El hundimiento del USS Maine
Frederic Remington, un artista contratado por Hearst para proporcionar ilustraciones que acompañaran una serie de artículos sobre la Revolución Cubana, quedó pronto aburrido en Cuba ante la imperante tranquilidad y envió el siguiente mensaje por cable a Hearst en enero de 1897:
Todo está tranquilo. No hay problemas. No habrá guerra. Deseo volver.
La respuesta de Hearst fue:
Por favor, manténgase allí. Usted proporcione las imágenes y yo proporcionaré la guerra.
En los días posteriores al hundimiento del USS Maine, Hearst publicó una historia con la leyenda "El barco de guerra Maine fue partido en dos por una arma secreta infernal". La historia contaba como los españoles habían plantado un torpedo por debajo del barco que detonaron desde la orilla. Hearst pronto siguió este artículo con otro que contenía diagramas y planos del torpedo secreto utilizado por España.
La historia fue republicada en todo el país culpando a los militares españoles de la destrucción del USS Maine. La mentira tocó la fibra sensible del pueblo estadounidense agitando la opinión pública hasta el punto de provocar un frenesí entre la población, que en su gran mayoría quería atacar y eliminar a España del poder en muchas de sus colonias cercanas a EE.UU. Finalmente el efecto del periodismo amarillo prevaleció, y los soldados estadounidenses fueron enviados a Cuba.
Posteriormente, se produjo la Guerra hispano-estadounidense y EE.UU acabó anexionando a sus territorios Puerto Rico, Filipinas y otras posesiones españolas, utilizando la misma excusa "libertadora" y los mismos métodos propagandísticos.