Una historia triste pero instructiva Sr. Javijana (I)
Imaginemos una persona -podría ser el padre o la madre de cualquiera de nosotros, Sr. Javijana- que con el ahorro de una vida de trabajo dentro o fuera de casa, hubiera realizado en EUROBANK DEL MEDITERRÁNEO, S.A. un depósito de 60.000 euros. Diez millones de las antiguas pesetas. Esta persona no dispone de otros bienes más que su propia vivienda y cobra una de las pensiones comunes que se pagan en España, que alcanzan si acaso lo justo para conformar un pequeño presupuesto que atiende los gastos corrientes de su mantenimiento. No hace falta mencionar las dificultades para hacer frente a los gastos extraordinarios que se presentan por necesidad vital o incluso por legítimo derecho a la liberalidad consigo mismo o, las más de las veces, por voluntad afectuosa con sus seres queridos.
Esta persona, escogió esta entonces legal entidad bancaria porque anunciaba de forma persistente en la prensa económica más “seria” del país sus magníficos depósitos bancarios a un año que pagaban el 5 por cien de interés. Contando con la devolución de Hacienda, el corto presupuesto de esta trabajadora o trabajador recibirá con alivio los 3.000 euros de interés que habrán de ingresarle al cabo de un año. Se decide por ello a realizar el depósito en ese banco, que es la opción más segura de ingresar un interés por el ahorro, mediante un contrato de depósito firmado por EUROBANK en el que se fija la imposición el 1 de diciembre de 2002 con vencimiento el 1 de diciembre de 2003 de 60.000.- euros más 3.000 euros de intereses a los que el banco descontaría una retención del IRPF recuperable desde el principio de 2004.
El ya depositante se lleva a su casa el contrato duplicado y firmado en el que constan estas condiciones, confiado del cumplimiento exacto de las mismas por parte de EUROBANK y lo guarda en el cajón de los documentos importantes no sin antes poner al corriente a sus allegados, los cuales si acaso les hubiera consultado, no hubieran puesto reparos a una operación tan clara que incluso viene recomendada como ventajosa en un boletín quincenal especializado en “compras maestras”. Estamos en diciembre de 2002.
Pasan los meses y nuestro padre o madre sigue viendo en la prensa, incluso en la que alardea de ser la voz del país y hasta su vanguardia, la publicidad explícita de EUROBANK con intereses que llegan ya al 6 por cien a un mes. Hace cuentas y tiene ya dispuesto el destino que le dará a los 3.000 euros de interés que cobrará justo antes de las Navidades del 2003: un importe extraordinario para su justo presupuesto de no más de 600 euros al mes. En esto ha llegado el mes de julio, un mes de aciaga memoria para tantos trabajadores y trabajadoras.