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Blog Bitácora de crisis
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El fraude de la economía mixta

Esta semana os propongo otra de esas reflexiones ideológicas que me gustan tanto, por aquello de que nuestros anti-líderes han decidido instalarse en el perfil más bajo de los últimos 30 años. Ya sabéis a qué me refiero: el uno que propone recuperar la Ley del Suelo original pero, a la vez, promete rescatar la deducción por compra de vivienda habitual (y yo me pregunto, si esta Ley inunda el mercado por el lado de la oferta y consigue bajar los precios, ¿por qué hay que “ayudar” al comprador?); el de más acá que ahora descubre que los bancos no son los malos sino los peores en esto de la crisis... En fin, que me aburre el plan.

 

El caso es que la política era más divertida cuando cada formación se sentía orgullosa de ser de derechas o de izquierdas, vamos, cuando había una moto que vender al votante. Pero desde que el proletariado aprendió a dar pelotazos inmobiliarios y los hijos de la burguesía urbanita aspiran a mileuristas, nuestra entretenida y pura lucha de clases se vino abajo y hasta aquí hemos llegado, con el Borja siendo desalojado de una plaza y el Paquito fumándose un puro a su salud. No sé si Marx se refería a esto con lo de la dictadura del proletariado... Y no es que crea en la necesidad de que vuelva ese conflicto entre grupos sociales. El problema es que nuestros políticos han dejado de tener criterios coherentes a la hora de sacar propuestas concretas y se conforman con colar algún titular desde la escuela de verano de turno. De solucionar problemas nada de nada. Y mucho menos plantear estrategias de largo recorrido para el país.

 

Pues bien, ya va siendo hora de que nuestros políticos vayan pensando qué es lo que quieren hacer con el Estado, porque el chollo de la economía mixta (sistema de mercado monitorizado, apoyado, complementado y, en ocasiones, abducido por el sector público) se agota. Y me parece perfectamente defendible que algunos pretendan implantar un sistema (casi) totalmente regulado y otros prefieran uno (casi) totalmente libre. Lo que no me sirve es lo que tenemos ahora: una suerte de lo mío es mío y lo ajeno es de todos. Un mercado sí, pero siempre que yo me aproveche más que el otro. Me sorprende que alguno todavía haga apología de este fraude.

 

Reivindico que nuestros políticos se posicionen no como derecha o izquierda, sino como liberales o como estatalistas. Si hace falta maquillarse la etiqueta para no asustar a la gente vale, pero que sean muy claros en temas como los siguientes:

  • Los impuestos. En esto hay que reconocerle a Pepe Blanco que ha sido meridianamente claro. Pero, puestos a recaudar más, deberíamos hacerlo con una fiscalidad más inteligente (que no atasque la actividad económica y el empleo) y menos medieval (menos basada en la indefensión del contribuyente).

  • Las barreras normativas que deben sufrir los agentes económicos. Especialmente hay que cuestionarse para qué sirven las normas laborales si nunca se cumplen. Y esto nos llevará a discutir cuánto hay que gastar en inspectores y controles para que el sistema funcione.

  • La definición de bienes públicos. Se puede defender que la sanidad y la educación sean públicas, pero yo cuestionaría que el AVE del Mediterráneo también lo sea. Y puestos a recortar, que sea de forma lógica. Antes de plantear el copago sanitario podríamos debatir, por ejemplo, si es necesaria la vivienda pública. Y no tiene sentido recortar gasto educativo y, a la vez, pagar con dinero público el experimento de la educación diferenciada. Otra cosa es que se propongan desgravaciones fiscales para que los que se paguen su colegio y su seguro médico no se sientan estúpidos a la hora de hacer la declaración. En cualquier caso, no me parece mal que la sanidad y la educación hagan de muro de contención al resto del Gasto Público.

  • La definición de sectores estratégicos. Dejando bien claro a quién se va a rescatar y a quién se va a dejar tirado en época de crisis.

  • Las competencias que debe asumir cada nivel administrativo. De esto ya hablaremos largo y tendido en el blog...

 

¿Por qué es un fraude el sistema de economía mixta? Pues, sencillamente, porque nos hace creer que podemos tenerlo todo, que no necesitamos elegir porque los recursos son (aparentemente) ilimitados. Lo que ha entrado en crisis no es el mercado libre ni el Estado defensor de lo público. Lo que se ha venido abajo es la doble vida que hemos llevado durante tantos años: vestimos un traje liberal a la hora de comprar en el mercado, pero nos ponemos el mono y las rastas cuando le exigimos al Gobierno que pague la cuenta.

 

¿Y ahora qué? Debemos decidir hacia dónde se dirige nuestro sistema económico. Podemos tener un sistema basado en la iniciativa privada, en la creatividad de las personas, en la competencia y el mérito. O también podemos montarnos un modelo basado en lo público, en la solidaridad, en la defensa de unos derechos para todos. Lo que no podemos tener son las dos cosas a la vez: la iniciativa pública se come a la privada, la igualdad de derechos no entiende de méritos, la solidaridad muchas veces es competencia desleal encubierta.

 

¿Qué pensáis vosotros? A ver si somos capaces de tener un debate de perfil alto.

 

 

 

Próxima semana: Más propuestas (atrevidas) para un programa electoral.

 

 

Saludos. 

42
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  1. en respuesta a Feinmann
    -
    #42
    12/07/11 09:32

    No me atrevo a decir si la corriente mayoritaria es la liberal o la intervencionista, yo creo que entre los rankianos está la cosa bastante equilibrada, pero en la vida off-line (amigos, compañeros, familia...) a la gente le sale la vena legalista casi por instinto, incluso entre votantes del PP. Esto es muy grave porque significa que no confiamos los unos en los otros y exigimos que venga el árbitro a poner orden. No es precisamente el modelo de sociedad en el que creo. Pero te aseguro que lo normal es pedir más regulación.

    Por supuesto estamos de acuerdo en que no tiene sentido sacar normas que no se van a poder cumplir.

    Volviendo con el tema de los controles, no pongo en duda su utilidad en el campo de la ingeniería, ni mucho menos, pero en el universo de la gestión pública he tirado la toalla. Fíjate si hay controles en el diseño de los planes urbanísticos que un ayuntamiento puede pasarse lustros enmendando por una cuestión de garantías jurídicas. Eso sí, si el dueño de la finca es un banquero y dice que hay que poner un museo de renombre en mitad de la bahía no hay ningún problema de controles. Que me caliento...

    Ni una sola ayuda a bancos ni empresas, que te quede claro. Lo que pido es que no se les ponga la zancadilla. Algunos plantean los impuestos y las indemnizaciones como un castigo al empresario, por malvado. Y te aseguro que yo no soy empresario y sé que a algunos hay que darles de comer aparte. Pero insisto en que no hay que desembolsar ni un duro, más allá de lo que se deba invertir en infraestructuras y en formación (que, por otro lado, ya he dicho que no estaría de más que fueran las empresas las que asuman el coste de la formación de sus trabajadores).

    Te digo lo mismo respecto de las barreras, no hace falta poner ninguna alfombra roja para que cierre un comercio cada 6 meses, pero tampoco es cuestión de colocar piedras por el camino para justificar el sueldo de los burócratas. Y lo que falta en España no es más formación para emprendedores, sino la materia prima: creatividad e iniciativa. Tampoco ayuda mucho que en el presupuesto familiar la vivienda tenga tanto peso, porque acabas perdiendo recursos que son necesarios en los primeros meses de vida de la empresa.

    Hay dificultades que son naturales, no todo el mundo puede abrir un banco o una gran industria. Pero si hay posibilidad de reducir trámites y costes para empezar a trabajar pues no entiendo por qué no se va a hacer. Eso es la desregulación.

    Saludos

  2. en respuesta a Macroymicroblogger
    -
    #41
    11/07/11 19:53

    Corrígeme si me equivoco, pero ¿no se ha repetido hasta la saciedad que lo que necesita la economia es desregulación? ¿y la desregulación no es la retirada de reglas?

    La única solución no es contar con más inspectores y hacer mas leyes sino que los controles sean efectivos, porque de poco sirven los controles que se pongan si no se asegura que se cumplen y que son adecuados. Todos los inspectores del BdE de poco han servido si la institución en lugar de actuar como órgano de control actúa como órgano de lobby de los bancos. Tener muchas normas y no cumplirlas sirve de poco. Como decía un filósofo, las normas, pocas y que se cumplan. Yo lo digo de otra forma: no gastes tiempo ni dinero en legislar una norma que no se va a hacer cumplir. Además, las normas que se aplican de forma graciable hacen que la democracia devenga en dictadura.

    ¿Quién ha dicho de poner un bucle infinito de controles?
    Si algo tiene la ingeniería son dos cosas: equilibrio y optimización. En ingeniería no se ponen controles innecesarios, no se complica el diseño de forma arbitraria.
    La seguridad es un campo en el que se ve perfectamente. Se suele hacer una gráfica doble, de los costes de la no-seguridad y los costes de la seguridad. En el eje de la izquierda, la no seguridad, en el de la derecha la seguridad, el eje de abcisas de 0 a 100. La suma de ambas curvas presenta un mínimo que es en donde se pretende situar el diseño, es decir minimizando el coste total seguridad+no seguridad.
    Puede salir una curva en forma de bañera, y lo que se hace es aumentar las medidas de seguridad en tanto el coste compense, pero se llega a un momento en que es mas fácil asumir los costes de no seguridad que meter mas seguridad y entonces se para de meter mas controles, cuando se llega al nivel de riesgos asumibles.

    Respecto a la pregunta filosófica ¿Quién controla a los controladores? Yo le daría la vuelta ¿mejor sin controladores? porque esa pregunta siempre se podrá hacer aunque solo haya un nivel de control. Control con inteligencia y equilibrio.

    Controles vs- incentivos. Un incentivo en una dirección en realidad es un control en la dirección contraria. Creo que aquí subyace una diferencia de concepto de lo que es un control. Un ejemplo de control: piensa en una bola sujeta con cuatro muelles, de forma que su posición queda fijada en el espacio. Los muelles estiran de la bola cuando se aleja y la empujan cuando se acerca. El equivalente social aplicado, digamos a la tasa de minusválidos en una empresa, seria descuentos crecientes y proporcionales según la tasa de minusválidos sea menor que la tasa que estableciese el gobierno y decrecientes según la superase. Mas concreto aún, si se fijase la tasa objetivo en el 10% (que nunca se alcanzaría, pues la tendencia seria exponencial) el primer tramo 0-1% cotizaría con un descuento del 90%, el tramo 1-2% con un descuento del 80%, etc. Otro ejemplo de control, esta vez similar a una válvula, seria el establecimiento de una tasa anual de inmigrantes. Y todo esto no requiere de mas Inspectores de los que ya hay, solo son cambios normativos.

    Tu idea de ayudar a empresarios y emprendedores me choca con tu idea de la libertad responsable, pues siempre que se ayuda a uno es a costa de sacare dinero a otro. Ya sabes que el dinero no sale de la nada. Además, un problema grave que veo, es que cuando ayudas a unas empresas otros tienen que sufrir sobrecostes por falta de competencia. Ejemplos claros: las ayudas del gobierno a los bancos reducen las posibilidades al resto de empresas. Las ayudas a las eléctricas vía normativa suponen un sobrecoste para el resto de empresas, además de una reducción de renta disponible a los ciudadanos, sus potenciales clientes.

    Hay que pensar siempre en que cuando un gobierno (o persona) toma una decisión se está privando de podeer tomar otras. Cuando la Junta de Andalucía decidió que las operaciones de cambio de sexo fuesen a cargo del Servicio Andaluz de Salud lo primero que pensé es en lo caras que son esas intervenciones y que, llegado el caso, salvar la felicidad de esa gente podría suponer perder la vida a otras, pues los medios son limitados y hay que gestionarlos prudentemente.

    Respecto de las barreras de entrada y salida. Puesto que las empresas tienen una elevada tasa de mortalidad en sus años iniciales, lo primero que veo es que los empresarios en general piensan que tienen una buena idea, pero suelen tener una baja cualificación. El sistema educativo está muy reglado, pero veo que seria necesario que hubiese cursos menos reglados para que quien quisiese ser empresario se formase, porque recuerdo haber visto hace años un estudio que mostraba que en las empresas españolas la cualificación era inversa al nivel jerárquico del puesto en la empresa. Esto serviría para que muchos empresarios hiciesen números antes de meterse y supiesen en donde se meten. He visto bajos en que se montan negocios que duran 6 meses y cierran, y esto consecutivamente durante años. Es triste, tras cada uno de esos cierres está la ilusión frustrada de una persona o una familia.

    Pasado esto, si a nadie le gusta hacer tonterías con su propio dinero ¿a quien le gusta que otros hagan tonterías con el dinero de uno? El riesgo y ventura empresarial tienen una promesa de premio, pero no se puede pretender tener el premio y no el riesgo.
    Y en tu frase subyace la idea de asimetría: que las barreras de entrada sean las que tengan que ser, pero que no haya de salida. Esto operaría como una válvula que haría difícil montar empresas y fácil liquidarlas. Nos quedaríamos sin empresas rápidamente. Pero si unes la idea de facilitar la creación, sin barreras de entrada, algo que se suele pedir frecuentemente, y también quitas las de salida, ¿Qué nos queda? Desregulación.


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