque tampoco al 100%).
Algunas personas podrían pensar que para tener el dinero muerto de risa en una cuenta de ahorro de algún banco o entidad financiera, lo tienen en unas letras del tesoro o unos pagarés, que aunque te den poco algo te dan.
Por mi forma de ser, sin embargo, prefiero tener un fondo de emergencia absolutamente disponible aunque no me produzca rentabilidad ninguna (incluso aunque pierda dinero por la inflación). No voy a guardarlo en mi casa, evidentemente, pero necesito saber que en una cuenta de banco y totalmente disponible tengo X dinero para emergencias. Me produce seguridad, aunque me pierda el maravilloso 1% de la renta fija 😊, pero es que mi tranquilidad tiene un precio.
El dinero que puedes ir aportando
Aparte del dinero inicial, es casi seguro que podrás ir aportando periódicamente dinero, por ejemplo cada mes.
Puedes detraer una cantidad de tu salario (si eres cuenta ajena), o de tu facturación (si eres autónomo auto empleado), o de tus rendimientos (si eres inversor), etc. e ir aportándolo al plan.
Y si vas incorporando al plan no solo las cantidades periódicas, sino los beneficios devengados, pues ya sabes: efecto bola nieve.
La rentabilidad que quieres obtener
Está claro que todos queremos obtener la máxima, eso es evidente, pero si para ello hay que asumir el riesgo de perder dinero (incluso de acabar con una insolvencia en el patrimonio personal o familiar), pues seguramente ya nos lo pensamos mejor.
Yo distinguiría 3 tipos de rentabilidades, acorde a 3 tipos de personalidades:
El mega conservador
No quiere perder nada, no quiere ningún riesgo, se conforma con no perder poder adquisitivo por la inflación y, para él, lo fundamental es la tranquilidad. Aspira a obtener entre un 1 y un 3% (poca cosa, pero menos es nada).
El normalito
Entiende que una buena rentabilidad por su dinero puede ser entre un 7 y un 10% (más un 7 que un 10). Está un poquito formado, asume un riesgo moderado y busca entre las diversas opciones (para no aceptar lo primero que le dice su banco, si es que aún lo tiene).
El flipado
Por menos de un 20 o un 30% no hace nada. Es el que sueña despierto o el que está mal de cabeza. Lo único que quiero decir es que este tipo de rentabilidades, que se pueden obtener, por supuesto, se corresponden más bien a operaciones especulativas en busca de ganancias de capital y no a lo que es la inversión de dinero a través de un plan de inversión (lo que estamos tratando aquí). Dicho de otra forma, se corresponden más bien a lo que es el desempeño de una profesión por cuenta propia que tiene por objeto invertir en activos, obtener ganancias, investigar sectores y nichos continuamente, etc. No tiene la nota de pasividad que tiene lo que sería un plan de inversión.
Criterios, para mí, de un buen plan de inversión
El “para mí” es importante, porque evidentemente cada uno tiene sus pautas o normas, todas respetables.[
Pasividad
Acabo de decirlo. Es poner el dinero a trabajar por sí solo (no hacer cosas). Una vez que lo depositas donde sea, él actúa. Si aportas periódicamente, también puedes configurarlo con órdenes automáticas para despreocuparte por completo.
Medio/largo plazo
Otro elemento importante. No queremos el dinero inmediatamente, sino que hasta pasado el tiempo no lo tocamos (si es que lo tocamos, también podemos transmitirlo en herencia).
Fiscalidad
Hay productos o planes que, en cuanto los contratas o rescatas, te están friendo a impuestos. Otros, en cambio, te permiten invertir, reinvertir y cambiar de objeto toda la vida sin más abono al fisco que en el momento final del rescate.
No es lo mismo, evidentemente, tener que pagar al estado (voraz depredador donde los haya) cada año, que dentro de veinte.
Costes
Invertir no es gratis. Aparte del dinero que aportas, suele haber gastos, comisiones, etc.
Hay que analizarlos porque la rentabilidad final se verá afectada.
Diversificación
Aunque creo que, a estas alturas, a nadie se le ocurre invertir todo su capital en el mismo sitio, sigo recibiendo correos de sufridas personas en plan “deposité todo mi dinero en… y lo he perdido”.
Pues claro.
Se puede diversificar con arreglo a diversos criterios:
Geográficamente
Si compras viviendas para alquilar, no las compres todas en la misma ciudad. Si compras acciones en los mercados de valores, no las compres todas en la bolsa española, por ejemplo.
Temporalmente
Si inviertes en bolsa, no te gastes todo el capital que tengas el primer día. Crea un plan detallado para invertir en distintos momentos, por ejemplo, a lo largo de 10 meses, un 10% de lo que tengas cada mes. De esta manera reduces riesgos, al comprar tanto cuando esté más alto o más bajo.
Por nichos, sectores o tipos de activos
No inviertas solo en bolsa, o solo en crowlending, o solo en… Diversifica.
Por micro nichos o micro sectores
Si compras inmuebles, que no sean solo viviendas. También pueden ser locales comerciales, aparcamientos… Si haces bolsa, no te limites a acciones directamente esperando que suban, invierte también en corto, prueba fondos…
Por soporte o medio de contratación
Puedes invertir en cosas off line, como toda la vida, o a través de plataformas on line (aquí tienes un simulador).
Por divisas
Para los muy avanzados.
Puedes tener inversiones en euros, en dólares…
Conclusiones para un buen plan de inversión
Un buen plan de inversión te hace falta para estar protegido ante el futuro. Vendrán crisis. Aparte de la de 2008, 1929, vendrán más. ¿Lo dudas?
Cuanto antes empieces mejor. Lo he dicho muchas veces, pero es que es así. El tiempo juega a tu favor (o en tu contra, según se mire): cuanto antes empieces mejor.
Utiliza criterios racionales y déjate las emociones y los presentimientos: diversifica, determina la rentabilidad que quieres… Actúa profesionalmente.
Y nada más. Espero que te haya gustado el post. Si es así, ¿me harías el favor de compartirlo?