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Catalunya-España 2015 (cosas que pasan)

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Catalunya-España 2015 (cosas que pasan)
Catalunya-España 2015 (cosas que pasan)
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#4065

Re: Sturgeon pone en marcha los preparativos para un nuevo referéndum de independencia

Pobre, a Margallo siempre le descolocan..., a ver cuanto tardan en reinterpretar sus últimas declaraciones....

...Sobre el posible reconocimiento de Catalunya como nación, el ministros se ha preguntado primero “qué significa esto”, y tras recordar que “España es una unidad desde 1496”, la posibilidad de reconocer una “nación cultural o histórica, se podría hablar siempre y cuando no se entendiese como derecho a la autodeterminación”....
http://www.lavanguardia.com/politica/20161013/41967881524/margallo-reconocer-catalunya-nacion-cultura-historica-autodeterminacion.html
#4066

Re: Catalunya-España 2015 (cosas que pasan)

A mi Margallo me cae bien, además es algo modesto: " tras recordar que “España es una unidad desde 1496”... Esperanza Aguirre dijo que España tenía 3.000 años de historia...ya no se que pensar...menudo adoctrinamiento se cascan los que dicen que estamos adoctrinados. XD!

#4067

Re: Catalunya-España 2015 (cosas que pasan)

Es el único del PP capaz de bajar del pedestal y enfrentarse mediante el diálogo al oponente, solo por eso ya merece el respeto de todos, tenga las ideas que tenga. Èl las defiende con la palabra, no con los tribunales.

Por fin alguien del Gobierno se presta a bajar a la arena a pelear, a arremangarse y echarse a la disputa en defensa de sus argumentos, en la primera línea, donde el fuego quema
http://elpais.com/elpais/2015/09/23/videos/1442991800_706280.html

#4068

Re: Catalunya-España 2015 (cosas que pasan)

Es cierto que es el único dispuesto al debate. Pero tiene una cierta bipolaridad, hoy dice blanco y mañana negro.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#4070

Re: Catalunya-España 2015 (cosas que pasan)

A continuación os ofrecemos la intervención íntegra de Puigdemont al Instituto Sciences Po: «Cataluña vive desde hace más de seis años un proceso político para dejar de ser una región de España y acontecer un estado independiente. Un proceso que tiene vínculos con el que anhelan otras naciones como Escocia, Flandes o el Quebec, pero que a la vez tiene características distintas que lo hacen único, y también, permítanme decirlo, ejemplar. Un movimiento pacífico que no va contra nadie, basado en el ejercicio de la democracia, y que tiene como objetivo otorgar en nuestro país más herramientas para progresar, para ofrecer a nuestros ciudadanos un mayor bienestar. Un país que se siendo profundamente europeo y que en el futuro quiere seguir siendo no sólo miembro de la Unión Europea, sino un actor activo en su construcción, así como afrontar activamente los retos globales del presente y del futuro. Muchos de ustedes se deben de estar preguntando: Por qué quieren ser un Estado pequeño cuando forman parte de un Estado más grande? Por qué quieren dejar de formar parte de un Estado importante cómo es el Estado español? Por qué quieren emprender una aventura arriesgada? Lo conseguirán sólos? Es real esta apuesta? Estas son preguntas que nos formulan y que es probable que ustedes también se hayan planteado. De aquí nuestra voluntad de poder explicar de primera mano qué es lo que defendemos, por qué lo hacemos y como lo queremos hacer. En este sentido, no encuentro mejor escenario para hacerlo que a la Sciences Po, donde el debate y la reflexión política está a la orden del día. Agradezco muy sinceramente la oportunidad que nos ha brindado. Si bien es cierto que siempre ha habido gente que anhelaba la independencia de Cataluña, el movimiento soberanista ha cogido el grueso, la amplitud, la transversalidad y la fuerza los últimos 6 años. Durante más de treinta años, la mayoría de partidos catalanistas y la mayoría de la sociedad catalana defendieron la vía autonomista. Es decir, ir logrando cotas de mayor autogobierno dentro del Estado español. Buscar un ensamblaje que permitiera respetar lo que somos, una nación, con un camino en común dentro del Estado. Y todo esto acompañado de dos elementos. En primer lugar, un intenso ejercicio de pedagogía, para explicarnos, para intentar hacer comprender qué es Cataluña. Pensábamos que si nos hacíamos entender todo sería más fácil. En segundo lugar, y como aspecto muy importante, se hizo una apuesta muy firme para contribuir a la estabilidad y la gobernabilidad del Estado. Todos los retos importantes que ha afrontado el Estado español durante sus años de democracia han contado con el apoyo del partido del cual formo parte. Todos. Qué es lo que ha cambiado estos años para que Cataluña haya decidido emprender su propio camino? Tenemos que situarnos en 2010, cuando el Tribunal Constitucional, integrado por miembros claramente politizados de los dos principales partidos españoles y algunos de ellos con el mandato caducado, dictó sentencia contra el estatuto de autonomía de Cataluña del 2006, y lo dejó totalmente desvirtuado. Cinco años antes, el Parlamento de Cataluña había aprobado una reforma del estatuto de autonomía, la norma básica que rige nuestro autogobierno. Aquel nuevo Estatuto quería ser un pacto bilateral renovado entre Cataluña y España para poder dotarnos de más autogobierno y más capacidad financiera. No sin sacrificios, aquel Estatuto fue posteriormente aprobado por el Parlamento español y seguidamente fue ratificado por el pueblo de Cataluña en referéndum. A pesar de esto, cuatro años después, el Tribunal Constitucional, fruto de los recursos que presentaron el Partido Popular y el Defensor del Pueblo -y por lo tanto, con el beneplácito del Partido Socialista, entonces en el Gobierno-, se cargó literalmente los principales elementos de mejora del nuevo Estatuto de autonomía. Previamente, durante su tramitación, el Partido Popular se había dedicado a recoger firmas en todo el Estado español en contra de esta mejora del autogobierno, en un gesto indigno. Cómo era posible que aquello que habían aprobado los dos parlamentos y sobre todo los ciudadanos de Cataluña en referéndum fuera anulado cuatro años después por un tribunal deslegitimado y politizado? La respuesta de Cataluña a este conflicto creado por el Estado fue una multitudinaria manifestación en la ciudad de Barcelona con un millón de personas en la calle bajo el lema “Somos una nación. Nosotros decidimos”. Aquella sentencia, que algunos pocos hoy en el Estado español ya dicen con la boca pequeña que fue un grave error, dio la señal definitiva que hacía falta un cambio radical. Que la vía seguida hasta entonces, el intento de ensamblaje de Cataluña en España nunca podría ser realidad. Que España no tenía voluntad política de cambiar. Ante la carencia de respuesta de las instituciones y los partidos del Estado y la política agresiva del Gobierno español, se planteó una disyuntiva: dejar de ser catalanes o apostar por la independencia. Y una amplia mayoría de ciudadanos decidió iniciar este nuevo camino. En aquel momento, se produjo una desconexión emocional de muchos catalanes hacia España. Fruto de todo esto, el 11 de septiembre de 2012, 2013, 2014, 2015 y 2016, la Fiesta Nacional de Cataluña, alrededor de un millón y medio de personas han salido cada vez a la calle para pedir la independencia de Cataluña, en un país donde somos 7,5 millones de habitantes. Así pues, como país democrático que somos, ante un proceso bottom-up como el que tenemos en Cataluña, donde cada año se producen movilizaciones masivas, los políticos estamos obligados a reaccionar y canalizar estas demandas a través de las instituciones. También pienso que es oportuno señalar que el movimiento independentista ha tomado forma y grueso los últimos años no desde los extremos o la radicalidad, sino desde la centralidad. El proyecto independentista de Cataluña es la revolución democrática más potente que hay actualmente en Europa, y coloquialmente, para ilustrarlo, les podría añadir que además es una revolución tranquila, hecho con vestido y corbata y con camiseta, donde participan ciudadanía e instituciones, clases populares, clases medianas y empresarios del país. Este no es un proceso que va de nacionalismo, sino de profundización democrática. Y esta realidad es la que más inquieta a Madrid, porque es consciente que este movimiento es imparable. Es importante destacar que, de manera sostenida en el tiempo y hasta el día de hoy, entre un 75 y un 80% de los catalanes y las catalanas apoya a la convocatoria de un referéndum, incluso por parte de votantes de partidos que oficialmente se oponen, y al margen de cuál sería su opción de voto si se convocara. Justo es decir que, en 2012, Cataluña realizó un último intento de acuerdo con el Estado español. Nuestro Parlamento aprobó una propuesta de Pacto Fiscal, un tipo de concierto económico al estilo del que ya tienen dos regiones españolas cómo son el País Vasco y Navarra, que los permite recaudar y gestionar todos sus impuestos. La propuesta que salió de Cataluña, con un amplísimo consenso parlamentario y social, intentaba poner fin al déficit fiscal que ha sufrido Cataluña los últimos 30 años: cada año, de media, una cifra equivalente al 8% del PIB catalán de los impuestos que hemos pagado los catalanes, se los ha quedado el Estado sin compensación. Ante esta nueva negativa y esta nueva frustración, el noviembre de 2012 se celebraron elecciones anticipadas en Cataluña. El tema central de aquellas elecciones fue el derecho a decidir, es decir, el compromiso de las diferentes fuerzas políticas de convocar una consulta o referéndum sobre el futuro político de Cataluña. Y el resultado fue que 107 de los 135 diputados del Parlamento incorporaban en su programa este compromiso explícito. Así pues a finales del 2012, el nuevo Gobierno recibió el mandato de impulsar un referéndum. En este punto, nuevamente, la carencia de diálogo y el no a todo fue la respuesta del Gobierno español. Desde Cataluña era claro que con voluntad política, el referéndum era, y es, perfectamente posible y viable. No hay que cambiar la Constitución. No hay un problema jurídico. Es únicamente un problema de voluntad política. Ante la negativa del Gobierno español a hacer nada, el septiembre de 2014, de acuerdo con las competencias de que dispone Cataluña en consultas populares no refrendarias, el presidente de la Generalitat convocó una consulta para el 9 de noviembre de aquel año con la pregunta: “Creéis que Cataluña tiene que ser un Estado. Y en caso afirmativo, creéis que este tiene que ser independiente?”. El 95% de los ayuntamientos del país aprobaron una moción en que defendían el derecho de los ciudadanos a votar, cosa que demostró la transversalidad y la fortaleza que tenía esta reivindicación. El país estaba volcado. Nuevamente, pero, el Estado español dejó patente su nula voluntad de negociar ni siquiera tolerar que se pudiera preguntar al pueblo de Cataluña, y pidió al Tribunal Constitucional la suspensión de la consulta. Inmediatamente, con una rapidez nunca vista, este la suspendió. Visto este nuevo impedimento, el presidente de la Generalitat anunció la convocatoria de un proceso participativo, para el mismo día 9 de noviembre, con la misma pregunta que la consulta, con la ayuda de voluntarios para llevarla a cabo, como solución a la suspensión. Este proceso participativo fue un gran éxito. A pesar de la imposibilidad de disponer del censo y de su carácter sólo simbólico, 2.305.290 catalanes de los 5,4 millones que lo podían hacer fueron a votar. Unos días después, la Fiscalía General del Estado, en contra del posicionamiento de los propios fiscales catalanes, presentó una querella contra el presidente de la Generalitat de entonces, el señor Artur Mas, la vice-presidenta del Gobierno y la consejera de Enseñanza por los delitos de desobediencia, prevaricación, malversación de dinero público y usurpación de atribuciones judiciales. La Fiscalía pide 10 años de inhabilitación por haber puesto las urnas y para cumplir con un mandato democrático de nuestro Parlamento. No bastante satisfecha con esto, la Fiscalía ha pedido ampliar la querella contra el consejero de la Presidencia del momento. Tiene justificación perseguir por la vía penal quien simplemente quiere promover la democracia? Es un delito poner las urnas porque la gente vote? Utilizar la Fiscalía y el aparato del Estado contra aquellos que han defendido que hay que dar la voz a los ciudadanos es propio de una democracia? Para culminar lo que ha sucedido estos últimos años en nuestra casa, me queda explicarles las elecciones del 27 de septiembre pasado. El 9 de noviembre de 2014, los catalanes pudieron votar y expresar su opinión, pero para poder avanzar hacia la independencia hacía falta un mandato democrático. Ante la oposición frontal del gobierno español a la vía del referéndum, sólo nos quedaba una opción, que afortunadamente sólo dependía de nosotros: convocar unas elecciones anticipadas y convertirlas en el plebiscito que no nos habían dejado hacer sobre la independencia. El 27 de septiembre, el pueblo de Cataluña se expresó a las urnas, votó masivamente, con un 74,9% de participación, la más alta de toda la historia en unas elecciones al Parlamento de Cataluña, y dio un mensaje claro de cuál es el camino preferido. Los partidos independentistas consiguieron la mayoría absoluta de diputados. En total, 72 diputados favorables a la independencia de un total de 135. Los partidos contrarios a la independencia se quedaron con 52 asientos. Finalmente, 11 diputados fueron para un partido que no se ha posicionado ni a favor ni en contra de la independencia, pero que es favorable a la convocatoria de un referéndum. En porcentajes, los partidarios de la independencia consiguieron el 47,74% y los contrarios a la independencia, el 39,17%. Una mayoría de los catalanes se posicionó a favor de la independencia, de iniciar una vía propia, para defender lo que somos, pero sobre todo, como decía antes, para progresar y para disponer de mayor bienestar. Es cierto que el resultado es ajustado y no tiene la amplitud que nos habría gustado, pero la independencia es la opción que ganó las elecciones. Creemos que tenemos mayoría para iniciar el proceso hacia la independencia, pero para culminarlo nos hará falta una mayoría que tendrá que ser más amplia. Esta será una tarea que habrá que hacer estos próximos tiempos. Es para nosotros un elemento más de motivación, y estamos convencidos que lo conseguiremos. Nos presentamos a las elecciones con el compromiso de tener terminado el paso hacia la independencia en aproximadamente 18 meses. Durante este tiempo, el compromiso es preparar y dejar a punto las estructuras de Estado de que actualmente no disponemos y que son necesarias para funcionar como un Estado independiente, y así lo estamos haciendo. De hecho, entre otras cosas, el Parlamento ya ha aprobado con mayoría parlamentaria, ahora hace 10 días, celebrar un referéndum vinculante sobre la independencia de Cataluña, como muy tarde el septiembre del 2017. Un vez culminado este proceso será el turno otra vez de los ciudadanos, que tendrán que decidir en las urnas si optan para elegir un nuevo parlamento constituyente y avanzar definitivamente hacia la proclamación de la independencia. No daremos el paso definitivo sin una pantalla de validación democrática. Para culminar mi intervención, me gustaría explicarles cómo estamos haciendo este proceso y cómo lo queremos culminar. Explicarles, en definitiva, en que consiste esta vía catalana. Primero: Este es un proceso totalmente pacífico y democrático. El movimiento de la gente ha sido el gran motor de este camino hacia la independencia. Será el pueblo de Cataluña el que se expresará y tendrá que decidir en todo momento. Quiero apuntar que, ciertamente, el marco jurídico es fundamental para la convivencia y para el ejercicio de la propia democracia. En todo momento, se garantizará la seguridad jurídica de todos los actores: ciudadanos, empresarios, trabajadores, inversores, estudiantes… sean catalanes, españoles, europeos y de cualquiera otro país del mundo. Ahora bien, el marco jurídico tiene que estar al servicio de la democracia, y no al revés. Segundo: Es un proceso que se desarrolla en un contexto de cohesión social, que se mantiene intacta, y de hecho, es uno de los valores más preciados de nuestra sociedad. Somos una sociedad en que el 70% de los ciudadanos ha nacido fuera de Cataluña o tiene el padre o la madre (o ambos) de fuera de Cataluña. Y su gran mayoría apoya a la convocatoria de un referéndum. Por eso, queremos dejar claro que este proceso es un acto de profundización democrática, que no va de nacionalismo. Cuando el referéndum lo reclama ampliamente y de forma constando un parlamento para resolver un conflicto concreto, es un instrumento adecuado. Tercero: Nosotros nunca renunciaremos al diálogo, nunca nos levantaremos de la mesa de negociación. Queremos llevar a cabo esta transición con diálogo con el estado español, con la Unión Europea y con la comunidad internacional. Es por eso, que desde que presido el gobierno, me he reunido con el presidente del Gobierno español en funciones, Mariano Rajoy, y con los principales líderes de los partidos políticos españoles: Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera. Y sin ir más lejos, hace una semana estaba en Madrid ofreciendo diálogo una vez más, proponiendo sentarnos para negociar los términos de un referéndum vinculante. Pero la única respuesta que recibimos del Estado español es uno NO, no sólo a la propuesta concreta, sino también un no a hablar. Además estamos recibiendo una invasión legislativa constante a nuestro marco legal por parte del Tribunal Constitucional, que está a las órdenes del Gobierno español, y vulnera la más elemental separación de poderes, consustancial en toda democracia. Un tribunal presidido por un exmilitante del PP, integrado por una mayoría de magistrados afines a este partido y una minoría de afines al PSOE. Cataluña está indefensa jurídicamente. La persecución judicial a los políticos catalanes que defendemos el proceso de independencia es otro instrumento que utiliza el Estado para atacar el proceso catalán. No contentos con la querella contra el presidente de la Generalitat de entonces, el señor Artur Mas, la vice-presidenta del Gobierno, la consejera de Enseñanza y el consejero de la Presidencia del momento, hace sólo diez días, el Tribunal Constitucional pidió a la Fiscalía que actúe penalmente contra la presidenta del Parlamento de Cataluña, la señora Carme Forcadell, por haber permitido que se votaran en la Cámara las conclusiones de la Comisión de estudio del proceso constituyente. A todo esto, se tiene que añadir la grave situación política que vive España, donde hace casi un año que están sin gobierno, habiendo celebrado dos elecciones consecutivas. La nula disposición al diálogo y la negociación ante el proceso catalán evidencia la poca madurez democrática del Estado español. Es por eso que estamos convencidos que la respuesta a este conflicto político no vendrá de Madrid, sino que tendrá que venir de Europa, por la incomparecencia del Estado español. Cuarto: Queremos ser un nuevo Estado, y queremos serlo en el marco de la Unión Europea. No nos imaginamos ninguno otro escenario de futuro que no sea este. Los catalanes somos y seremos europeos. La Unión Europea es nuestra familia política, un hogar donde nos sentimos cómodos y con quienes compartimos referentes, valores y principios. Y de cara al futuro, queremos ser partícipes en primera persona de este proyecto de construcción europea, desde una visión mediterránea que nos otorga personalidad. Cómo hemos visto en los últimos meses, después del Brexit, se ha abierto un nuevo paradigma en Europa, puesto que después de los resultados del Brexit y de la decisión del Reino Unido de salir de la UE, Europa se está enfrentando a una situación nunca vista. Pero una vez más se ha demostrado que es lo bastante flexible para adaptarse a las necesidades políticas del momento. Y estamos convencidos que sabrá adaptarse para que Cataluña continúe en la Unión Europea cuando esta sea un estado independiente. Ante algunos que se plantean abandonar la Unión Europea, nosotros afirmamos solemnemente que nos queremos quedar y combatir todos aquellos que quieren destruirla y que, en definitiva, van en contra de sus principios fundadores como espacio de acogida, credibilidad, progreso y entente. Además, como país de personas para las personas queremos contribuir a dar respuesta a los problemas sociales y a las crisis humanitarias que se acontecen en el mundo desde la solidaridad y la responsabilidad democrática. La independencia es la manera de llegar a Europa y en el mundo. En Cataluña contamos con una larga vocación solidaria, por eso queremos acoger unos 4.500 refugiados, pero no lo podemos hacer porque el Estado español nos lo impide. Participamos y apoyamos a procesos de democratización y pacificación (Colombia), apoyamos al desarrollo de países en vías de desarrollo. La lucha contra el terrorismo y la lucha contra el cambio climático son esos fundamentales en nuestras políticas. En definitiva queremos jugar un papel ante los retos de Europa, a la Mediterránea y en el mundo. Quinto: Aspiramos a unas relaciones muy cercanas y amistosas con el estado español. Los vínculos familiares, afectivos, sociales, históricos, culturales y económicos entre Cataluña y España son obvios en la actualidad y lo continuarán siendo en el futuro cuando seamos independientes. Así como también continuarán los vínculos que nos unen con Francia: la historia, la lengua, la economía, la vocación mediterránea, entre otros muchos. Pero estamos convencidos que con una Cataluña independiente ampliaremos y mejoraremos nuestras relaciones en ámbitos culturales, educativos, de infraestructuras, económicos y sociales, entre otros muchos. El deseo de libertad, de escuchar la gente, de cambiar para mejorar, de construir, la esperanza, la ilusión, son algunos de los elementos que mueven el proyecto político porque Cataluña acontezca un Estado. Es una aspiración legítima, como lo ha sido la de otros muchos países que han acontecido independientes las últimas décadas. Ninguno de ellos, por cierto, ha querido hacer marcha atrás después. Ahora queremos nuestra oportunidad, y además lo queremos hacer a nuestra manera, a la catalana, con ejemplaridad, democracia, pacíficamente, con civismo y respeto, no como un problema sino como una oportunidad. Durante muchos años, Cataluña pensó que ayudando España a modernizarse, a democratizarse y a regenerarse, siendo, en definitiva, la vanguardia de España, le iría bien a ella y le permitiría prosperar. Esta es una etapa que se ha acabado y en queremos empezar una de nueva. Y estamos convencidos que este proceso político que ha emprendido nuestro país puede situar Cataluña como ejemplo de un proceso de vanguardia democrática en el seno de la Unión Europea. Muchas gracias por su asistencia y por su atención.» http://www.vilaweb.cat/noticies/per-que-volem-emprendre-una-aventura-arriscada-puigdemont-dona-la-seva-resposta-a-paris/
#4071

Re: Catalunya-España 2015 (cosas que pasan)

Oye, no salió ayer el Puigdemont en La que se avecina??.

Eso sí, estaba más calvo y se hacía llamar Antonio Recio.

#4072

Re: Catalunya-España 2015 (cosas que pasan)

Seis años después se levanta la prohibición. Lo dice el Tribunal Constitucional a pesar de que el Gobierno catalán ya ha anunciado que buscará las vueltas para que no haya toros en la Monumental. Comienzan las batallas, al amparo legal, o los huecos que deja para volver a abrir las puertas de la plaza de toros de Barcelona. El coso es de propiedad privada y pertenece a la familia Balañá, a pesar de que en los últimos años fue Antonio García Jiménez, conocido como Toño Matilla en los círculos taurinos, quien se encargó de la gestión de las corridas de toros, en las que se llenó la plaza por la Feria de la Merced. De ahí que las miradas hoy, una vez conocida la noticia, fueran dirigidas a él. Matilla no ha abierto la boca, trabaja en silencio y por detrás, la manera efectiva de que las cosas salgan. Ahora queda mucho trabajo por delante y muchos obstáculos que salvar para que la afición catalana recupere el sitio. Ese mismo que perdió la tarde del 25 de septiembre de 2011 cuando José Tomás y el torero local Serafín Marín salieron a hombros. El triste final.
Poco tardó en manifestarse la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, que lleva en la lucha seis temporadas, y que apuntó como objetivo primordial «abrir la Monumental». «Tenemos la voluntad de seguir en la lucha para que la sentencia del TC se aplique conforme al derecho y que las corridas de toros, desde la legalidad arrebatada, se pueda organizar con normalidad en Cataluña», dice la feliz nota de prensa.
Una revolución se inició en las redes sociales y muchos toreros quisieron manifestar su alegría y la intención de volver a vestirse de luces en la plaza donde han triunfado tantas tardes, como Enrique Ponce: «Sabemos de antemano que habrá reacciones violentas de los antitaurinos, pero hay que enfrentarse a ellas», afirmaba a aplausos.es. Tampoco calló el actual empresario de Las Ventas, Simón Casas: «Esta sentencia constata que la Tauromaquia se asienta en el arte y la cultura, y esa es la defensa frente a los partidos políticos que la atacan por motivos separatistas».

Se abre así una nueva etapa para la Tauromaquia en Barcelona. Pero no será fácil. La sentencia del TC, que confirma que las comunidades no tienen la competencia para prohibir, deja una puerta abierta muy peligrosa y de la que se puede tomar nota de ahora en adelante tanto en Cataluña como en otras comunidades. Nada impide que la Comunidad Autónoma pueda «regular el desarrollo de las presentaciones taurinas o restablecer requisitos para el especial cuidado y atención con el toro bravo». Vienen tiempos convulsos. El sector taurino intentará devolver la Fiesta «robada» hace seis años mientras los antis buscarán, y hay territorio fértil, el agujero por el que condenar de nuevo una Fiesta que hace tiempo se convirtió en diana fácil del debate identitario.
Las reacciones
JOSÉ TOMÁS: Su apoderado afirmó ayer en su nombre que «lo más importante es que se ha dejado claro que en 2010 el Parlament catalán se saltó a la torera la legalidad. Es un hecho incontestable».
ENRIQUE PONCE: «Es la noticia del año. Es algo que estábamos todos esperando y estamos todos muy contentos. Por fin el sentido común y la razón se han impuesto al disparate».
JOSÉ PADILLA: «El mundo del toro está de celebración. Supondrá reabrir La Monumental para que la disfruten aficionados de Cataluña y del mundo».

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