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Democracia y la Monkeysphere

Las implicaciones del concepto subyacente en nuestra dinámica social, a partir de lo que significa una Monkeysphere (esfera de los monos), parecen ser muy relevantes para el análisis de nuestra presente realidad social y económica.

El número de Dunbar

Al volverse diurnos, los primates aprendieron a ver el color a expensas de perder la visión nocturna, de modo que la noche sería para dormir en los árboles para estar a salvo de depredadores.  Esto también obligó a unirse en grupos, lo cual obligaba a desarrollar un mayor poder informático cerebral para poder socializar y retener características de individuos y entender formas de comunicación.

En este contexto surge el concepto de número de Dunbar que es un límite teórico propuesto por el antropólogo Robin Dunbar del número de individuos con los cuales se puede mantener una relación social estable.  En cantidades iguales o menores a este número, el sujeto puede conocer a todos los individuos y relacionarse de una manera personal con esta.  Se dice que para números superiores se ocupa de reglas y leyes restrictivas para mantener al grupo unido.

Dunbar creía que este límite está relacionado con el tamaño del neocortex que limita el tamaño de los grupos, de modo que esta corteza cerebral establece un límite a la cantidad de procesamiento cerebral para mantener relaciones estables (Dunbar's number).  Los individuos dentro de este círculo personal se conoce como Monkeysphere, de modo que hay individuos dentro y fuera del Monkeysphere en la mente de cada uno.

Capacidad de procesamiento cerebral

Kevin Federline dijo "una muerte es una tragedia, miles de muertes son una estadística". 

Si el niño del vecino de al lado se muere de hambre porque sus padres no tienen empleo ni dinero, nos lo tomamos como una afrenta social y una profunda injusticia, pero si pensamos en que mil millones de seres humanos sobre el planeta se mueren de hambre hoy (más personas que nunca en toda la historia humana), aún así pensamos que nuestra sociedad actual está muy "avanzada", simplemente por el hecho de que los muertos no están en las proximidades de nuestra Monkeysphere.

Dicen que el número de Dunbar oscila entre 100 y 230, aunque la cifra más comunmente aceptada se ubica en 150.  Más allá de 150 nos cuesta entender al ser humano como persona, y la vemos como un objeto.  De esta manera vas por la calle y no ves al ser humano, sino que ves objetos llamados "un policía", "un peatón", "un indigente", "un dueño de restaurante".  De esta manera nos inmunizamos ante el sufrimiento, porque simplemente nuestro cerebro humano excede su capacidad informática, y nuestra percepción se vuelve inhumana, indiferente ante la desgracia ajena.

Al vivir en Latinoamérica, alguien podría pensar "mejor el paro en España y no aquí", pero si se vive en España, ver personas conocidas como víctimas de un paro que no fue causado por ellos, causa indignación y hace hervir la sangre, como hierve la sangre ver a la gente con hambre en Latinoamérica.  Lo primero que un español pensaría es "le toca al gobierno arreglar las cosas".  Pero resulta que en el gobierno, los políticos también tienen su Monkeysphere, su neocortex limitado y sólo pueden ser moderadamente considerados con personas dentro de su Monkeysphere, de modo que los pobres y los parados son mera estadística, simples objetos fuera de su estrecha Monkeysphere.  Y esa es la razón por la cual al rico y al político que tiene la panza llena, le cuesta tanto entender al que tiene la panza vacía, aunque ambos sean españoles.

De la misma forma, cuando se envía a un ciudadano español a ver los horrores de la guerra, a los políticos no les importa mucho lo que les pase, pues ellos viven en su Monkeysphere surrealista de la política.  Todo esto empeora con la cultura de individualismo que ha contaminado a occidente.

De esta manera la guerra, la opresión, el crimen, el racismo e incluso el spam tiene que ver con el concepto de Monkeysphere.  Se llora al que muere o cae enfermo en nuestra Monkeysphere, pero vemos con indiferencia el sufrimiento de "gente extraña" afuera de ella.

Una extrapolación del estudio de los primates

Los primatólogos han notado que los primates no humanos pueden seguirle la pista a un número determinado de individuos, con un límite dado por la región de neocortex, lo que sugiere un número máximo de capacidad computacional.  En el ser humano el número de Dunbar es relevante para la psicología evolutiva, estadística, la economía, lo militar y el management.

Ser auditor ciudadano también tiene que ver un poco, pues consiste en que te metas en la Monkeysphere del político y él en la tuya, de modo que la comunicación para mejorar la situación del país sea más directa.  Así no te tratarán como un objeto, y tu tampoco lo harás.  Y eso te permitirá hacer propuestas para mejorar tu país.

Cabe notar que el concepto de Monkeysphere viene como extrapolación de los primates a los humanos, y no como el resultado de estudio en grupos de seres humanos.  Sin embargo, al observar algunas comunidades religiosas que viven de forma distinta a la nuestra, se ve que implementan algo similar a la Monkeysphere, donde una vez alcanzado el tamaño máximo forman un grupo que debe fundar otra comunidad en otro sitio.  Y los resultados han sido buenos.

Democracia: ¿Una forma más de ludopatía estratégica?

A pesar de que no está probado científicamente, si pensamos que en efecto la Monkeysphere existe, no es de extrañar que el concepto de democracia haya dejado de ser un juego de buscar el bienestar para la comunidad en una sociedad cada vez más individualista y con poco sentido de comunidad, para convertirse en un mero juego de estrategia.  Los desarrolladores de software de la empresa Positech han lanzado un juego titulado Democracy. The ultimate political strategy game.

Si alguna vez juegas a la tercera guerra mundial con el videojuego Defcon, y eres muy aficionado a los videojuegos, puedes observar en tí mismo un cierto sentimiento ludópata que hace que tener más víctimas en el bando contrario se vea como sinónimo de logro que levanta la autoestima, en lugar de verse como algo abominable.  Esa misma ludopatía puede estar presente en los grandes especuladores que controlan el videojuego de la economía mundial (El sistema económico ¿es sólo un videojuego?) y que causan hambre a millones con bandazos especulativos en energía y alimentos.

Es que para estos ludópatas, la gente con hambre en España o en cualquier otra parte del mundo es sólo una estadística, un objeto, y no un ser humano de la Monkeysphere de estas personas.  Así, en lugar de ser personas que podrían haber hecho de este un mundo mejor, de ser potenciales buenos estadistas se convierten un ludópatas incapaces de llevar bienestar a nadie más afuera de su Monkeysphere.  Lo mismo pasa con los banqueros y los empleados bancarios, que al no ver el hambre en el Monkeysphere de la oficina, creen que no existe, y al no ver las necesidades emocionales de las personas, culpan y embaucan para convertirles en esclavos con las cadenas del crédito.

La buena noticia es que al morir, Dios no les preguntará cuantos puntos hicieron en el videojuego del dinero, sino a cuántas personas ayudaron a mejorar en sus vidas.

Entonces no se trata de un argumento para justificar el concepto de "sobrepoblación" donde más del 99.9999%  de la humanidad está fuera de nuestra Monkeysphere, sino de nuestras fallas que nos impiden procesar y entender en términos humanos a más de 150 personas.  A veces ni siquiera somos capaces de comprender siquiera a nuestros seres queridos.  ¿Cómo puede existir democracia real en una colectividad de cerebros de hormiga como el nuestro?

Depredación fuera de la Monkeysphere

Para justificar nuestro fracaso cerebral como especie decimos "no es personal, sólo negocios" con un sentido de ludopatía cínica que se ha convertido en la ideología de nuestros tiempos.  Así en tiempos de crisis se sacrifican inocentes que están fuera de la Monkeysphere de los que toman decisiones, y se le da poca importancia a aquellas especialidades y personas que tratan de empujar una visión más humanitaria.

Así es como por años se ha culpado a los pobres por ser pobres, a los deudores por tener deudas, sin ver las causas, dramas personales y razones humanas que llevan a las personas a esto.  Los medios de comunicación nos llevan cada vez más a anular la humanidad en nosotros con su programación, su publicidad, sus ideas y sus noticias.

Pareciera que necesitamos reconciliarnos con nuestra propia especie, mejorar nuestra capacidad de conciencia, nuestra caridad y compasión hacia los que están fuera de la Monkeysphere para trascender al primate, porque afuera de la Monkeysphere ocurre depredación y por eso actualmente "el hombre es un lobo para el hombre" como dijo Hobbes, señal de que es posible que hayan animales que sean más civilizados que nosotros.

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