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Carta abierta a los trabajadores de la eZPaña de ZParo. Pásala a tus contactos

Queridos compañeros, durante el 90% de mi vida no he trabajado a sueldo, siempre he trabajado por mi cuenta a media jornada (12 horas al día). Pero a pesar de ello, creo que entre todos, los que trabajan a sueldo y los que trabajan por su cuenta, producimos los bienes y servicios necesarios para que el entramado social se sostenga.

Los más radicales puede que objeten que operar en los mercados (que es lo que yo hago), no produce ningún bien ni servicio, pero eso sólo denota su falta de visión global de las normas sociales que ellos mismos han aceptado como reglas del juego.
Desde el preciso momento en el que se aceptan unos papelitos como moneda de cambio, trueque, transacción o cambalache, se está aceptando trabajar a cambio de esos papelitos. Como la cantidad de papelitos que se cobran nunca es exactamente igual a la cantidad de papelitos que se gastan (unas veces sobran y otras veces faltan), inmediatamente se crea un mercado de papelitos que pone en contacto a las personas que les sobran papelitos con los que les faltan. Y como siempre, al igual que en la naturaleza la necesidad crea el órgano, estas transacciones crean el mercado de papelitos.

La única ley que puede sobrevivir en un mercado es la ley de oferta y demanda, todas las demás normas o leyes posibles pronto quedan obsoletas por su misma naturaleza. Y la oferta y demanda crea el precio justo en el mercado de papelitos.

Ejemplo:

Alguien que cuando es joven trabaja y gana más de lo que consume, tiene la obligación de tratar de mantener el poder adquisitivo de los papelitos que le han sobrado hasta el momento en que no pueda o no quiera trabajar y tenga que usar esos papelitos para cubrir unos gastos que en ese momento son superiores a sus ingresos. Lo mismo puede ocurrir al contrario: alguien que decide disfrutar cuando es joven y puede saborear plenamente los placeres que le ofrece la vida, y decide endeudarse de papelitos que devolverá cuando decida sentar la cabeza y trabajar cuando su vida haya entrado en sazón. En ambos casos tiene que haber una compensación que iguale las dos posturas tan radicalmente distintas.

El que trabaja y ahorra antes de gastar debería verse recompensado, pues asume el riesgo de que le atropelle un autobús antes de gastar sus ahorros y no llegar a saborear por completo el fruto de su trabajo.

El que disfruta a crédito debería asumir un coste, pues en este caso el riesgo del atropello del autobús le beneficia, porque en tal caso nunca devolverá lo que debe.

El precio del coste o compensación según sea el caso lo pone el mercado, y a eso me dedico yo: tengo que pronosticar si en el futuro inmediato la sociedad va a producir más ahorradores que juerguistas o viceversa, para tratar de adivinar el precio que la gente estará dispuesta a pagar por correrse (aquí puede haber doble interpretación de la palabra) las juergas por adelantado.

EL TRABAJO

El trabajo a su vez, como toda clase de bienes y servicios, también está sujeto a la ley de oferta y demanda. Debido a esto, la sociedad se encarga de crear falsas necesidades en la población para que aumente la necesidad de ganar más dinero y con ello aumente la oferta de personas queriendo trabajar y, como en todos los mercados, el aumento de oferta produce la bajada de los precios, en este caso del precio de la hora de trabajo.

Compañeros trabajadores, toda esta introducción es para que comprendáis la siguiente advertencia que voy a hacer: en los últimos años los sindicatos no están defendiendo los derechos de los trabajadores, están apoltronados viviendo del dinero público, y nadie en su sano juicio muerde la mano que le da de comer. La manifestación del 12 del 12 a las 12 convocada por los sindicatos y subvencionada con el dinero de todos ha sido la gota que ha colmado el vaso de la desfachatez.

Si los sindicatos realmente quisieran defender los intereses de los trabajadores, cada año, en los convenios, en vez de negociar un porcentaje de aumento del importe de los sueldos para compensar el incremento del coste de la vida, negociarían el mismo porcentaje de disminución de horas de la jornada laboral, dejando el sueldo congelado.

Esta estrategia tendría los siguientes efectos sobre el mercado laboral:
  1. Los empresarios no tendrían ninguna objeción con este sistema, pues el coste total para ellos sería exactamente el mismo.
  2. Al disminuir el número total de horas trabajadas, disminuiría la oferta de mano de obra, propiciando con ello que la misma demanda de trabajo empujase los sueldos al alza.
  3. Para cubrir las horas trabajadas de menos, habría que emplear a más personas, disminuyendo con ello la tasa de parados y, a su vez, disminuyendo el gasto en subvenciones a los desempleados, aportadas por los propios trabajadores.
  4. Al no aumentar la cantidad total del sueldo de cada persona, sería un freno al gasto familiar, con la progresiva disminución de gastos absurdos y compras impulsivas, y, como consecuencia directa, un control efectivo de las subidas salvajes de precios auspiciadas por una fuerte demanda.
  5. Al distribuir el trabajo entre todos, supondría una distribución de la riqueza más moral y más digna. Siempre se siente uno mejor cuando cree que ha ganado lo que cobra que cuando recibe una subvención (hablamos de la gente honesta, claro).
  6. Los padres dispondrían de más tiempo para dedicarlo a la educación de sus hijos y se ahorrarían el dinero que ahora gastan con sus hijos como compensación a la falta de tiempo para darles afecto, sin olvidar el dinero gastado en guarderías.
  7. Con la reducción de jornada se iría compensando el trabajo que, cada día más, desarrollan las máquinas y ordenadores y que hace diminuir la demanda global de empleados.
  8. Como la disminución de la jornada laboral se iría recortando cada año para compensar la inflación, produciría un efecto progresivo que llevaría la jornada laboral a sus términos reales y justos, situándose por debajo de las 20 horas semanales. Quien crea que esto es una utopía, que se moleste en sacar las cuentas de las horas realmente trabajadas en España, que le reste los trabajos absurdos, inventados e inútiles y que divida el resto entre toda la población en edad laboral.

El truco para conseguir un trabajo bien pagado está en decantar la balanza de la oferta y demanda a favor de los trabajadores. Eso nunca lo propondrán los sindicatos, pues su idea trasnochada de justicia social ha quedado anquilosada a la imagen de presentar a los empresarios como vampiros que chupan la sangre de los débiles trabajadores. En ese escenario, los sindicatos se presentan como los únicos que tienen el monopolio de los ajos y los crucifijos para controlar a tan sanguinarias alimañas.

Mi propuesta es que no aceptéis en el futuro ningún aumento de sueldo, sino una reducción de la jornada laboral. Para ello tendréis que crear un nuevo sindicato, pero eso en la época de Internet es fácil, se puede tomar ejemplo de las acciones que se han producido con el asunto de todos contra el canon.

Y, sobre todo, no hay que olvidar nunca que hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar, y que la calidad de vida no se consigue despilfarrando más que nadie, sino viviendo intensamente las cosas maravillosas de la vida que suelen ser gratis.

Esta propuesta, cuyo único fin es la defensa de los legítimos derechos de los trabajadores, puede ser copiada íntegramente sin mencionar la fuente. El objetivo es que se difunda sin importar su procedencia.

45
  1. en respuesta a Anonimo
    -
    #45
    20/04/10 00:34

    Los sindicatos son una lacra de la sociedad. AQnónimo 4 dice que no hacen ni el guevo y no es verdad, ¡no paran de chupar la sangre de los que trabajan para ellos y de estafar a todos los trabajadores.

    Igual que hay una casilla en la declaracion de la renta para dar parte de tus impuestos a la iglesia, DEBIERA HABER UNA CASILLA PARA VER SI QUEREMOS DAR NUESTRA PARTE DE IMPUESTOS A LOS CHORIZOS VAGOS Y MALEANTES DE LOS SINDICATOS.

  2. #44
    Anonimo
    27/12/09 01:29

    Aqui estan todos conchavaos politicos enpresarios banqueros sindicatos todos unos hijos de puta. cada vez nos aprietan mas y mas y ellos no se cansan de apretar asta cuando vamos a aguantar es la hora de la revolucion de los pobres contra los ricos o se reparte la riqueza o esto acavara reentando porque podrido ya esta

  3. #43
    Anonimo
    18/12/09 21:27

    Saludos!

    1)y 2) son incompatibles.

    Buso

  4. #42
    Anonimo
    18/12/09 00:48

    Que haya gente que pretenda poner a los empresarios al mismo nivel que a los trabajadores es algo que me parece sencillamente lamentable.
    Despierten señores, aquí siempre pagan el pato los mismos, ¿o es que no han visto los 4 millones de parados que en realidad son más porque las estadisticas están falseadas? ¿En España han quebrado 4 millones de empresarios?
    Respecto a este comentario:
    "No entiendo como en la actualidad aun hay gente con la mente tan alineada, ni todo es negro ni blanco, mas bien gris".
    Yo no entiendo como todavía hay gente que defiende esta basura de sistema capitalista neoliberal que nos ha llevado a esta situación. Porque no olvidemos que esto es a nivel mundial, no sucede sólo en España.
    Cuando quebró el bloque comunista todos dijimos que ese sistema había fracasado. ¿Ahora que lo ha he hecho el capitalista neoliberal nos quedamos tan tranquilos?
    Y nunca mejor dicho lo de "quebrar", porque justamente es eso lo que ha sucedido.
    Pues chaval, yo no puedo entender como todavía hay gente que dice que el capitalismo es el mejor de los sistemas posibles. Supongo que no se referirán al capitalismo neoliberal, ¿verdad?
    Algo muy importante tiene que cambiar en nuestro modelo económico a nivel global, y no me refiero sólo a controlar el sistema financiero.

  5. #41
    Anonimo
    18/12/09 00:37

    D. Francisco, ya nos bajan cada año el sueldo, via IPC como para no tener que luchar por un incremento del salario que nos permita compensar esa bajada.
    Y esa bajada de sueldo se la reparten entre el Estado que inyecta inflación y los empresarios que bajan los salarios via aumentar los precios (inflación e IPC, que le voy a contar que usted no sepa).

    Respecto a los sindicatos, pues hay de'to, como en botica. Entre que los trabajadores quieren que los sindicatos les trabajen gratis (no se afilian) y que el Estado está si dispuesto a pagarles, pues tenemos unos sindicatos que defienden a quien les paga ¿el trabajador? ¡no! el Estado. Y es que ya se sabe, si dice el refrán "ni sirvas a quien sirvió ni pidas a quien pidio", no te digo mas si de lo que se trata es de servir a quien todavía sirve y pedir a quien todavia pide. Y es que los trabajadores, como buenos empresaurios quieren que sus "obreros", los sindicalistas les trabajen por lo minimo posible, y si es posible gratis. Pero si pagas con cacahuetes, contratas monos.

    Además, esos sindicalistas se tienen que enfrentar con que la otra parte, los empresarios, si que manda a las negociaciones a gente preparada, entrenada y motivada (bien pagada). Así, en cualquier negociación, vemos que los que van en representación de la patronal ganan al menos 5 veces que lo que ganan lo que van por los sindicatos. Utilizando un simil futbolistico, la patronal envia galacticos y los obreros envian jugadores de 3ª regional. El resultado del partido ¿sorprenderá a alguien?

    Pedro.-