Por cierto, el Convenio es el objeto de toda suspensión de pagos
Permítannos que precisemos un punto importante de su argumento, señor Edecast, pues cuando se refiere a que "hemos llegado a un Convenio" como si ese fuera el objetivo de los afectados, hemos de aclararle que está Vd. en un error, puesto que TODA SUSPENSION DE PAGOS se presenta por el empresario solicitante, en este caso Eurobank, al objeto de ALCANZAR UN CONVENIO CON SUS ACREEDORES.
El objetivo de los acreedores no es "alcanzar un Convenio", sino que éste es justamente el objetivo del empresario que hace la suspensión de pagos.
Si no alcanza ese objetivo, el empresario se ve abocado a la liquidación, es decir, el PAGO A SUS ACREEDORES según la liquidez de que vaya disponiendo, que es la alternativa defendida por Ausbanc Consumo.
Del mismo modo que debido a la tensión psicológica que le ha causado Eurobank a lo largo de un año y medio, Vd. confunde las responsabilidades, en esto del Convenio sigue el mismo proceso de confusión, pensando equivocadamente que dico "Convenio" era un objetivo de los depositantes, cuando en realidad era el objetivo por el cual Eurobank presentó la suspensión de pagos y creó lo que Vd. llama "su particular corralito".
Que junto a la Confusión que padece Vd. haya otros afectados que padezcan de la misma confusión, no es extraño tratándose de un secuestro que dura más de un año y medio en el que han sido víctimas de todo tipo de manipulaciones, chantajes y deformaciones de la realidad por parte de Eurobank.
Los afectados por estos daños tienen todo nuestro apoyo para superarlos, y una de las mejores formas de hacerlo es la exigencia de indemnizaciones a los verdaderos responsables del caso que no son otros que los accionistas de Eurobank que votaron la suspensión de pagos en aquélla nefasta Junta celebrada el 25 de agosto de 2003, optando por secuestrarles a Vds. el dinero: aquéllo no fue un corralito, señor Edecast, sino un secuestro en toda regla.
Es lógico que temiran por la "vida de sus ahorros" pero no por eso hay que perdonar al secuestrador por devolverles ahora lo que era suyo y que les tenía que haber devuelto en su día, ahorrándoles los daños que les ha causado.