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Vivir a crédito I

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Vivir a crédito I

VIVIR A CRÉDITO
REPORTAJE
Endeudados hasta las cejas
JOSEBA ELOLA
DOMINGO - 30-04-2006

Sólo el 7% de los que utilizaron la financiación dicen que no volverían a recurrir a ella. De no haberlo hecho, habrían gastado la mitad
A los adictos a las compras, un 3% de los europeos, les hacen salir a darse una vuelta al centro comercial. En diez minutos, el deseo se apaga
"En el momento en que te planteas pedir un crédito para irte de vacaciones estás viviendo por encima de tus posibilidades", dice Juan
"La gente se endeuda porque puede; depende de la seguridad que tienes en el futuro", dice Gregorio Mayayo, de la Asociación Hipotecaria Española
"La subida de tipos será suave y gradual", asegura Carmen Hernán Sanz, del BBVA. "El Euribor a un año no irá más allá del 3,70%"
Y llegó el día fatídico para Juan: ese en que se presentaron para embargar la casa de su novia (y avalista) para saldar la deuda

Empezó dedicando sus fines de semana a ir al centro comercial. Luego necesitaba comprar a diario. Hasta que se sorprendió a sí misma escapando del trabajo para realizar pequeñas adquisiciones. Tirando de tarjeta de crédito, daba rienda suelta al creciente frenesí comprador. Pidió créditos rápidos. Y de ahí a un endeudamiento "gigantesco" del que no quiere recordar las cifras, pues va contra su terapia de olvido.

Susana tiene 37 años y es una ex adicta al consumo. Le echa en gran parte la culpa de su drama al mundo en que vivimos. Javier Garcés, psicólogo y presidente de la Asociación de Estudios Psicológicos y Sociales, dice que casos como el de Susana son la punta del iceberg. Casos muy extremos, sin duda, pero reveladores de una sociedad cada vez más consumista. Y cada vez más endeudada.

Ricardo Montoro no está de acuerdo. "No soy de los alarmistas sociales", dice este ex director del CIS. "España es consumista, sí, pero como la mayoría de las sociedades desarrolladas. El dinero está barato, hay empleo y los consumidores son bastante más racionales de lo que piensan los economistas". Gregorio Mayayo, presidente de la Asociación Hipotecaria Española, añade: "Sólo a través del crédito se puede crecer en nuestras economías. La gente se endeuda porque puede. Es algo que está en función de la seguridad que uno tiene en el futuro".

Créditos rápidos, hipotecas a 50 años, reunificaciones de deudas... Proliferan las nuevas fórmulas de financiación. Jaime Caruana, gobernador del Banco de España, alertaba la semana pasada de los peligros de las hipotecas creativas, al tiempo que calificaba la situación de las familias españolas de "sólida". El endeudamiento de las familias españolas se ha triplicado en los últimos ocho años.

"El problema es que hemos pasado de la cultura del ahorro a la cultura del crédito", señala Fernando Herrero, vicepresidente de Adicae, asociación de usuarios de banca. "Ha sido un cambio muy rápido, y la cultura financiera de muchos consumidores españoles no está preparada para esas campañas agresivas que les dirigen".

La espiral de Juan

Juan entra en el bar situado frente a la casa de su madre apoyado en dos muletas. Tiene 35 años y trabaja de comercial en Huelva. Las ojeras después de su tratamiento contra la depresión ya van remitiendo. Éste es un patrón que se repite en muchos de los casos de endeudamiento severo: un accidente imprevisto, en el origen, y un tratamiento contra problemas psicológicos, al final del proceso.

¿Cómo vas a renunciar a tomar unas cervezas cuando sales desesperado de la vida de trabajar, después de 14 horas currando? ¿Cómo no vas invitar a tu novia a pasar su noche de cumpleaños en un parador? ¿Cómo no te vas a comprar la misma PDA que tiene ese comercial de tu oficina que cambia cada dos meses de móvil, si hace dos años que no actualizas el equipo? La suma de estas y otras tantas preguntas llevaron a Juan a meterse en una espiral del crédito. Pidió uno para el coche, otros tres cr

#2

Vivir a crédito II

&Quot;Durante ese tiempo, por distintos problemas en la cooperativa, la casa pasa de valer 36.000 euros a 60.000, para lo cual tiene que pedir otro préstamo. Los ingresos familiares eran en ese momento de 1.100 euros (ella se dedicaba a cuidar de sus tres hijos y trabajaba sólo por temporadas) y con 720 cubrían los créditos. "Íbamos ajustados, pagábamos como podíamos", dice. Y les roban el coche. Las niñas iban a un colegio en el centro de Madrid, el que estaba cerca de casa de la suegra (con la que empezaron las primeras tensiones), y necesitaban un coche; pero, en su situación, ningún banco les quería dejar dinero. Y en eso les llega una carta a casa: le regalamos una semana de vacaciones si se une a nuestra fabulosa oferta de multipropiedad. Disfrutará de una semana de vacaciones en la playa al año. Por sólo 12.000 euros. Y la verdad es que ya tenían ganas de pasar una semana tomando el sol, después de tantos agobios para llegar a fin de mes. ¿Resultado? Después de un intento frustrado de conseguir un crédito de 18.000 euros que ayudara a matar dos pájaros de un tiro (coche y vacaciones), Laura se planta en el año 2000 con un nuevo crédito abierto por valor de 300 euros al mes para pagar por la multipropiedad. Una vez descontados los pagos que tiene que hacer cada mes para cubrir deudas le quedan 180 euros para vivir. "A partir de entonces empezó el infierno".

Seis mensualidades sin pagar la letra de la casa en multipropiedad desencadenan que empiecen los primeros trámites en el juzgado. El marido, que avaló a un compañero del trabajo, tiene parte de la nómina embargada para pagar por su compañero, que se declara insolvente. Y a Laura le anuncian que le van a embargar su parte proporcional de una vivienda familiar que ha heredado. Los hermanos se enteran de todo, la cosa se convierte en un problema familiar. "Menos mal que me engendraron con sentido del humor, porque era para suicidarse".

Bueno, pues a eso le siguieron dos años para renegociar una nueva hipoteca sobre la vivienda de San Sebastián de los Reyes. Los 30.000 euros que le quedaban por pagar en siete años se convirtieron en 54.000 a 15 años. Y con la venta de esa vivienda, vuelta a empezar. Adquieren un chalé de 200 metros cuadrados a 60 kilómetros de Madrid por 126.000 euros. Con la mala suerte de que, hace dos años, el marido sufre un accidente laboral que le supone una merma de sus ingresos en un 25%. Otros tres impagos. Entrada en los ficheros de morosos. Estrés, tratamiento por ansiedad. Nueva demanda en el juzgado. La casa a punto de salir a subasta. Y un día antes de que esto se produzca, la venden. Con la premura rebajan el precio en 18.000 euros, 12.000 se les van en abogados y entre gastos y cancelaciones pierden en total 42.000 euros.

Espiral de deudas

Al final de todo les quedaron 18.000 euros. ¿Y qué han hecho? Meterse en otra hipoteca. A 30 años. Los ingresos son de 1.100 euros y destinan 700 a la compra de vivienda. Los expertos recomiendan no destinar más de un tercio de la renta a estos fines.

Laura y su marido están ahora pendientes de que un tribunal dilucide la situación médica del marido para establecer los términos de su jubilación. Y tienen que tirar, cada mes un poquito, de los 18.000 euros que quedaron después de la debacle. ¿Qué han aprendido? Con infinita tranquilidad, Laura, abuela a sus 43 años, responde: "Estas cosas te sirven para tener una madurez, tu mente se vuelve más ágil; tanto tener que mirar e inventar, tanto tener que hacer teatro en las sucursales, en la vida...". ¿Hay una parte negativa? "Te queda el dolor, el desgaste mental y la sensación de desamparo".

Las asociaciones de consumidores reclaman con urgencia una ley sobre endeudamiento que evite dejar en una situación de quiebra a las familias. Medidas que eviten que alguien se pueda quedar en la calle, sin casa. Que la gente pueda suspender pagos como hacen las empresas y pueda renegociar su situación.

El 41% de l

#3

Vivir a crédito III: Mala suerte le llaman, cuando son como Olga

&Quot;Mala suerte
Lo peor de todo es la vergüenza que se pasa. Ésa que te impide comentarlo con los amigos en el bar. La que le llevaba a contar que tenía un amigo que había pedido un crédito rápido y al que le había ido muy mal. Un amigo. La letra del coche del hijo, la del televisor, un crédito por devolver para los muebles del salón. Y de repente, una fractura de tobillo. Cuando trabajas como jardinero y haciendo chapuzas que te ayudan a completar tu sueldo de 750 euros, la fractura de tobillo se convierte en algo más que una mala noticia. Supone que los otros 750 euros que ganas, y con los que cuentas para saldar tus deudas, desaparecen. Hola, baja; adiós, trabajillos extra; bienvenido, señor problema. Las facturas que se acumulan. El banco que no te da más dinero porque aún no has terminado de pagar el préstamo de los muebles. Y de pronto, un anuncio en la tele: 3.000 euros en 24 horas. Bingo.
O no tanto. Después de dos años pagando 19 recibos de 100 euros y 10 de 85, Alberto llevaba abonados 2.750 euros. Y todavía seguía debiendo 2.139. El tipo de interés era del 24,6%. "Mis canarios están más contentos que yo, no tienen facturas que pagar".
"Lo que se cobra por algunos créditos rápidos es lo que antes llamaban usura", clama Fernando Herrero, vicepresidente de Adicae. Gregorio Izquierdo, del Instituto de Estudios Económicos, matiza: "Desempeñan un papel importante. Al ser el importe bajo y el peligro de morosidad más alto, es lógico que tengan un interés alto". El sector vive un auténtico auge. Phillipe Santini, director del Banco Sygma, cuenta que hace tres años sólo tenía tres competidores. Ahora son 10. La gran banca se ha lanzado a este mercado. El BBVA ha lanzado Dinero Express, una línea especialmente dirigida a los inmigrantes, y espera conceder 25.000 créditos en nueve meses.
Entre tantas historias tristes de endeudados emerge la de Olga, que, como muchos españoles, está feliz de la vida con su hipoteca. La acaba de ampliar, lo que le ha permitido conseguir un sueño: un apartamento en Villajoyosa (Alicante). Llevaba 14 años veraneando allí, en caravana, en el cámping Hércules. Pero este año la cosa será distinta, viendo el mar desde lo alto del acantilado en el que se ubica el estudio, comprado a medias con sus padres. Paga 850 euros al mes, incluyendo la hipoteca y la letra del coche. "No me paro a hacer cálculos porque, si no, no me compro nada", dice. "Pero no tengo la sensación de vivir endeudada"."

http://www.elpais.es/articulo/portada/Endeudados/cejas/elpdompor/20060430elpdmgrep_1/Tes/

#4

Re: Vivir a crédito I: peligrosos

Con esto se puede hacer un símil, entre el “consumo responsable de las drogas” y el consumo responsable de los créditos.
Y hacer campañas de responsabilización del estilo, en vez de “ Controla lo que te metes, si te pasas te lo pierdes”. Cambiarlo por “Controla lo que te endeudas, si te pasas te hundes”.

En mi opinión, los préstamos deberían tener peor prensa. Mucha gente piensa que puede hacer “un uso inteligente” de ellos (¿hay parecidos? ¿O no?) , hasta el día que se dan cuenta que ya están tan pillados, y no le conceden un cuarto préstamo para refinanciar el tercero.

¡Mucho ojo con los préstamos!

Lo peor de esto, es que muchas familias, si saben y se limitan al préstamo hipotecario. Son cumplidores, pero se tiene que quedar el fin de semana sin salir. ( pq este por si solo ya estrangula bastante)

#5

Re: Vivir del crédito

Pues según reseña el periódico MERCADO DE DINERO en su número 130, los altos directivos de los principales bancos se han subido el salario un 11 por cien, de media el pasado año.

Luego, parece que del crédito sí se vive bien.

#6

Re: Vivir del crédito

¿Tienes los datos de Botín y del Santander? ¿Cuanto le pasan a Ausbanc?

#7

Re: Vivir del crédito

Bueno, si se han subido un 11 de media, pues eso mas como minimo.
Yo, la verdad, agradecido de saberlo, que hay cosas que dice que son interesantes, aunque cojee de otras.

#8

Re: Vivir del crédito y del Santander

Toma y yo, teniendo en cuenta que es asesor de Ausbanc. Además nos puede informar sobre la evolución del apaño AUSBANC-BBVA y de la minuta de Pineda por su conocido grito:"Todos al Santander" y como fueron las negociaciones, Telebankeyah es un elemento clave en la organización, con Botín para alcanzar tal acuerdo.