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Re: Samurai, El libro del.

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Libro del Samurai

Anónimo
HAGAKURE (Hojas Ocultas)
El Libro del Samurai

Índice:

1.La rutina
2.Las raíces
3.Tácticas militares
4.Los cuatro votos
5.Decisiones
6.La critica de los demás
7.Previsión
8.Como ha de ser el samurai
9.La perdida de la virilidad
10.Mushin
11.Entrenamiento
12.Caligrafía
13.Imponer
14.El dragón
15.Concentración
16.Animar a un amigo
17.Las palabras
18.La actitud durante la tormenta
19.Ganar desde el principio
20.La amistad se mide en la adversidad
21.Éxito y fracaso
22.Quien calcula es un cobarde
23.La vía del samurai
24.La distracción
25.La desgracia
26.Las decisiones
27.El orgullo
28.Levantaos a la octava
29.Auto-perfección
30.Los consejos
31.Determinación
32.El fundamento de las cosas
33.Senilidad
34.Errores
35.Caligrafía
36.Aceptar el sufrimiento
37.Hacer demasiado
38.La condición del samurai
39.El fin de las cosas
40.El mundo es sueño
41.fanatismo
42.Resolución
43.La nostalgia del pasado
44.Examen cotidiano
45.Marionetas
46.Cuando el agua sube
47.Ahora es la hora
48.Fugacidad
49.Dignidad y sinceridad
50.El orgullo(2)
51.Intuición súbita
52.Nuestra opinión
53.Longevidad
54.Relajación
55.Confusión
56.Un método secreto
57.Las palabras(2)
58.Lealtad a la muerte
59.Los pequeños fallos
60.Hierba de cobardía
61.Asir la ocasión
62.Dominar a sus aliados
63.Vencer la enfermedad
64.Valentía
65.Homosexualidad

HAGAKURE (Hojas ocultas)

Hagakure significa "oculto bajo las hojas", es inspirado en el célebre código Bushido. Señala el camino del guerrero, cuyos preceptos filosóficos y ética trascendental presentan al Bushi.

Bushido es vivir incluso cuando ya no se tienen deseos de vivir.

Hay que saber morir en cada instante de la vida, se vive el instante, el aquí y ahora, sumido en el eterno presente.

Para el Samurai, es preferible la muerte a vivir una vida indigna o impura. Eso transmite el HAGAKURE.

El Hagakure fue el libro de cabecera de Yukio Mishima, guardado durante siglos en secreto.

La vía del Samurai reside en la muerte.

La Rutina

Cuando Hotta Haga No Kami Masamori era paje del Shogun, era tan obstinado que este último decidió someterlo a prueba. Para hacerlo, hizo calentar a blanco un par de sandalias y las colocó sobre un brasero. Masamori tenía por costumbre coger las sandalias colocadas al lado del brasero para ir a recibir a su Señor. Esta vez, en cuanto tocó las sandalias notó la quemadura en las manos. Pero actuó de la manera acostumbrada, así que el Shogun se las quitó rápidamente de las manos. Uno de los Samurai de Matsudaira Sagami No Kami estaba en una pensión en Kyoto para recoger dinero. Un día que estaba en el portal viendo pasar a la gente, oyó a un transeúnte gritar: "Se dice que los hombres del Señor Matsudaira están enzarzados en un combate." El samurai se dijo: "Es muy lamentable que mis compañeros estén implicados en un combate. Estos deben de ser los que tenían que ir a relevar a los que estaban de servicio en Edo." Se informó sobre el lugar del combate y cuando llegó jadeante, sus compañeros habían sido heridos ya por sus adversarios, que estaban a punto de darles el golpe de gracia. Acompañando su ataque de un grito, golpeó a dos hombres y regresó a Kyoto. Este asunto llegó a oídos del oficial del Shogun que mandó llamar al Samurai para preguntarle: "Habéis ayudado a vuestros compañeros, desobedeciendo con ello al edicto del Gobierno. ¿Cómo es eso?" Él contestó: "Vengo de la provincia y me es difícil entender lo que Su Señoría me dice. ¿Podría volver a repetirlo?" El oficial enfureció y dijo: "¿Está usted sordo? ¿Habéis estado implicado en una pelea, derramado sangre y desobedecido el decreto gubernativo, quebrantando las leyes, sí o no?" El hombre contestó: "Ya había comprendido todo esto. Aunque lo afirméis, yo no he desobedecido voluntariamente a las leyes y no he tenido intención de desobedecer al gobierno. La razón de ello es que todo ser viviente concede a la vida cierto precio y desde luego lo mismo ocurre con los seres humanos. Por mi parte, doy un gran valor a la vida humana. Pero he oído que mis compañeros estaban en peligro y hacer ver que uno no se ha enterado de nada no es digno de la Vía del Samurai. Por ello he corrido para socorrer a mis compañeros. Volver a mi casa, la vergüenza en el corazón, sabiendo que mis amigos han sido asesinados, habría prolongado desde luego mi vida, pero era desobedecer a la Vía. Para seguir la Vía, uno debe sacrificar su preciosa vida. Es debido a esto, a respetar a la Vía y no por despreciar el reglamento, que decidí ir allí. Os ruego, ahora, que procedáis a mi ejecución." El oficial quedó impresionado, archivó el asunto y escribió al Señor Matsudaira: "Tenéis un valiente Samurai a vuestro servicio. Espero que lo sabréis cuidar como se merece."

Las Raíces

El árbol genealógico del Señor Soma, sobrenombrado el Chiken Marokoshi, era el más elaborado del Japón. Un año en el que su hacienda se incendió y estuvo a punto de ser destruida, el Señor Soma dijo: "Incluso si la casa, los muebles y todo el resto es destruido, no lo lamentaré porque son cosas que se pueden reemplazar. Lo único que lamentaré es no haber podido salvar mi árbol genealógico, que es un tesoro de familia de lo más precioso." Allí estaba un Samurai y dijo: "Voy a entrar en la casa y traerlo."

El Señor y los demás se pusieron a reír, diciendo: "La casa es ya pasto de las llamas, ¿cómo lo conseguiréis?" Aquel hombre no había sido jamás muy hablador y no había sido particularmente diligente pero era alguien que iba hasta el final en todo lo que hacía. Dijo también: "Hasta ahora no he sido de una gran utilidad a mi amo, porque no he sido muy cuidadoso, pero he vivido con la idea de que un día mi vida podría ser útil. Me parece que este momento ha llegado." Entonces se lanzó a las llamas. Cuando el incendio fue apagado, el amo ordenó: "¡Que se encuentre su cadáver! ¡Qué gran pérdida!" Después de haber buscado por todas partes, se descubrió su cuerpo en el jardín próximo a los apartamentos; cuando se le dio la vuelta, salió sangre de su vientre. El Samurai se había abierto el vientre y en él había colocado el documento para que permaneciera intacto. A partir de ese día, se sobrenombró este documento "la genealogía de la sangre".

En el Koyogunkan, alguien dijo: "Cuando estoy frente al enemigo, siempre tengo la impresión de que penetro en las tinieblas y a causa de esto he sido herido gravemente... sin embargo, vos que habéis combatido con tantos hombres valientes jamás habéis sido herido. ¿Cómo es posible esto?" El otro contestó: "Cuando me enfrento con el enemigo, es desde luego como si penetrara en las tinieblas. Pero enseguida tranquilizo mi mente, todo se vuelve como una noche iluminada por la pálida Luna. Si ataco en este momento, sé que no seré alcanzado." Esta es la situación en el momento de la verdad.

Tácticas Militares

En las Notas sobre las Reglas Marciales, está escrito lo siguiente: "Ganar primero, combatir después, lo que dicho en dos palabras es ganar antes. La riqueza del tiempo de paz es permitir la preparación marcial para el tiempo de guerra. Con quinientos aliados, se puede derrotar a una fuerza enemiga de diez mil hombres."

Cuando uno intenta tomar el castillo de un enemigo y es necesario retirarse, hay que replegarse, no siguiendo la carretera principal sino las carreteras secundarias. Se debe tender a sus muertos y heridos con el rostro girado hacia el enemigo. Es evidente que el guerrero tiene que estar en vanguardia durante el ataque y en la retaguardia cuando la retirada. Cuando se ataca, no se ha de despreciar esperar el buen momento. Esperando el buen momento no se debe olvidar el ataque.

Entre los principios secretos de Yaygu Tajima No Kami Munemori, hay un proverbio: "No existe táctica militar para un hombre de gran fuerza moral." Instruido por esto, cierto vasallo del Shogun fue a ver al Maestro Yagyu y le pidió que lo aceptara como a su discípulo. El Maestro Yagyu dijo: "Me parece que ya sois alumno de una escuela de Artes Marciales. Decidme el nombre de vuestra escuela antes de iniciar nuestras relaciones de maestro-discípulo." El hombre contestó: "Yo no he practicado jamás un arte marcial." El Maestro dijo: "¿No habéis jamás aprendido la disciplina de la escuela Tajima Nokami? Tengo la impresión de que sois uno de los maestros del Shogun. El hombre juró que no. El Maestro le preguntó entonces: "¿Tenéis algún tipo de convicción profunda?" El hombre contestó: "De niño tomé conciencia de que el Bushi es un hombre que no debe arrepentirse de su vida. He enterrado este pensamiento en mi corazón durante muchos años y ello se ha vuelto una convicción. Por ello, jamás pienso en la muerte. No tengo ninguna otra concepción fuera de ésta." El Maestro Yagyu quedó muy impresionado y dijo: "Mi intuición no me ha engañado. El principio más profundo de la táctica marcial es el que vos poseéis. Hasta ahora, de cientos de discípulos que he tenido, ninguno ha alcanzado este principio. No es necesario prepararos con el "sable de madera" (boken). Voy a iniciaros inmediatamente."

Enseguida le dio un pergamino. Esta historia ha sido relatada por Muragawa Soden.

Si alcanzáis demasiado rápido la gloria, la gente se volverá vuestro enemigo y no seréis de ninguna utilidad. Si os eleváis progresivamente en el mundo, las personas serán aliados vuestros y seréis felices. A la larga, que hayáis sido rápido o lento, en cuanto hayáis adquirido la comprensión de los otros, nada os amenaza. Se dice que la suerte que os es dada por otros es la más segura.

Los Cuatro Votos

Algunos son capaces de actuar con sabiduría cuando la ocasión lo requiere.

Otros se ven obligados a permanecer despiertos largas horas, presos de angustia, antes de descubrir la solución correcta al problema planteado. Pero aunque estas deferencias innatas sean en cierta medida inevitables, cada uno puede alcanzar dones de sabiduría insospechada adoptando "los cuatro votos".

Parece que cualesquiera que sean los dones personales, cualquiera que sea la dificultad del problema, a una reflexión suficientemente larga y profunda. En tanto uno funda su razonamiento sobre el "Yo", puede ser muy prudente y astuto pero no sabio.

Los seres humanos son insensatos y les es difícil abandonar su "Yo". A pesar de todo, un individuo enfrentado a una situación complicada tiene grandes posibilidades de encontrar una solución, si llega a abstraerse momentáneamente del problema, concentrándose sobre los "cuatro votos" y abandonando su "Yo".

Decisiones

Poseemos muy poca sabiduría; sin embargo, tenemos una gran tendencia a referirnos a ella para resolver nuestras dificultades. Debido a que nos preocupamos esencialmente de nosotros mismos, nos desviamos de la Vía del Cielo y nuestras acciones se vuelven malas. A los ojos de los demás, somos despreciables, débiles, limitados y totalmente ineficaces. Cuando nos sentimos incapaces de una competencia verdadera es preferible apelar a alguien más sabio. No estando personalmente implicado, tal vez pueda revelarse como un juez preclaro -ya que no tiene un interés propio-. Estará en medida de aconsejar la elección más juiciosa.

Si observamos a un hombre que toma sus resoluciones de esta manera digna de notarse, sabemos que está resuelto, autónomo, digno de fe y enraizado en la realidad. Su sabiduría, alimentada por los consejos de los demás, puede compararse a las raíces de gran árbol de follaje espeso y denso.

Existen límites a la sabiduría del ser humano, arbusto débil, sacudido por el viento.

La Critica a Los Demás

Reprender y corregir a alguien por sus errores es importante. Este acto esencialmente caritativo es la primera obligación del Samurai. Pero hay que esforzarse en hacerlo de la manera conveniente. En efecto, es fácil encontrar cualidades y defectos en la conducta del prójimo. También es igualmente fácil criticarlo. La mayoría de las personas se imagina que es por gentileza que dicen a los otros lo que no desean oír y si alguna vez sus críticas son mal acogidas, piensan que los otros son incurables. Tal manera de pensar no es razonable. La misma da tan malos resultados como colocar a alguien en una situación embarazosa o bien si alguien nos insultara. Esto no es muchas veces más que una mala manera de sacar lo que nos pesa en el corazón.

La crítica sólo debe intervenir después de haber discernido si la persona la aceptará o no, después que uno se ha hecho amigo de ella, de haber compartido sus intereses y de haberse comportado de manera tal que nos concede su entera confianza para que tenga fe en nuestras palabras. Luego interviene el tacto. Hay que sentir el buen momento y la buena manera de ejercer su crítica - por carta o al regresar de una reunión particularmente agradable-. Hay que empezar comentando sus propios fallos y luego llevar a su interlocutor a comprender, sin pronunciar más palabras de las necesarias.

Hay que alabar sus méritos; esforzarse en darle ánimos, en preparar su humor; volverlo tan receptivo a las observaciones del mismo modo que el hombre sediento lo es al agua. Es entonces cuando hay que corregir sus errores. La crítica constructiva es delicada.

Sé por experiencia que las costumbres malas y antiguas, no ceden sin fuerza. Me parece que la actitud más verdaderamente caritativa consiste, para todos los Samurais al servicio de un mismo Daimyo, en ser benevolentes y amistosos los unos con lo otros, corregir mutuamente sus errores para servir luego al Daimyo. Poniendo a alguien voluntariamente en una situación embarazosa no se hace nada constructivo. ¿Cómo podría ser de otro modo?

Previsión

El lenguaje militar emplea los términos de "Samurai ilustrado" y de "Samurai ignorante". Un Samurai que ha esperado tenerse que enfrentar con situaciones difíciles para aprender a salir de ellas no es ilustrado. Un Samurai que se preocupa por adelantado de todas las situaciones y soluciones posibles, es sabio. Será por lo tanto capaz de hacerle frente con brillantez cuando la ocasión se presente. No importa lo que ocurra, un Samurai ilustrado es aquel que se preocupa de los detalles de la acción, antes de la hora. Un Samurai imprevisor, en cambio, da la penosa impresión de arrastrase en una gran confusión y su éxito sólo proviene de una suerte anormal. Sólo un Samurai negligente no considera todas las eventualidades antes del momento de la acción.

No comparto la opinión de los que preconizan una autoridad estricta y constante.

Como dice el proverbio: "El pez no vive en el agua clara". Son las algas las que le permiten desarrollarse plenamente hasta su madurez. Es cuando uno pasa de los detalles y no cuida de las quejas menores cuando es capaz de procurar la serenidad a los que nos sirven. La comprensión de este principio es esencial para el que quiera comprender el carácter y el comportamiento de los demás.

Cuando el Señor Mitsushige sólo era un niño, se le pidió leer un pasaje de un libro del Monje Kaion; llamó a los otros niños y a los acólitos para decirles: "Os ruego que os acerquéis y escuchéis. Es muy difícil leer cuando no hay casi nadie que escuche".

El monje quedó impresionado y dijo a los fieles: "Es con este espíritu que hay que hacer todas las cosas".

Como Ha de Ser el Samurai

Tengo la impresión de que los jóvenes Samurais de hoy en día se han fijado objetivos lamentablemente bajos. Tienen la mirada furtiva de los ladrones. La mayoría sólo busca su interés personal o hacer gala de su inteligencia. Incluso los que parecen tener el alma serena sólo muestran una fachada. Esta actitud no es conveniente. Un Samurai sólo lo es verdaderamente en la medida que no tiene otro deseo que morir rápidamente -y de volverse puro espíritu- ofreciendo su vida a su amo, en la medida donde su preocupación constante es el bienestar de su Daimyo, al que rinde cuentas continuamente, sin cesar, de la manera mediante la cual resuelve los problemas para consolidar las estructuras del dominio. De este modo, Daimyo y servidores deben estar determinados de la misma manera. Es indispensable que nadie, ni siquiera los dioses y los Budas, puedan haceros desviar de la meta fijada.

La Pérdida de la Virilidad

He aquí lo que decía uno de mis amigos. Parece que un tal Doctor Kyon afirma lo siguiente: "En medicina se distingue a los hombres de las mujeres en virtud de los principios del Yin y del Yang; por consiguiente, los tratamientos médicos son fundamentalmente diferentes. Además, su pulso es también diferente. Sin embargo, en el curso de estos últimos cincuenta años, el pulso de los hombres se ha vuelto idéntico al de las mujeres. Desde que me he fijado en este fenómeno, he considerado bueno tratar las enfermedades oculares de los hombres por los medios apropiados al pulso de las mujeres. Cuando intento aplicar a mis pacientes varones los cuidados previstos para ellos, no obtengo ningún resultado". En efecto, el mundo está abordando un período de degeneración; los hombres pierden su virilidad y se parecen cada vez más a las mujeres.

Es una convicción inquebrantable que he adquirido en el curso de mi experiencia personal y que he decidido no propalar. Desde entonces, no olvidando nunca esta reflexión, cuando miro a los hombres de hoy en día, me digo: "Mira, mira, he aquí un pulso femenino". Ya no encuentro prácticamente nunca lo que se llama un hombre verdadero. Debido a esto es por lo que es posible hoy en día ser considerado excelente y acceder a una posición importante con un esfuerzo mínimo. Los hombres se vuelven cobardes y débiles, la prueba de ello está en que, hoy en día, raros son los que tienen la experiencia de haber cortado la cabeza de un criminal con las manos atadas a la espalda.

Cuando se les pide ser el asistente del que va a suicidarse ritualmente, la mayoría considera que es más hábil evadirse e invoca a excusas más o menos válidas.

Hace sólo cuarenta o cincuenta años, se consideraba una herida combate como una marca de virilidad. Un muslo sin cicatrices era un signo tan destacado de falta de experiencia que nadie se hubiera atrevido a mostrarlo tal cual, prefiriendo infligirse una herida voluntaria. Se esperaba de los hombres que tuvieran la sangre ardiente y fueran impetuosos. Hoy en día la impetuosidad es considerada como una ineptitud. Los hombres de hoy en día utilizan la impetuosidad de su lengua para rehuir sus responsabilidades y no hacer nunca ningún esfuerzo. Desearía que los jóvenes reflexionaran seriamente sobre esta situación actual.

Mushin

El Monje Tannen tenía costumbre de decir: "La gente ha terminado por no entender nada porque los sacerdotes ya no enseñan más que la doctrina de Mushin. Lo que se llama Mushin es un espíritu sin mancha y sin complicación. Esto es interesante".

La Vía del Samurai

El Señor Sanenori decía: "En el seno de un espíritu en donde la perversidad no encuentra su lugar, está la vía". Si esto es verdad, la Vía es una. Pero nadie puede comprender esta evidencia en el primer intento.

La pureza no se consigue sin esfuerzo.

El carácter chino gen puede leerse en japonés maboroshi y significa "ilusión".

En japonés, los magos indios se llaman Gen shu sushi o "ilusionistas".

Los seres humanos son marionetas aquí abajo. Es por ello que se utiliza el carácter gen para sugerir la ilusión del libre arbitrio.

Abominar del mal y conducir su vida con rectitud se vuelve extremadamente difícil. Ello es bastante sorprendente pero muchos errores tienen por origen la creencia de que es esencial ser estrictamente lógico y colocar la rectitud por encima de cualquier otra cosa. Existe una vía más elevada que la rectitud, pero su descubrimiento no es una cosa fácil e impone una profunda sabiduría. Comparados con esta vía, los principios lógicos son insignificante, en efecto. Aunque para el que no tenga la experiencia de ella o no la conozca, existe una manera de descubrir la verdad, incluso si uno no ha sabido discernirla solo. Esta vía consiste en hablar con otros. Ocurre a menudo que una persona, aunque imperfecta, puede dar consejos juiciosos a otra, porque ella puede dominar la situación exterior, del mismo que el que, en el juego de Go, tiene "la ventaja de ser espectador". Se dice que es igualmente posible discernir sus faltas por la "mirada en uno mismo" y por la meditación, pero también en este caso el resultado es igualmente mejor cuando uno habla con otros. La razón de esto es que se puede superar su propia facultad de discernimiento si uno aprende a escuchar con provecho a los demás y leer libros.

Uno siempre se enriquece de la sabiduría de los Antiguos.

Entrenamiento

Me dijeron que un maestro de sable ya anciano había dicho esto: "El Samurai debe entrenarse toda su vida", y para ello hay una razón. Al principio, incluso en caso de práctica regular, uno no tiene la sensación de progresar. Uno se sabe poco hábil y ve a los demás a su propia imagen. En este estadio es inútil precisar que no se es de ninguna utilidad al servicio del Daimyo. Cuando se alcanza un estadio mediano, uno no es todavía de gran utilidad pero toma conciencia de sus deficiencias y empieza a notar las imperfecciones de los otros.

Cuando un Samurai alcanza un nivel superior, es capaz de tomar, por propia iniciativa, decisiones en cualquier situación, de tal manera que ya no necesita los consejos de los otros. Un Samurai es, podemos decirlo, útil al Daimyo. Luego, por encima de este nivel, están aquellos cuyo rostro jamás revela lo que piensan, los que no hacen jamás gala de su habilidad, que fingen ignorancia e incompetencia. Y lo que es más: respetan la habilidad de los otros. Para muchos, ésta es la ambición más alta. Pero a un nivel todavía más elevado existe un dominio que supera la habilidad del común de los mortales. El que se compromete a fondo en la Vía de este campo, toma conciencia de que su entrenamiento será ilimitado y que no podrá estar jamás satisfecho de su trabajo. Por esto un Samurai debe conocer sus debilidades y pasar su vida corrigiéndolas sin jamás tener el sentimiento de haber hecho ya lo suficiente. No debe, naturalmente, tener demasiada confianza pero tampoco sentirse inferior.

Yagyu, el maestro de la Vía del Sable, que enseñaba al Shogun Tokugawa, decía: "Yo no sé cómo superar a los otros. Todo lo que sé es cómo superarme a mí mismo". El se decía: "Hoy, yo soy mejor que ayer, mañana todavía seré superior". Un verdadero Samurai consagra todo su tiempo al perfeccionamiento de sí mismo. Es por ello que el entrenamiento es un proceso sin fin.

Entre las proclamaciones públicas que ha hecho el Señor Naoshige, se encuentra la siguiente: "Las decisiones importantes deben ser tomadas con calma". Ittei Ishida (sabio confucionista de Han Sagan y maestro Jocho Yamamoto) explica: "Los asuntos menores deben ser estudiados con seriedad. Hay pocos problemas realmente importantes, solamente se presentan más de dos o tres en toda una existencia. Una reflexión cotidiana os convencerá. Es por ello que es indispensable prever lo que conviene hacer en caso de crisis. Cuando ésta se manifieste, habrá que acordarse de la solución, para resolverla en consecuencia. Sin una preparación cotidiana, cuando sobrevenga una crisis delicada, se será incapaz de tomar una decisión rápida, lo que conlleva el riesgo de consecuencias desastrosas". ¿No es entonces posible decir que para poder tomar con calma decisiones importantes, hay que prepararse cada día con resolución?

En el curso de una reunión cuya meta era examinar la oportunidad de conceder una promoción a cierta persona, se tuvo noticia de que la misma, anteriormente, era muy aficionada a la bebida. Por lo tanto, los participantes estaban muy propensos a negarle su adelanto. Sin embargo, uno de ello intervino: "No animar a un hombre porque ha cometido un solo error, es impedir que mejore. Si un hombre, que ha flaqueado una vez, muestra, por una conducta irreprochable y conforme a las reglas, que lamenta sinceramente su error, es eminentemente útil a su Señor. Siendo así, animadlo".

Entonces, uno de los presentes dijo: ¿Asumís la responsabilidad de tal decisión?"

Después de que él hubo dado tal seguridad, la asistencia le rogó que diera sus razones.

Dio esta respuesta: "Lo avalo porque sé que se ha equivocado una vez. No se puede conceder confianza al que no ha cometido jamás errores". Fue de este modo que el interesado consiguió su promoción.

Un día, un hombre cayó en desgracia porque había descuidado reparar el insulto que le había sido hecho. La única manera de vengarse era lanzarse sobre el campamento enemigo y combatir hasta la muerte. Un Samurai que se lanza desesperadamente al combate no puede caer en desgracia. Es porque uno espera la victoria que la misma se nos escapa. El tiempo corre cuando uno espera que el enemigo no sea tan numeroso para no estar uno en desventaja. A fuerza de esperar, incluso puede ser que uno olvide la injuria y que abandone la venganza. Pero cuando los enemigos son numerosos, si uno se agarra al terreno con la determinación de diezmarlos a todos, la pelea se resolverá deprisa. El curso de la acción transcurrirá probablemente de buena manera. Incluso cuando los cuarenta y siete Ronins del clan Asano, que acabaron por atacar a Kira una noche para vengar la muerte de su Amo, ya habían fallado en su salida. Deberían haberse suicidado ritual e inmediatamente Sengakuji. Se tomaron tiempo para vengar la muerte de su Señor. Kira habría podido caer mortalmente enfermo antes de que hubieran ejecutado su plan. En este caso, habrían perdido irremediablemente la ocasión.

Por regla general, yo no critico el comportamiento de los otros, pero puesto que nosotros estudiamos la vía del Samurai, debo añadir esto: si no se consideran con cuidado y por adelanto todas las eventualidades, cuando ocurre el suceso no se está en medida de contestar adecuadamente y uno es deshonrado.

Escuchar estos consejos e intentar comprender la esencia de las cosas, constituye una preparación para tomar decisiones antes de que sobrevenga la crisis.

La vía del Samurai exige, entre otras cosas, que se esté siempre dispuesto a someter a prueba la firmeza de su resolución. Noche y día, el Samurai debe seccionar sus pensamientos prepara una línea de acción. Según las circunstancias, puede ganar o perder. Pero evitar el deshonor es un hecho distinto de l victoria o de la derrota; para evitar el deshonor tal vez le será necesario morir. Pero si, desde el principio, las cosas no se desarrollan como había previsto, debería intentarlo de nuevo. Para ello, ninguna sabiduría ni habilidad particular son precisas. El Samurai valiente no piensa en términos de victoria o derrota; combate fanáticamente hasta la muerte. Sólo de este modo realiza su destino.

No es bueno tener fuertes convicciones personales. Si, al perseverara y concentrarse, un Samurai adquiere opiniones muy marcadas, podrá estar tentado a pensar con precipitación que ya ha alcanzado un buen nivel de realización. Esto debe ser desaconsejado formalmente. Un Samurai debe, por asiduidad, llegar primeramente a la maestría absoluta de los principios básicos y luego continuar su entrenamiento de tal manera que sus técnicas lleguen a la madurez. Un Samurai no debe jamás relajar su esfuerzo sino que debe perseverar toda su vida en el entrenamiento. Pensar que uno puede relajar la disciplina del entrenamiento porque simplemente ha hecho algún descubrimiento personal, es el colmo de la locura. Un Samurai debe estar constantemente animado por el pensamiento siguiente: "En tal o cual punto todavía disto mucho de la perfección" y consagrar toda su vida más y más al perfeccionamiento, buscando asiduamente la vía verdadera. Es por una práctica así que se puede encontrar la Vía.

No hace aún cincuenta o sesenta años que los Samurais hacían sus abluciones cada mañana, se afeitaban la cabeza y perfumaban el moño. Luego se cortaban las uñas de las manos y de los pies, las limaban con piedra pómez y luego las pulían con hierba Kogane. No mostraban jamás señal alguna de pereza en este asunto y se cuidaban con atención. Después el Samurai verificaba su sable largo y su sable corto para comprobar que el óxido no los deterioraba; les quitaba el polvo y los limpiaba para cuidar su brillo.

Tomar tal cuidado de su apariencia puede parecer una manifestación de fatuidad pero esta costumbre no provenía de una inclinación para la elegancia o lo romancesco. Uno puede ser llamado en cualquier momento a librar una dura batalla; si se muere habiendo descuidado su pulcritud, se da muestra de una relajación general de las buenas costumbres y uno se expone al desprecio y al descuido del adversario. Esta es la razón por la cual los viejos y jóvenes Samurais han aportado siempre un gran cuidado en su presentación. Un escrúpulo tal puede parecer una pérdida de tiempo y una ocupación muy fútil, pero forma parte de la vida del Samurai. En realidad, ello precisa menos esfuerzo y tiempo de lo que parece. Si quiere estar dispuesto a morir, un Samurai debe considerarse ya muerto; si es diligente en su servicio y se perfecciona en las artes militares, no se cubrirá jamás de vergüenza. Pero si se dedica a hacer egoístamente lo que le plazca, en caso de crisis de deshonrará. Incluso, no será jamás consciente de su deshonra. Si nada le importa, excepto el hecho de no estar en peligro y de sentirse feliz, se descuidará de una manera completamente lamentable.

Es seguro que un Samurai que no está preparado para morir, morirá de una muerte poco honorable. En cambio, si consagra su vida a preparar su muerte, ¿cómo podría tener un comportamiento despreciable? Uno debería reflexionar seriamente al respecto y armonizar su conducta en consecuencia.

Los tiempos han cambiado mucho en el transcurso de estos últimos treinta años.

En nuestros días, cuando los jóvenes Samurais se reúnen, hablan de dinero, de provecho, de pérdidas, de la manera de administrar su casa, de los criterios para juzgar el valor de la vestimenta, e intercambian opiniones profanas. Si otro tema es evocado, el ambiente se estropea y cada uno se siente vagamente a disgusto. ¡Qué estado tan lamentable éste al que hemos llegado! Antaño, hasta la edad de veinte o treinta años, un hombre joven no tenía ningún pensamiento para las cosas materiales o indelicadas, por lo tanto no hablaba de ellas jamás. Si, por accidente, en su presencia, los hombres de edad madura dejaban escapar de sus labios alguna reflexión fuera de lugar, se sentía tan afectado como si hubiera recibido una herida física. La tendencia nueva ha penetrado aparentemente mediante lo que los tiempos modernos aprecian al máximo: el lujo y la ostentación. Sólo el dinero tiene importancia. Es manifiesto que si los hombres jóvenes no tuvieran estos gustos de lujo, incompatibles con su situación, esta actitud errónea desaparecería. Por otra parte, alabar como ricos en recursos a jóvenes ahorrativos y parcos, es completamente despreciable. La frugalidad equivale a la ausencia del sentido del giri u obligaciones sociales y personales. ¿Necesito añadir que un Samurai que se olvida de sus obligaciones hacia los demás es despreciable, cobarde e indigno?

Caligrafía

Cuando me dirigí a Yasaburo para tomar ejemplo de su arte caligráfico, me dijo: "Se debería escribir en caracteres suficientemente grandes como para que uno solo cubriera toda la hoja, con suficiente vigor como para rasgarla. La habilidad en la caligrafía depende del espíritu y de la energía con la que se ejecuta. El Samurai debe obrar sin dudar, sin confesar el más mínimo cansancio ni el más mínimo desánimo hasta concluir su tarea. Eso es todo". Y continuó escribiendo.

Según el sabio confucionista Ittei Ishida, todo calígrafo, incluso mediocre, puede aprender a escribir de una manera correcta si sigue cuidadosamente las líneas de un cuaderno. Se puede decir la misma cosa al servicio de un Samurai. Si toma por modelo un buen Samurai, el éxito es posible. Desgraciadamente, en el momento presente no hay ningún Samurai que merezca realmente ser imitado, así que uno debe crearse idealmente un modelo que imitar. El modo de crear tal modelo es imaginar cuál de los que están en torno a nosotros sabe cómo conformarse al protocolo, a la rectitud y a las conveniencias; cuál demuestra la mayor valentía; cuál es el más elocuente; cuál es aquél cuyo comportamiento es el más irreprochable; cuál es el más íntegro; cuál tiene el mayor espíritu de decisión en caso de crisis. A partir de todos estos elementos, es necesario imaginar un ser reuniendo todas estas cualidades. La síntesis constituirá un excelente modelo, digno de ser imitado. Es cierto que en todo arte es muy difícil aprender los puntos fuertes del maestro, pero en cambio, sus puntos débiles son imitados fácilmente. Estos no son, desde luego, de ninguna utilidad para sus discípulos.

Por ejemplo, algunos conocen perfectamente la etiqueta pero no son íntegros. Cuando uno intenta tomar por modelo este tipo de persona, siempre tiene tendencia a descuidar la etiqueta y a no imitar más que la ausencia de integridad. Cuando uno aprende a apreciar los puntos fuertes de lso demás, cada persona puede volverse un maestro o en público. Si es negligente cuando está en período de descanso, el público sólo lo percibirá bajo este aspecto.

Imponer

Retirarse silenciosamente cuando el amo habla de uno, en buenos o malos términos, indica perplejidad. Se debe poder dar una respuesta apropiada y estar decidido previamente. Cuando se os encargue una cierta función, la alegría o el orgullo que vosotros sentiréis se reflejará en vuestro rostro y eso es algo inconveniente. Algunos, conscientes de sus fallos, piensan: "Soy torpe pero debo cumplir cueste lo que cueste mi misión. ¿Cómo la voy a llevar a cabo? Esto puede ocasionarme muchos motivos de ansiedad". Aunque estas palabras no se pronuncien jamás, se reflejarán claramente en vuestro rostro. Esto es una prueba de modestia. Es por inconstancia y ligereza que nos apartamos de la Vía y que nos comportamos como novicios. Entonces somos fuente de molestias. El año pasado, en el curso de una reunión, un hombre expuso su punto de vista y afirmó que estaba dispuesto a matar al animador de la reunión si su opinión no era adoptada. Su moción fue aceptada. Cuando todos los procedimientos fueron terminados, dijo: "Han dado su consentimiento demasiado rápidamente. Pienso que son débiles y no son dignos de ser los consejeros de su amo".

Cuando una reunión oficial es extremadamente seria y alguien introduce, con ligereza, temas diferentes los participantes expresan su despecho y se enfadan. Esto no está bien. En tales momentos la etiqueta de Samurai consiste en permanecer calmado y tratar a la persona con benevolencia. Maltratar a alguien es una conducta digna de un lacayo.

Hay momento en donde uno tiene realmente necesidad de los demás. Si esto se repite a menudo, éstos acaban por encontrarlo inoportuno y desplazado. Para ciertas cosas, más vale no tener que tener que contar con los demás.

El Dragón

Había un hombre en China al que gustaban mucho las imágenes representando a dragones. Todos sus muebles y vestidos estaban decorados con este emblema. El dios de los dragones se dio cuente de este amor profundo, así que un día, un verdadero dragón se presentó en su ventana. Se dice que el hombre se murió del susto... Era seguramente un charlatán que se hubiera revelado como tal en el momento de la acción.

Concentración

En cierta ocasión vivía un maestro del arte de la lanza. En el momento de su muerte llamó a su mejor discípulo y le declaró: "Te he transmitido todas las técnicas secretas de nuestra escuela. Si piensas aceptar ahora a un discípulo, debes practicar enseguida con diligencia, y cada día, con el sable de madera. La superioridad no es una cuestión de técnicas secretas". Del mismo modo, en la enseñanza de un maestro de Renga, se dice que la víspera del concurso de poesía debe calmar su espíritu y consultar una antología de poesías. Es necesario saberse concentrar sobre una sola cosa. Todos los oficios deben ser ejercidos con concentración.

Animar a un Amigo

Cuando se visita a un Samurai golpeado por la desgracia, lo que se le dice para animarlo es siempre de una extremada importancia. Él es, en efecto, capaz de discernir a través de nuestras palabras los móviles verdaderos que animan a su interlocutor. Para animar a un amigo en dificultades el secreto a revelarse es el siguiente: un verdadero Samurai no debe pavonearse ni perder confianza. Debe ir siempre hacia delante, sino no avanzará y será totalmente inútil

Las Palabras

Se dice que no hay que dudar jamás en corregirse cuando uno a cometido un error. La falta desaparece rápidamente si uno se corrige sin demora. Cuando se intenta remediar un error, ello se vuelve desplazado y doloroso. Cuando se dice algo que no se debería haber dicho, si uno se autocritica rápida y claramente, aquello se olvida pronto y ya no hay necesidad de preocuparse. Pero si alguien os censura, hay que saber contestar:

"Os he dado las razones de mis propósitos inconsiderados, yo no veo nada más que hacer si no las aceptáis. Puesto que he dicho esto sin querer, deberá pasar como si nadie lo hubiera oído. Nadie puede sustraerse a una reprimenda.".

Morooka Hikoemon fue requerido un día para confirmar la verdad de sus palabras respecto a un asunto. Pero él contestó: "La palabra de un Samurai es más firme que el metal. Dado que estoy impregnado de este principio, ¿qué más pueden aportar los dioses y los Budas?" El juramento fue anulado. Esta historia ocurrió cuando él tenía veintiséis años

La Actitud Durante la Tormenta

Existe lo que se llama la actitud durante la tormenta. Cuando uno es sorprendido por una repentina tormenta, se puede o bien correr lo más aprisa posible o bien colocarse rápidamente bajo los aleros de las casas que bordean el camino. De todos modos nos mojaremos. Si uno ya estuviera preparado mentalmente a la idea de estar mojado, se estaría a fin de cuentas muy poco contrariado con la llegada de la lluvia. Se puede aplicar este principio con provecho en todas las situaciones.

Ganar Desde el Principio

Cuando ya era anciano, Tetsuzan hizo un día la reflexión siguiente: "Tenía tendencia a pensar que el combate a manos desnudas difería del Sumo, debido a que no tenía importancia ser tirado al suelo al principio, ya que lo esencial era ganar al final del combate. Recientemente he cambiado de punto de vista. Se me ha ocurrido que si un juez tomaba la decisión de parar el combate en el momento en que uno se encuentra en el suelo, os declararía vencido. Hay que ganar desde el principio para salir victorioso siempre."

La Amistad Se Mide en la Adversidad

Se ha dicho: "Si queréis sondear el corazón de un amigo, caed enfermo." Una persona a la que consideráis amiga cuando todo te va bien, y que os da la espalda como un extraño en caso de enfermedad o de infortunio, no es más que un cobarde. Es mucho más correcto cundo un amigo debe enfrentarse con el infortunio, estar cerca de él, visitarlo y socorrerlo. Un Samurai no debe jamás, mientras viva, permitirse distanciarse de aquellos de los que es deudor espiritualmente. He aquí por lo tanto un medio para medir los verdaderos sentimientos de un hombre. La mayor parte del tiempo nosotros nos dirigimos a los demás para pedirles ayuda y luego los olvidamos en cuanto la crisis ha pasado.

Alguien hizo un día el comentario siguiente: "Se piensa generalmente que nada s más difícil que ser ronin; que cuando este destino golpea a un hombre, se pierde confianza en él y se le abandona. En verdad, ser ronin es algo muy diferente de lo que yo me había imaginado y es un estado menos desagradable de lo que parece. Me gustaría, en verdad, volver a ser un ronin cierto." Coincido con esta opinión. La misma actitud puede prevalecer en lo que concierne a la muerte. Si un Samurai se acostumbra, día a día, a la idea de la muerte, será capaz de morir con toda tranquilidad cuando llegue el momento. Como todos los desastres son difícilmente tan terribles como uno se los había imaginado, es totalmente ridículo lamentarse por adelantado y sin cesar. Más vale prepararse desde el principio a la idea de que el destino final del Samurai dedicado al servicio de un Señor es hacerse sepukku o terminar ronin.

Como el tema es apasionante; http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/LiteraturaAsiatica/Hagakure/Hagakure.asp

Un saludo cordial

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#658

Mi favorito japonés.

Kenzaburo Oé

Nació el 31 de enero de 1935 en la ciudad de Ose, en Japón. Allí vivió su niñez, en medio de la II Guerra Mundial.

De 1954 a 1958 estudió en la Universidad de Tokio literatura francesa, graduándose con una tesis sobre Jean Paul Sartre. En 1958 recibió el premio Akutagawa por su narración La presa.

Desde la aparición de sus primeros cuentos en la década del sesenta, este escritor y ensayista ha ocupado un lugar esencial en la literatura japonesa de la posguerra.

En 1963 nació su hijo Hikari (Luz), retrasado mental, quien lo inspiró en varias de sus obras. Este mismo año viajó a Hiroshima para conocer los efectos de la bomba atómica de 1945 y entrevistar a los sobrevivientes heridos por las bombas.

Formado en la tradición francesa, profesor en el Colegio de México durante la década del setenta, conocedor de la literatura hispanoamericana, Oé alcanzó notoriedad en Occidente a partir de los años ochenta con La presa (1958); Una cuestión personal (1964) y El grito silencioso (1967).

Su obra es, al mismo tiempo, un retrato del Japón de la posguerra y de sus infiernos personales, en la cual aparecen personajes cautivos, siempre al borde de lo autobiográfico. Una muestra de su mundo atormentado es Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura (1969).

Seguidor de Dante, Erasmo y Rabelais, entusiasta lector del Quijote, Oé manifestó siempre su adhesión al personaje de Sancho Panza. Defendió la necesidad de refundar el humanismo y se reconoció a sí mismo como un pesimista.

Otras de sus obras son: Las aguas han inundado mi alma (1973), Juegos contemporáneos (1979) y la novela de ciencia ficción La torre del tratamiento (1990).

En 1994 recibió el Premio Nóbel de Literatura, siendo el segundo escritor japonés en recibirlo, tras Yasunari Kawabata.

http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/LiteraturaAsiatica/kenzaburoOe/index.asp

Un saludo cordial

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#659

Re: Mi favorito hindú.

"Si cierras la puerta a todos los errores, dejarás fuera la verdad".

Rabindranath Tagore (1861-1941): Pintor, Humanista, Patriota y Educador.

Rabindranath Tagore fue poeta y filósofo indio que se esmeró por lograr una mejor interpretación entre las civilizaciones occidental e hindú, pues entendía que el este y el oeste no son enemigos y que pueden entenderse.

Se llamaba en bengalí Ravindranatha Thakura.

Nació en Calcuta en 1861. Se dedicó a escribir desde niño y a los 17 años publicó su primer libro. En 1878, estudió Derecho en Inglaterra y luego regresó a su país.

Escribió poesías, novelas, cuentos, y obras de teatro, y también compuso muchas canciones populares. Escribió en lengua bengalí literatura impregnada de religiosidad, amor por la naturaleza y la tierra.

Recibió el Premio Nóbel de Literatura en 1913.

En 1915 fue nombrado caballero por el rey Jorge V, título al que renunció después de la matanza de Amritsar en 1919, cuando tropas británicas mataron a 400 manifestantes indios.

Muchas de sus obras fueron traducidas al español por Zenobia Camprubí, secundada por su marido, el famoso escritor Juan Ramón Jiménez.

En 1929 se inclinó también por la pintura.

Fundó en su propiedad bengalí en 1901 la escuela Santiniketan, para la enseñanza de filosofías orientales y occidentales. En 1921 se convirtió en la Universidad Internacional Visva-Bharati.

Recorrió el mundo brindando conferencias.

"Agradezco no ser una de las ruedas del poder, sino una de las criaturas que son aplastadas por ellas".

Un saludo cordial

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#660

Re: Mi favorito hindú.

SERVIR

"Dormía, y soñaba
que la vida era alegría.

Desperté, y vi
que la vida era servicio.

Serví, y vi
que el servicio era alegría."

Un saludo cordial

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#661

Re: Mi favorito hindú.

EL HOGAR

No se ha puesto el sol todavía
y aún no ha empezado la feria
que han montado en la ribera.
Pensé que había perdido
todo mi tiempo y mis monedas;
pero no, hermano mío, algo me resta aún.
La suerte no me lo ha quitado todo.

He acabado mi negocio.
Están hechas las cuentas
y regreso a mi hogar.
¿Qué he de pagarte, guardián?
Tranquilízate, algo me resta aún.
La suerte no me lo ha quitado todo.

Se ha detenido el viento
y las nubes oscuras y bajas del crepúsculo
no anuncian nada bueno.
El agua espera callada el vendaval.
Voy a pasar al otro lado del río
pues tengo miedo de que caiga la noche.
¿Me pides el dinero de¡ viaje, barquero?
Sí, hermano mío, algo me resta aún.
La suerte no me lo ha quitado todo.

Un mendigo se ha sentado
a la vera del camino debajo de un árbol.
Me mira esperando con timidez.
Es muy posible que crea que llevo mucho dinero.
Sí, hermano mío, algo me resta aún.
La suerte no me lo ha quitado todo.

Ya ha caído la noche
y se ha desvanecido el camino desierto.
Brillan las luciérnagas en medio de las frondas.
¿Quién me andará siguiendo en silencio,
ocultándose si me vuelvo a mirar?
¿Quieres robarme, verdad?
Pues no te marcharás con las manos vacías,
pues algo me resta aún.
La suerte no me lo ha quitado todo.

Luego, cuando a medianoche llego a mi casa
con la bolsa sin nada,
tú me estas aguardando a la puerta,
con un mirar ansioso,
insomne y silenciosa; y te echas en mi regazo
como un tímido pájaro, llena de amor.
Sí, sí, ¡Dios mío! ¡Cuánto me resta aún!
¡La suerte no me lo ha quitado todo!

Un saludo cordial

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#662

Re: Mi favorito hindú.

ORACIÓN

Señor:
que yo nunca rece para ser preservado de los peligros,
sino para alzarme ante ellos y
mirarlos cara a cara.

Que no pida la extinción de mi dolor,
sino el coraje que me falta
para sobreponerme a él.

Que no confíe en aliados en la guerra de la vida
sobre el campo de batalla del alma:
que sólo espere de mí.

Que no implore, espantado mi salvación,
que tenga la fe necesaria para conquistarla.

Dame no ser ingrato:
pues a tu misericordia debo mis triunfos.

Y si sucumbo, acude a mí con tu brazo fuerte.
¡Y dame la paz, y dame la guerra!

http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/LiteraturaAsiatica/Tagore/poesias.asp

Un saludo cordial

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#663

Re: Mi favorito hindú.

Y mi reco para este finde, me quedo con este autor Rabindranath Tagore y su libro, La Luna Nueva.

1
La Luna Nueva
Rabindranath Tagore
El principio
¿De dónde vine yo? ¿Dónde me encontraste?’, pregunta el niño a su madre.
Ella llora y ríe al mismo tiempo, y estrechándolo contra su pecho le responde: ‘Tú estabas
escondido en mi corazón, amor mío, tú eras
su deseo.
Estabas en las muñecas de mi infancia; y cuando, cada mañana, yo modelaba con arcilla la
imagen de mi dios, en verdad te hacía y deshacía a ti.
Estabas en el altar junto a la divinidad de nuestro hogar; al adorara, a ti te adoraba.
Has vivido en
todas mis esperanzas, en todos mis amores, en toda mi vida y en la vida de
mi madre.
El Espíritu inmortal que preside nuestro hogar te ha albergado en su seno desde el principio
de los tiempos.
En mi adolescencia, cuando mi corazón abría sus pétalos, tú l
o envolvías como un flotante
perfume.
Tu delicada suavidad aterciopelaba mis carnes juveniles, como el reflejo rosado que
precede a la aurora.
Tú, el predilecto del cielo; tú, que tienes por hermana gemela la prima luz del alba has sido
traído por la corri
ente de la vida universal, que al fin te ha depositado sobre mi corazón.
Mientras contemplo tu rostro, me siento sumergida en una ola de misterio: tú, que a todos
perteneces, te has echo mío.
Te estrecho contra mi corazón, temerosa de que escapes. ¿Qué mag
ia ha entregado el tesoro
del mundo a mis frágiles brazos?’

http://www.medellindigital.gov.co/Mediateca/repositorio%20de%20recursos/Tagore,%20Rabindranath/Tagore_Rabindranath-la%20Luna%20Nueva.pdf

Un saludo cordial

¡Sed muy felices!

#664

Fundamento del gusto por la poesía china

Bueno, os deseo siempre que seáis muy felices, contra viento y marea. A aquellos que no supieron o quisieron entender el por qué de mi despedida, les dedico hoy este post.

La búsqueda de la felicidad, a la que todos tenemos derecho, es algo inherente a la esencia misma del ser humano. Este ideal se sitúa por encima del tiempo, la distancia, la historia de las civilizaciones y las diferencias culturales. Como los antiguos alquimistas, todas las personas debiéramos estar en permanente búsqueda de aquella esencia última que nos permita llegar al utópico y casi siempre inalcanzable estado de felicidad, intentando deshacernos, poco a poco, y a medida que pasan los años de nuestra vida, de aquellas cargas que nos lastran inútilmente.

Y en esa búsqueda se encuentra la poesía china, que nos muestra un camino para encontrar la felicidad.

La absoluta con mayúsculas, no la vamos a encontrar en este mundo, pero la aproximación al Absoluto tiene su punto de partida aquí y ahora.

¡Suerte!

Un saludo cordial

¡Sed felices!

http://www.temasdepsicoanalisis.org/los-estados-del-alma-y-la-busqueda-de-la-felicidad-en-la-antigua-poesia-china/