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La calle hierve

404 respuestas
La calle hierve
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#353

Re: Ante el desprecio gubernamental por la política, la ciudadanía debe defenderse para reinstaurarla.

No sé Antoine, estoy con Fleischman, matar es matar, el fin y los medios son lo mismo, no hay ninguna diferencia. Las diferencias o justificaciones que encontremos sólo nos hacen creer ilusoriamente que son para mantener una sociedad más justa pero la verdad es que no, que aún así, es una sociedad cruel y bárbara.

"Matar es, obviamente, la más destructiva y corrupta de las acciones en la vida, especialmente matar a otro ser humano, porque cuando uno mata está lleno de odio, por mucho que pueda racionalizarlo, y crea también antagonismo en los demás. Podemos matar con una palabra igual que con una acción; y matar a otros seres humanos jamás ha resuelto ninguno de nuestros problemas. La guerra jamás ha curado ninguna de nuestras enfermedades económicas o sociales, ni ha dado origen a una comprensión mutua en las relaciones humanas; no obstante, todo el mundo está preparándose perpetuamente para la guerra. Son muchas las razones que se exponen para explicar por qué es necesario matar gente; y también hay muchas razones para no matar. Pero no se dejen arrastrar por ningún razonamiento, porque hoy pueden tener una buena razón para no matar y mañana podrán tener una razón mucho más fuerte para matar.

Primero vean la verdad de ello, perciban lo esencial que es no matar. Sin tener en cuenta lo que puedan haber dicho otros, desde la más alta a la más baja de las autoridades, descubran por sí mismos la verdad de la cuestión; y cuando estén internamente claros al respecto, entonces podrán analizar los detalles. Pero no empiecen razonando, porque cada razón puede ser enfrentada por una razón contraria y quedan atrapados en la red de los razonamientos. Lo importante es que vean directamente por sí mismos cuál es la verdad, y entonces pueden empezar a usar la razón. Cuando perciben por sí mismos lo verdadero, cuando saben que matar a otro no es amor, cuando internamente sienten la verdad de que no debe haber antagonismo en la relación con otro, ninguna cantidad de razonamientos puede destruir esa verdad. Entonces no hay político ni sacerdote ni padre que puedan sacrificarles por una idea o por la propia seguridad de ellos."

"El Arte de Vivir" Parte 1, Capítulo 16 de Jiddu Krishnamurti

Un abrazo,

#354

Re: Ante el desprecio gubernamental por la política, la ciudadanía debe defenderse para reinstaurarla.

No me e leído las 45 paginas, pero la gente mientras tenga fútbol habrá paz.

#355

Re: Ante el desprecio gubernamental por la política, la ciudadanía debe defenderse para reinstaurarla.

No sólo futbol, sino cualquier otro medio de evasión o condicionamiento.

#357

Re: Ante el desprecio gubernamental por la política, la ciudadanía debe defenderse para reinstaurarla.

Aqui en Cataluña mientras tengan banderas estelades para que la gente las mire todos los políticos podrán seguir robando todo lo que quieran

#358

Re: Ante el desprecio gubernamental por la política, la ciudadanía debe defenderse para reinstaurarla.

compartiendo lo que dice Jiddu Krishnamurti, añado, la responsabilidad de quien solo actúa dentro del sistema de referencia es nimia comparada con la de los articuladores del sistema.

Detesto a las víctimas que respetan a sus verdugos.

#359

Re: Ante el desprecio gubernamental por la política, la ciudadanía debe defenderse para reinstaurarla.

Todos nuestros actos influyen en los demás, para bien y para mal

Que razón tienes

un abrazo

La desigualdad importa aunque aún no lo sepas

#360

Re: Ante el desprecio gubernamental por la política, la ciudadanía debe defenderse para reinstaurarla.

La derecha sin Dios
El objetivo del supermercado conservador del sur de Europa es satisfacer las necesidades del mayor número posible de clientes. Ha renunciado al capitalismo individualista con unas virtudes morales y sociales

Lo que une a Berlusconi y Rajoy es que ninguno tiene un proyecto para transformar la sociedad

Pero la derecha mediterránea se mueve básicamente para ganar elecciones. No hay proyecto transformativo de la sociedad detrás. Eso une a Berlusconi y a Rajoy, a pesar de que sus estilos sean diametralmente opuestos. Carlos Cué comenzaba uno de sus análisis más recientes sobre nuestro presidente diciendo que “Rajoy suele presumir en privado de su profundo conocimiento de las leyes de la política. En 30 años él ha visto ya de todo, repite. Y esa experiencia y su particular forma de ser casi siempre le dicta que lo mejor es esperar”. Es toda una declaración de intenciones. Para Rajoy, la política no parece que sea una lucha de ideas para transformar el mundo, donde cada segundo cuenta; la política parece más bien una lucha de personas por ocupar puestos y, como en la guerra, la inacción puede ser una gran aliada.

Me diréis que la izquierda también cojea ideológicamente, incapaz de formular un mensaje innovador. Que lleva años inmersa en una larga travesía por el desierto, sin encontrar la ideología prometida. Pero la diferencia es que intelectuales y políticos de izquierda —en el sur como en el norte de Europa— siguen buscando sin cesar. No pasa semana sin que leamos algún artículo con propuestas sobre cómo vigorizar el proyecto socialdemócrata o de izquierdas. Los hay más o menos prometedores, más o menos fundados en trabajos académicos sólidos, más o menos pragmáticos. Pero es indudable que hay una constante lucha intelectual detrás.

La izquierda, pues, sigue caminando, inspirada por unos ideales que trascienden el interés individual (una sociedad sin pobreza, con igualdad de oportunidades); o sea inspirada por su Dios. El desierto es duro, pero Dios da fuerzas para seguir. Nuestra derecha mediterránea, por el contrario, parece como si, renunciando a caminar, hubiera decidido acampar en un confortable supermercado, entregándose a la adoración del becerro de oro, entre casinos, sobres marrones y confetis.

Víctor Lapuente Giné es profesor en el Instituto para la Calidad de Gobierno de la Universidad de Gotemburgo.

Un saludo