Si por ortopedia entendemos la parte de la medicina que estudia las deformaciones del cuerpo humano y su corrección por medios fisioterapéuticos, quirúrgicos o protésicos, podríamos calificar estos presupuestos de ortopédicos, en símil aplicación a nuestra maltrecha economía. El Gobierno, los ha calificado como:
“El mayor esfuerzo de consolidación fiscal de la democracia” “Sientan las bases de la recuperación y el empleo” "En un contexto de fuerte ajuste fiscal, permiten mantener el sueldo de los funcionarios, pensiones y seguro de desempleo”.
Hay que destacar que las dos grandes partidas: Gastos de personal y Gastos financieros (entre las dos el 55,2% de las operaciones corrientes) aumentan. O sea, los dos grandes problemas de la estructura económica del Estado – Personal y Deuda- vuelven a crecer este año. Ni asomo de un programa de “adelgazamiento” de la estructura del Estado, a diez, quince o veinte años vista, que permita una visualización óptima de su dimensionamiento en el horizonte. ¿Seguiremos con la política de empleo público para familiares, amigos y simpatizantes?
Tampoco un plan de ajuste de la deuda, con horizonte a largo plazo, que no sea la referencia a la reducción del déficit público, comparado con el P.I.B. para que no nos asustemos del dispendio habido y por haber.
La lucha contra el fraude -¡qué difícil debe de ser!- queda emplazada para el futuro y se aprueba una amnistía fiscal a los delincuentes económicos
Por último, los ingresos ponen su esperanza en el aumento del IRPF y los cambios en el régimen de sociedades. La primera supone ya el 61,3% de los ingresos mientrasla segunda el 16,5%. Todo el esfuerzo fiscal cae sobre los asalariados y asimilados. Los grandes beneficios de las empresas siempre encuentran salidas, legales o no, a sus impuestos.