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El show de la pizarra: Niño Becerra

En los últimos años de la recesión que estamos, al parecer, dejando atrás, las televisiones han descubierto que la Economía interesa al gran público y han convertido a nuestra controvertida ciencia en uno de los contenidos revelación de la pequeña pantalla. No hay tertulia que se precie sin pizarra y sin experto estrella. Ahí tenemos a los Gay de Liébana, Garicano, Rallo y algunos otros rostros que se van dando a conocer. Mención especial merece el profesor Leopoldo Abadía, gran precursor en esta difícil misión de explicar la ciencia económica en el medio televisivo.

Después de años de críticas a la profesión, ser economista vuelve a molar. Incluso los partidos políticos, antaño en manos de leguleyos, vuelven a confiar en personas que han dedicado más de dos tardes al estudio del sistema económico y ello me congratula, no por corporativismo, sino porque la Economía aporta una visión mucho más completa de la realidad que otras disciplinas. Y un buen profesional de la materia, sea cual sea su legítima ideología, es consciente de que tocar tal o cual pieza (un salario mínimo, una ley, un incentivo) puede tener repercusiones en el conjunto del sistema económico y social.

Dicho esto, quiero abrir esta nueva serie de artículos con un disclaimer: sí, las estrellas de la Economía dicen algunas tonterías en televisión. Pero no se lo tengáis en cuenta, es muy difícil contar todo lo que sabes en el formato de las tertulias nocturnas. Si escribir sobre política económica en un blog –sin aburrir a los lectores- es un desafío, imaginaos lo que supone jugarse el tipo delante de una cámara y una manada de comentaristas que ni saben escuchar ni están interesados en una explicación objetiva. Así que mi intención no va a ser criticar a los expertos de la tele, sino divulgar y profundizar en algunas de sus intervenciones.

Pues bien, el sábado pasado, el profesor Santiago Niño Becerra participó en La Sexta Noche para animar el debate sobre una de las propuestas más notorias de Podemos: la renta básica universal. La tesis del profesor se puede resumir de la siguiente manera: puesto que el factor trabajo está dejando de ser necesario progresivamente, hay que fijar una renta básica universal con el objetivo de combatir la pobreza. La forma de financiarla consiste en aplicar un tipo único del 49% sobre la renta de las personas físicas y así redistribuir los recursos igualitariamente. Como es lógico, con este sistema no se podrían cubrir las aspiraciones más materialistas y consumistas de la gente, como tener un BMW.

Como sabéis, el profesor Niño Becerra nos tiene acostumbrados a ese discurso apocalíptico y pesimista que atrae a tantos odiadores del sistema económico vigente. Posiblemente acierte en algunas de sus previsiones –por ejemplo, que nos quedan seis o siete años de crisis por delante y que nuestro sistema de protección social se agota- pero me temo que su diagnóstico sobre la ocupación tiene un pequeño fallo. En efecto, en el modelo económico occidental, las personas cada vez somos menos útiles dado que la tecnología avanza que da miedo y se basta por sí sola para producir casi todo. El problema es que el empleo no es un fin en sí mismo, es simplemente un medio que nos permite a las personas obtener una remuneración para cubrir necesidades de diferente nivel, desde la alimentación hasta el cochazo, pasando por la realización personal y la autoestima. Si un sistema económico es capaz de solucionar todas esas necesidades sin que tengamos que trabajar, estupendo, todos contentos. Pero entonces lo que se viene abajo no es el flujo productivo (el intercambio de bienes y servicios puede continuar mediante una suerte de economía colaborativa informal) sino el monetario: la renta salarial dejaría de ser el combustible del sistema. Y en ese límite no tendría sentido confiscar un solo euro a ningún asalariado, si es que queda alguno en el planeta.

Por otro lado, las tecnologías que sustituyen trabajo por capital se imponen de acuerdo con un análisis coste-beneficio. Existe un punto en el que no compensa esa sustitución, hay ejemplos en los que ni siquiera compensa la deslocalización de las plantillas. El profesor tampoco explica –no tuvo tiempo- cómo se alcanza un nivel tecnológico tan alto sin ahorro nacional ni inversión. Porque ese IRPF confiscatorio tiene costes de oportunidad en una economía como la española, que por mucho que nos empeñemos, no se parece nada a las nórdicas. Economías, por cierto, altamente tecnificadas y con tasas de empleo envidiables.

Lo que sí es cierto es que las condiciones laborales van a peor, y hoy se puede ser asalariado y vivir por debajo del umbral de la pobreza. Pero las causas de la pobreza no se encuentran sólo en la renta de las familias: también hay que hablar del nivel de riqueza inicial, del endeudamiento, de la falta de movilidad social, de la formación. Todos sabemos que hay gente que no necesita trabajar para mantener un tren de vida elevado y gente que nunca va a conseguir la independencia financiera a pesar de tener un sueldo digno. Así que no entiendo por qué la renta básica nos va a sacar de pobres. A no ser que la idea sea empobrecer a todo el mundo y así, todos iguales.

La lucha contra la pobreza es uno de los objetivos ineludibles de la Economía y me parece loable cualquier propuesta al respecto. Lo que no me parece conveniente es confundir a la gente con diagnósticos erróneos y con propuestas desatinadas. Tal vez la televisión no sea el espacio adecuado para debatir sobre algo tan serio y menos un sábado por la noche.

S2.

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  1. en respuesta a Wenomeno
    -
    #41
    19/06/15 17:23

    Yo lo diria al reves, la desconexion es del sistema productivo con el educativo. La prueba esta en la cantidad de gente preparada que estamos exportando. Tenemos un sistema productivo que sigue orientado a la construccion y servicios (paletas y camareros) y la gente se llego a pensar que se podia vivir bien sin preparacion porque sobraban empleos de este tipo. Ahora resulta que no era cierto y tenemos mucha gente no formada sin ocupacion, pero esa es una situacion sobrevenida. La situacion sistemica es que el tejido productivo nacional nunca ha sido capaz de absorber la cantidad de gente preparada que genera el sistema educativo.

    T.

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