Obviamente existen muchas formas de hacerlo y estilos, pero algo que debemos de tener muy presente es aprender de los errores de los demás para acortar la curva de aprendizaje y evitar demasiados dolores de cabeza y pérdida de tiempo y dinero. El primero no regresa y el segundo cuesta tiempo ganarlo.
Imagen 1
Yo no soy ninguna lumbrera. Tuve la suerte de tener una mentora que precisamente me facilitó las cosas y me ahorro muchísimos errores muy comunes de los cuales hablaré después.
- Primero comenzamos analizando correctamente ratios y múltiplos para ir descartando las malas o mediocres o las que tal vez requerirán mas tiempo.
- Después analizamos los estados financieros para buscar discrepancias y que todo tenga sintonía. Y nos alejamos de las que tengan focos rojos.
- Ya con eso calculamos su valor intrínseco y/o precio objetivo según sea el caso usando el método que mas le conviene a ese tipo de empresa y ciclo de vida.
- Ahora hacemos el análisis de Moat. Este lo dejamos al final porque como requiere de variables cualitativas, es muy probable que si lo hacemos como primer paso, entonces caigamos en muchos sesgos que hagan que veamos de color de rosa los números de los pasos de arriba. Esto es así porque todas las empresas que cotizan tienen algo especial que jala de alguna u otra forma, de lo contrario no habrían salido a cotizar o no seguirían haciéndolo. Algunos sesgos son el de anclaje, planteamiento, costos hundidos, falacia narrativa, efecto halo.
- Si primero analizamos los números lo mas fríamente posible y después el Moat, entonces seremos un poco mas objetivos en el análisis de ratios, múltiplos, estados financieros, valuación y también en nuestras opiniones de las ventajas competitivas duraderas de la empresa porque las estamos contrastando con datos antes de narrativa. Recuerden que al ser humano le gustan más las historias que los datos.
- Pero ahí no acaba el proceso. Una vez analizado el Moat, debemos regresar a la valuación para ajustarla, no solo por el riesgo del valor terminal, sino también por la sostenibilldad de sus tasas de crecimiento. Ahora sí usamos las Ventajas Competitivas Duraderas para ver si la empresa podrá seguir creciendo a ciertas tasas por muchos años gracias a ese foso.
Obviamente antes de hacer todo esto debemos realizar los pasos de la imagen 2. Solo así podremos ajustar bien los múltiplos y ratios; entender las posibles discrepancias de los estados financieros, o cómo podrían evolucionar sus flujos para hacer la valuación.
Imagen 2
Me han preguntado varias veces que sí al tratar de entender la empresa y su industria ¿no estaríamos ya realizando el análisis de Moat?
Mi respuesta es que podemos conocer y entender la empresa y su industria sin hacer un análisis profundo de su Moat, ya que este análisis profundo no solo requiere entenderla y palomear el checklist de Morningstar y Pat Dorsey. También necesitamos plantearnos preguntas desde ángulos diferentes y específicos, y descomponer las variables para que nos ayuden a medir la durabilidad de esas ventajas competitivas o si realmente existen o son una mera ilusión.
Todo esto va más allá de solamente entenderla, se le pone a prueba. En cambio, con los ratios, múltiplos y Estados financieros, con solo entenderla y conocerla podemos sacar buenas conclusiones.
Todo esto va más allá de solamente entenderla, se le pone a prueba. En cambio, con los ratios, múltiplos y Estados financieros, con solo entenderla y conocerla podemos sacar buenas conclusiones.
Tal vez mientras la conocemos nos demos cuenta que tiene ciertas Ventajas Competitivas. Eso será inevitable. Pero no sabremos con certeza si realmente son duraderas y amplias. Dejando el análisis de Moat casi al final estamos evitando la mayoría de cuestiones cualitativas para no ponernos los lentes de color de rosa.