Sí, claro: el objeto de la desregulación es favorecer al empresario, especialmente al empresario no oligopolista, porque son los monopolios y oligopolios los que más se benefician de la regulación.
La escena está bien clara: el capitalismo funciona gracias a la explotación inmisericorde. Pero es, sin embargo, cierto que parte de la riqueza generada beneficia incluso a los estratos más míseros de la sociedad. Malgré lui, claro está... La desigualdad es, junto con la explotación inmisericorde, otra de las características básicas, seminales, del capitalismo. Ese horizonte -explotación y desigualdad perennes- no parece aceptable. El problema es que no existe alternativa viable al capitalismo. El socialismo 'científico' ha fracasado, como es notorio, y el socialismo utópico, pue es eso... utópico.
Marx y Engels estuvieron muy acertados en su análisis económico-social de la historia, y sus libros y artículos son aplicables a la realidad de hoy, salvando pequeños detalles. Pero como 'solucionadores', fracasaron plenamente. No podía ser de otra manera: el hombre es egoísta por naturaleza, y esa naturaleza no se puede cambiar por procedimientos de reeducación, de 'ingeniería social'. En eso, el socialismo de Marx fue muy poco científico, pero quizá no había opción desde una perspectiva humanista. En cambio, hoy en día, la solución a las desigualdades de la sociedad se podría enfocar a través de la vía eugenésica, aprovechando los progresos de la manipulación genética. Así, sería posible crear un 'hombre nuevo', cooperador y solidario, en unas cuantas décadas...