Re: Asesinatos cometidos por ETA desde el 20 de Noviembre de 1.975
(...)
Los vecinos se sumaron también masivamente a la manifestación convocada por el Ayuntamiento de la localidad para después del funeral. La manifestación, silenciosa, arrancó poco después de las 20:00 horas. Más de 1.500 personas, entre las que además de varios dirigentes políticos estaban exmiembros de ETA político militar, desfilaron tras una ikurriña con crespón negro y una pancarta con la inscripción "Bakean bizi nahi dugu" (queremos vivir en paz). La manifestación concluyó ante el lugar donde Yoyes fue asesinada, donde los manifestantes arrojaron flores y cantaron el Eusko Gudariak (himno del soldado vasco).
Otro de los hermanos de Yoyes, Luis Ignacio González Catarain, apuntó en un escrito hecho público a título particular la idea de que la aparente unidad de los presos y refugiados de ETA m puede ser más consecuencia de la coacción que de la voluntad política. Luis Ignacio, entonces militante de la izquierda proetarra, hizo unas declaraciones muy duras contra la banda asesina, asociando el comportamiento mostrado por ETA en ese atentado con las actuaciones de la Mafia siciliana y de las organizaciones nazis. A su juicio, el atentado demostraba que ETA militar temía a la reinserción y era la respuesta a las dudas sobre su futuro inmediato que quizás albergaban gran parte de los miembros de la banda. "Un buen día, por lo que sea, empezamos a dudar, seguimos haciéndolo y terminamos dándonos cuenta de que el bonito sector abertzale en el que nos encontrábamos tiene un gran parecido con la Mafia siciliana". Y añadió: "Interiorizando ya en los asuntos de ETA, nos encontramos con un fanatismo ideológico en algunos sectores con resultados típicamente mafiosos que evidentemente nos llevan a pensar en qué será de lo que nos quieren liberar y qué podríamos esperar con alguien así en el poder". El hermano de Yoyes atribuyó el atentado "al grupo que queriendo seguir actuando como hasta ahora ve que necesita tener al resto alrededor, debido al acoso que sufren los refugiados por parte de los Gobiernos español y francés, ya que marchándose los que no hacen nada, quedan en total evidencia los que hacen algo. Ahora se entiende mejor, ahora los presos tienen dos cárceles; el asesinato es un mensaje claro a toda la organización y punto. Lo que no interesa para nada es un debate en el que se tienen todas las de perder. Los nazis no lo harían mejor".
Las declaraciones del hermano de Yoyes abundaban sobre el hecho de que un exetarra, acogido a las vías de reinserción, había alertado diez días antes a María Dolores de la existencia de una consigna concreta de la banda terrorista para atentar contra alguno de los activistas reinsertados de mayor relieve. El objetivo de ETA con esa acción era abortar un incipiente debate entre una parte de los presos y los refugiados en torno a la posibilidad de abandonar la lucha armada. Según este exetarra la banda terrorista ETA había señalado a cuatro o cinco personas que, por su relevancia, podrían ser objeto de un atentado, y sospechaba que en la relación de potenciales víctimas figuraba de manera destacada el nombre de María Dolores. Yoyes se mostró preocupada por la noticia, pero argumentó que cualquier precaución resultaría inútil a la larga y que no estaba dispuesta a volver al exilio. La orden de asesinar a algún exetarra, según la información transmitida a María Dolores, fue impuesta por el sector más duro de ETA militar, que había adquirido mayor peso en la organización a raíz de la expulsión a Gabón desde Francia de Txomin Iturbe. En el curso de la conversación, Yoyes indicó a su interlocutor que las noticias que le transmitía confirmaban sus temores, que iban en aumento desde que se produjo el alejamiento de Iturbe de la dirección ejecutiva de ETA como consecuencia de su reclusión durante varios meses en una prisión francesa y de su deportación posterior a mediados de julio. El por entonces máximo dirigente de la banda terrorista había ofrecido a María Dolores González, antes de que ésta regresara en secreto a España el 17 de octubre de 1.985, garantías personales de que no se tomarían represalias contra ella mientras de él dependiera, y le había pedido que no hiciera el juego a los partidos políticos favorables a la reinserción y que evitara realizar cualquier tipo de declaración pública porque podría resultar muy perjudicial para ETA, condición esta última que la exdirigente cumplió escrupulosamente. Pese a tener conocimiento de lo que se estaba preparando, Yoyes decidió seguir haciendo su vida normal, convencida, según explicó al compañero que le había informado, de la inutilidad de cualquier tipo de medidas de protección temporales. La única precaución eficaz, había explicado la propia María Dolores, habría sido abandonar de nuevo a su familia, alejarse del País Vasco y volver al extranjero, solución que ella no estaba dispuesta a aceptar.
(...)