Acceder
 

En estos momentos vemos noticias de problemas reales en la obtención de ciertos productos, empezando por las materias primas, vemos que los precios de productos utilizados en nuevas tecnologías, como en zinc, níquel, estaño, pero al mismo tiempo productos más básicos como como el acero, y consecuentemente el hierro, que han aumentado sobre el 75% en pocos meses.

Una de las empresas del grupo donde trabajo fabrica embalaje industrial, básicamente en madera, prefabricados de madera o combinados de cartón y madera, un ejemplo, hace menos de un año y antes del inicio de la pandemia, un camión completo, dependiendo de las medidas solicitadas tenia un coste inferior a los 8.000 € por carga, entre 7.600 y 7.900 €, insisto, dependiendo de las medidas solicitadas. En estos momentos no se consigue una carga con un coste inferior a 10.500 €, estamos hablando de un 33%

Sin embargo, es que a pesar del precio no hay stock, no hay producto suficiente en los mercados, y te las ves y las deseas para conseguir los productos, de hecho, se están planteando ERTE’S, como el caso de SEAT en Martorell, por falta de semiconductores.

Tras esta introducción, debo indicar de entrada que de macroeconomía debo entender cero, pero creo estar en condiciones de hablar de sus efectos en lo que es más doméstico y de pymes.

También de inicio debo decir que creo firmemente en lo que se denomina “economía de mercado”, en el sentido de que los propios mercados tienden a ajustarse por si solos. Digo “tienden a reajustarse” y no “se reajustan”, porque no es tan sencillo como para definirlo en pocas palabras. Si los mercados fueran absolutamente libres en todos los sectores, una liberalización absoluta, entraríamos en otros problemas probablemente de peor solución, pero hablando solo de los sectores liberalizados, tampoco es totalmente cierto que los mercados se reajusten, repito de nuevo, “tienden a reajustarse” que no es poco, porque algunos sectores son casi monopolios y la competencia no consigue abrirse camino ahí.

Si no hay producto a la venta y hay oferta (compradores) van a crearse empresas de aquel sector, porque habrá quien vea oportunidad de negocio, por el contrario, si hay un exceso de oferta, algunas de las empresas van a cerrar por falta de mercado para su producto, es decir, la ya indicada “tendencia al ajuste”.

Con estos prácticamente 18 meses de pandemia, la producción se ha desajustado, está absolutamente desajustada, cambiaron los ritmos productivos y sus cadenas
, las empresas empezamos a reducir gastos, inversiones, estocaje, etc., en un intento de supervivencia, porque además daba lo mismo las previsiones que pudieras realizar, los acontecimientos te cambiaban tales previsiones. Como anécdota recuerdo que cuando el 14 de marzo de 2020 planteamos un ERTE, había que poner un vencimiento en la solicitud, pusimos el 30 de junio, casi tres meses, hubo quien intentó poner bastante más allá de eso, y en la respuesta le cambiaron el vencimiento a un plazo más corto, luego fue la propia administración quien fue prorrogando los efectos de las autorizaciones de manera automática. 

A ello se le ha sumado algo que no es nuevo, es una solución empresarial que lleva como poco 20 o más años aplicándose, pero que tarde o temprano tenía que explotar por algún lado. Soy un convencido de que las soluciones productivas, organizativas, de coste, etc. “van por modas”, a ver, es una forma muy simple y chabacana de indicarlo, en realidad no son simplemente “modas”, son temas muy estudiados por las grandes consultoras, y se acaban implantando de forma generalizada.

Pongamos el ejemplo del sistema de producción “just in time” que también se denominó “método Toyota”, esto debió de empezar a principios de los años 80 y sus efectos a nivel global no empezaron hasta bien avanzados los 90.

Desde hace unos años la política empresarial está muy orientada a la externalización, de forma que lo que se pueda fabricar, procesar, dar servicio, fuera de la propia empresa, aunque con un control férreo de la misma a los proveedores de los productos o servicios externalizados, se subcontrata. Ciertamente los proveedores tienen que obtener su beneficio y a primera vista aquella externalización va suponer un incremento de coste, aunque al mismo tiempo la eliminación de riesgos diversos, de las inversiones necesarias para aquella fabricación o servicio, los problemas laborales que pudieran surgir, etc., con lo cual el problema de quien externaliza se reduce a una única cuestión, el coste, lo cual conlleva una solución bastante simple ¿externalizamos en estados con costes mas bajos? Y solo se precisa conseguir una buena logística, en teoría fin del problema.

Pero es que además se tiende a externalizarlo todo, como ejemplo, algunas empresas ya han  externalizado incluso los temas administrativos, una reputada multinacional italiana cliente nuestro, con varias plantas en España, lleva toda la gestión administrativa, financiera y de tesorería desde Polonia, si, en la misma Unión Europea, evidentemente no nos indicaron la motivación pero se puede intuir perfectamente, el salario medio en Polonia es inferior a los 14.000 € anuales, mientras que en España supera los 26.000 €.

Lo que ocurre con toda esta externalización, en mi opinión, es que nadie consideró seriamente LOS RIESGOS QUE CONLLEVA LA DEPENDENCIA DE TERCEROS, que al ser subcontratas exteriores, lleva aparejado un riesgo país, no únicamente en el sentido económico de tal riesgo, sino en la legislación de aquellos, las trabas puntuales que pueden producirse en las exportaciones o, las necesidades de los propios estados que consideren en algún momento que antes hay que dar servicio y productos a su propia ciudadanía, porque además estos estados con costes más baratos, no son en su mayoría democracias, en las que las empresas puedan tomar decisiones libremente, ya que deben someterse a los dictados de sus gobiernos sin posibilidad alguna de no hacerlo o minorar los efectos de una determinada ley o norma. 

Creo que se ha conseguido “la tormenta perfecta”, por una parte los desajustes productivos provocados por estos ya 18 meses de pandemia, y las directrices de algunos estados emergentes en cuanto a la limitación de exportación de ciertos productos. 

Sin embargo, estoy convencido que por la repetida “tendencia al reajuste”, tardaremos 6 meses o muy probablemente 1 año a llegar a ello, ahora bien, habrá que plantearse si la excesiva dependencia del exterior, fuera de la U.E., nos lleva a ninguna parte. 


 
2
¿Te ha gustado mi artículo?
Si quieres saber más y estar al día de mis reflexiones, suscríbete a mi blog y sé el primero en recibir las nuevas publicaciones en tu correo electrónico
  1. en respuesta a Echa Zarra
    -
    #4
    18/10/21 22:25
    No lo tengo tan claro, unos dicen que la inflación es temporal por cuellos de botella, otros que es permanente. Si es lo segundo, pq no sube el oro? Suben materias primas por casuisticas particulares como la madera que ya recortó o los chips, ahora el petroleo por falta de inversión (arrastrando gas y carbon) y el uranio por su ciclo particular. Bueno y el cobre es tema aparte por China. Entonces, puede ser que la inflación sea temporal? Sino el oro estaria mas alto. 
  2. #1
    Echa Zarra
    16/10/21 13:24
    Estamos en un superciclo de materias primas