Andamos esta semana a vueltas con Revilla y su visita institucional a La Moncloa. Promesas, faroles, chascarrillos... Lo habitual.
La verdad es que no tengo razones para ocultar mi simpatía por este señor que ha puesto la política nacional patas arriba. Me puedo creer más o menos sus propósitos en la presidencia del gobierno regional, aunque ya hace tiempo que he dejado de echar las culpas a nuestros dirigentes: en efecto, Revilluca tiene toda la razón cuando dice que el PP ganaría unas elecciones con una vaca pinta al frente. No es una opinión, es una cuestión de matemáticas sociológicas. Así que, no nos extrañe que el listón en política esté tan bajo. Es más fácil quejarse que comprometerse en buscar soluciones a nuestros problemas.
Bueno, este blog es sobre economía y no quiero desviarme. La última del de Polaciones es prometer que Cantabria estará conectada con el mundo en seis años. Hasta aquí la bravata pachuloyo. A lo que voy es que por fin se vislumbra una pequeña luz de lo que Cantabria es en potencia: una de las regiones europeas mejor situadas en el mundo desde el punto de vista geográfico. Esto tampoco es ninguna opinión, es una constatación sobre el mapa. Por mucha dificultad orográfica que tengamos, nuestra Tierruca tiene muchas más posibilidades de desarrollo con un par de lanzaderas ferroviarias y una buena oferta de rutas por aire y mar, que Sevilla o Málaga con el último ingenio japonés, aunque vaya a 300 por hora. Bien está pedir lo mismo que los demás (si Jaimito tiene la mega-consola, yo también la quiero). Pero hay que empezar a pensar en lo que vamos a hacer para aprovechar el dinero invertido. Salvo que esperemos amortizar con lo que nos venga de Valladolid. Castilla es ancha pero no tanto.
No, no me vengan con lo del medio millón. Lo vamos a seguir siendo nos llamemos Montaña, Provinciadesantander o Juntadelosietevallesperdidos. Que algunos hacen demasiados cálculos cada cuatro años. Y es más fácil llorar y jugar a ser víctimas que hacernos valer. Y Cantabria lo vale: vaya que sí lo vale.