Queridísimo hombre de amarillo: No me subestimes, no me las doy de listilla, afirmo categóricamente que lo soy, vamos, listilla no, super listilla... Me resulta increíble que con mi belleza sin igual y mi cuerpo serrano, ¡¡me tengáis que reconocer por la escoba!!
Haces bien en huir, inocente amigo, los humanos seguís anclados en la creencia que correr os salva de dar la cara ante la Bruja Caracola, ay de vosotros como me ponga a preparar uno de mis maléficos brebajes en la cocina, de los que funcionan con mando a distancia... Huid, huid, jejeje, que os alcanzaré igualmente.
Me alegro de verte por aquí, aunque sigas sin cambiarte de camisa, ;-)
Un abrazo
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.