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Campos electromagnéticos y salud (con un apunte jurídico)

En un post ya antiguo prometí hablar de los campos electromagnéticos y sus posibles riesgos para la salud. Por fin cumplo mi promesa y me pongo a ello. Y es que es un tema que por un lado ha suscitado una gran preocupación social que ha llevado a la creación de numerosas plataformas, asociaciones y grupos para oponerse a determinadas instalaciones de antenas de telefonía móvil o a nuevas líneas de alta tensión; y, por otro, es polémico por la negativa de la industria a reconocer que tengan cualquier tipo de efecto sobre la salud humana. No voy a hacer un estudio en profundidad, que sería imposible porque obligaría a examinar miles de publicaciones sobre el tema. Voy a centrarme en dos documentos que pretenden resumir el estado de la cuestión, voy a criticarlos porque me parecen sesgados a la vista de sus contradicciones internas, y me voy a referir a la existencia de toda una montaña de estudios sobre la cuestión, con enlaces donde se pueden encontrar muchos de ellos. Al final, me referiré muy brevemente al estado jurídico de la cuestión.

Qué son los campos electromagnéticos (CEM). Tipos.

Comenzaré precisando (siguiendo el sitio de la Organización Mundial de la Salud dedicado a este tema) que existen distintos tipos de campos electromagnéticos en función de su frecuencia; así, existen campos de frecuencia extremadamente baja (FEB, más conocidos por ELF, en inglés), por debajo de 300 Hz, creados por ejemplo por las líneas de conducción de la electricidad o los aparatos eléctricos; campos de frecuencia intermedia (FI), de 300 Hz a 10 MHz, creados por las pantallas de los ordenadores o sistemas de seguridad; y campos de radiofrecuencia (RF), de 10 MHz a 300 GHz, que son los de la telefonía móvil, la televisión o la radio, y los hornos microondas.

Los CEM se consideran de frecuencia relativamente baja porque existen otros que la tienen mucho más alta, como la luz visible, los rayos X, gamma, etc. Son campos no ionizantes, no rompen los enlaces entre las moléculas, porque no llevan tanta energía como las ondas de frecuencia más alta, como es el caso de los rayos X o los gamma.

La unidad de medida empleada a los efectos que nos interesan es la tesla, que mide la densidad de flujo.

Electricidad en el organismo humano.

Como en el organismo humano se producen de forma natural y sin inducción externa corrientes y reacciones eléctricas de muy pequeña entidad (la actividad nerviosa, la del corazón, la digestión), tenemos partículas con carga eléctrica. Esas reacciones eléctricas son lo que miden los electrocardiogramas o electroencefalogramas. Precisamente por eso, los campos electromagnéticos de frecuencia baja inducen corrientes circulantes por nuestro organismo, cuya intensidad dependerá de la del campo electromagnético.

Efectos de los CEM sobre el organismo: térmicos y no térmicos.

El principal efecto posible de los campos electromagnéticos es el calentamiento, si el campo tiene suficiente intensidad. Eso es lo que hacen los hornos microondas. En cambio, los ELF no tienen efectos térmicos, por lo que no existen riesgos en ese sentido para la salud. Existen estudios, sin embargo, que acreditan el efecto térmico del uso de teléfonos móviles: al tenerlos próximos a la cabeza, pueden llegar a calentar el cerebro.

La cuestión es si la exposición prolongada a esos campos puede producir otros efectos biológicos que influyan en nuestra salud. Dada la relevancia que la electricidad ha llegado a alcanzar en nuestra sociedad, la cuestión ha dado lugar a una gran preocupación social. Y es que prácticamente no hay lugar en que estemos libres de la influencia de algún campo electromagnético, ni siquiera en la naturaleza, puesto que salvo en los rincones más alejados de la civilización seguramente llegarán las ondas de la telefonía móvil.

Dificultades de la investigación.

Pues bien, para determinar si la exposición a esos campos tiene o no efectos sobre la salud se han realizado numerosísimos estudios, que no han podido llegar a conclusiones definitivas. Precisamente por la exposición cotidiana y generalizada a esos campos, es imposible efectuar estudios comparativos entre población expuesta y no expuesta. Dado que, de haber algún efecto, se produciría a largo plazo, es prácticamente imposible determinar si cualquier enfermedad que se produzca se debe o no a la exposición a campos electromagnéticos. Por otra parte, como cada individuo tiene una diferente sensibilidad, una diferente propensión a sufrir unas u otras enfermedades en función de su carga genética, de su entorno y de sus hábitos y vivencias, y que incluso puede variar a lo largo de su vida, es prácticamente imposible aislar una única causa determinante de una enfermedad, sobre todo tratándose de algo que influiría a largo plazo. Por ello, se hacen investigaciones en laboratorio, sea en probeta o con animales, pero cuyos resultados no son definitivos en cuanto a que en el ser humano puedan producir los mismos efectos; muchos estudios se basan en investigaciones epidemiológicas, con las dificultades que ello conlleva en cuanto a discernir el origen de las enfermedades a estudio respecto a otras posibles causas por los motivos expuestos.

Informes de la OMS y de expertos para el Ministerio de Sanidad español.

NazcaLa OMS ha elaborado un documento que pretende resumir las conclusiones alcanzadas globalmente por los 25.000 estudios científicos que dice que se han elaborado sobre la cuestión (y se trata de un documento que ya tiene algunos años, con lo que hoy podría haber muchos más estudios). Por su parte, el Ministerio de Sanidad español encargó un documento semejante a un Comité de Expertos, publicado en el año 2001.

Conclusión base de esos estudios: no hay riesgo para la salud.

Me llama mucho la atención que ambos estudios comienzan negando que los campos electromagnéticos tengan efectos sobre la salud, aunque cada uno lo hace en distinto sentido, para luego mencionar que existen estudios que dicen lo contrario pero a los que quitan relevancia. Así, la OMS dice:
"Basándose en una revisión profunda de las publicaciones científicas, la OMS concluyó que los resultados existentes no confirman que la exposición a campos electromagnéticos de baja intensidad produzca ninguna consecuencia para la salud."

El Comité de Expertos del Ministerio de Sanidad es más comedido ya que condiciona esa optimista conclusión al cumplimiento de los límites de intensidad de los campos impuestos reglamentariamente:
"este Comité de Expertos considera que no puede afirmarse que la
exposición a CEM (campos electromagnéticos) dentro de los límites
establecidos en la Recomendación del Consejo de Ministros de
Sanidad de la Unión Europea relativa a la exposición del público en
general a CEM de 0 Hz a 300 GHz produzca efectos adversos para la
salud humana. Por tanto, el Comité concluye que el cumplimiento
de la citada Recomendación es suficiente para garantizar la
protección de la población."

Contradicción de esa conclusión con el desarrollo de los informes.

El caso es que a lo largo de sus respectivos informes, ambos se desdicen de esa afirmación. En el informe de la OMS, la negación de que haya relación de causalidad entre los campos electromagnéticos y determinados problemas o enfermedades a veces parece puramente voluntarista; pero cae en manifiesta contradicción cuando se refiere al cáncer.

Posibles problemas neurológicos.

Así, menciona que algunas personas manifiestan una serie de síntomas como dolor de cabeza, ansiedad, suicidios, depresiones, náuseas, fatiga y pérdida de la libido (no menciona los trastornos del sueño, que se citan a menudo), pero los descarta diciendo que hay que atribuirlos al ruido (¿?) o a la ansiedad frente a nuevas tecnologías; vamos, que todos los que manifiestan estos síntomas son neuróticos. Me parece que esto contrasta con lo que decía la propia OMS al exponer qué son los campos electromagnéticos, en cuanto a que el sistema nervioso crea pequeñas corrientes mensurables y que los campos podían inducir corrientes en nuestro organismo y alterar las cargas de los elementos afectados por ellas; si es así, ¿cualquier alteración del sistema nervioso detectada en personas bajo la influencia prolongada de ELF debe atribuirse a histeria y en ningún caso al ELF?. Más adelante vuelve sobre esto, ahora ya citando los trastornos del sueño y la epilepsia, para descartar nuevamente cualquier relación.

El Comité del Ministerio de Sanidad reconoce la existencia de efectos biológicos sobre el sistema nervioso y que no se conoce la relevancia que puedan tener en la fisiología y salud humana. Si no se conocen los efectos sobre la salud, ¿cómo se puede afirmar que no tiene efectos nocivos?

Posibles efectos sobre los embarazos.

Lo que dice la OMS respecto a los embarazos me parece una argumentación muy retorcida:

"el conjunto de los resultados demuestra que la exposición a los niveles típicos de los campos del medio no aumenta el riesgo de desenlaces adversos como abortos espontáneos, malformaciones, peso reducido al nacer y enfermedades congénitas. Se han publicado informes esporádicos de asociaciones entre problemas sanitarios y la presunta exposición a campos electromagnéticos, como informes sobre partos prematuros y con peso reducido de trabajadoras de la industria electrónica, pero la comunidad científica no ha considerado que estos efectos estén necesariamente ocasionados por la exposición a campos electromagnéticos (frente a la influencia de factores como la exposición a disolventes)."


¿A qué llamamos "niveles típicos"? ¿A los que tiene la generalidad de la población? Si nos vamos a niveles no típicos, como las trabajadoras de la industria electrónica que menciona luego, o a quienes duermen muy cerca de una línea de alta tensión o con una antena de telefonía móvil al otro lado de la pared del dormitorio, ¿hay o no riesgo? ¿Son esos los casos a que se refieren esos "informes esporádicos" que cita? Si la comunidad científica dice que no están necesariamente ocasionados por exposición a ELF, ¿quiere eso decir que es posible que sí lo estén? Eso es lo que se puede leer entre líneas.

Efectos sobre la vista

Luego menciona informes sobre casos de cataratas e irritación de ojos; pero dice que la experimentación en animales no ha corroborado que esos problemas se produzcan a niveles a los que está expuesta la población normal. Otra vez, ¿cuáles son esos niveles? ¿Los de alguien que duerme a 25 metros de una línea de 400 kv?

Cáncer

En cuanto al cáncer, empieza reconociendo que esa relación de causalidad es controvertida, lo que ya bastaría para no haber sido tan optimista al principio al negar todo efecto sobre la salud; el resto del apartado es cuando menos confuso, si no abiertamente contradictorio. La conclusión que uno puedo obtener es que al menos algunos estudios han encontrado relación entre los campos electromagnéticos y algunos tipos de cáncer, particularmente la leucemia infantil. Pero es que si vamos a otro documento de la propia OMS, centrado en la relación entre ELF y cáncer, encontramos un cuadro con la clasificación de diversas sustancias y radiaciones en relación con el cáncer y encontramos a los campos magnéticos ELF calificado como posiblemente carcinogénico, con la leyenda: usualmente basados en evidencias en seres humanos consideradas como creíbles pero por otras explicaciones no pueden ser excluidas. Luego se explica que dos análisis recientes de estudios epidemiológicos encontraron una relación de más casos de leucemia infantil entre población expuesta a determinadas intensidades de campos ELF. El estudio del Ministerio de Sanidad también menciona estos y otros análisis, algunos de los cuales encontraron relación, además de con la leucemia infantil, con el cáncer de cerebro, con otro tipo de leucemia (mielocítica aguda) y con cáncer de mama en mujeres y hombres. Es curioso que, entre los numerosos estudios que cita, de los que varios encuantran relación con los tipos de cáncer indicados, destacan en negrita uno (por cierto, que no procede de ninguna institución pública ni de ninguna Universidad) que niega que haya evidencia de que la exposición a campos magnéticos procedentes del suministro de energía eléctrica incremente el riesgo de leucemias, cánceres de sistema nervioso central o cualquier otro tipo de cáncer en niños. Luego destacan otro que sí encuentra esa relación en casos de exposición a campos intensos.

Reloj biológico

El informe del Ministerio de Sanidad reconoce también que los CEM por encima de determinados valores de intensidad pueden alterar el reloj biológico en mamíferos (lo que puede tener relevancia en cuanto a la secreción de melatonina, que parece tener relación con algunos tipos de cáncer).

Recomendación: principio de precaución, información al público, limitaciones.

Por otro lado, tanto la OMS como el Comité de Expertos del Ministerio de Sanidad (siguiendo los criterios de la Unión Europea y de otros muchos gobiernos e instituciones) recomiendan la aplicación del principio de precaución, la adopción de ciertas medidas de prevención, establecer limitaciones a la intensidad de los CEM, informar sobre los riesgos al público y continuar con la investigación. Vaya, si estuviera tan claro que no hay ningún riesgo para la salud, ¿por qué adoptar precauciones e informar a la sociedad, como defienden los expertos del Ministerio?

¿Doble discurso público?

Parece que en este caso, como en tantos otros, existe un doble discurso por parte de autoridades y organismos públicos. Por un lado, se quiere hacer ver al público que son muy diligentes y responsables, que están muy preocupados por los problemas de salud pública y adoptan medidas de precaución muy rigurosas, y por otro niegan la existencia de problema alguno. Pasó con las vacas locas, que se ocultó durante años al público y se permitió la comercialización de los piensos que generaron el problema y sólo se reaccionó con medidas extremas y en algunos casos excesivas cuando empezaron a conocerse casos de enfermedad en humanos; lo mismo con los pollos con dioxinas; no digamos con la gripe aviar, que difícilmente se puede contagiar a humanos pero tanto el Ministerio como las Comunidades autónomas gastaron un dineral en un fármaco que está caducando sin uso alguno y que además se sabía que no tendría ninguna utilidad en caso de epidemia; acaba de pasar con el aceite de girasol; y pasa con los campos electromagnéticos.

Más documentación e información: AVAATE

Creo que todos recordaréis el caso del colegio de Valladolid en el que muchos niños padecieron leucemia, que se relacionó con la existencia de numerosas antenas de telefonía móvil en su entorno. Precisamente en Valladolid cristalizó la asociación más activa en cuanto a la prevención de la salud frente a los posibles efectos nocivos de las antenas, AVAATE, cuyo sitio en internet alberga más de seiscientos de los miles de estudios científicos sobre la cuestión, así como sentencias, enlaces y otras cosas interesantes para quien quiera documentarse más. Destaco la recopilación de los informes científicos sobre el posible influencia de los CEM en la salud, insisto que más de seiscientos, referidos a los más diversos problemas que se pueden plantear: desde el cáncer o los efectos neurológicos a problemas de huesos, hormonales, de esclerosis, etc. Creo que son suficientes como para que se pueda descartar tajantemente, como hace la industria, cualquier efecto nocivo sobre la salud.

Conclusión.

Como conclusión, podría decirse que los efectos de los CEM en la salud no están acreditados de manera definitiva por las dificultades que existen para determinarlos. Que es posible que los CEM de elevada intensidad puedan producir efectos sobre la salud de algunas personas si permanecen largos períodos de tiempo bajo su influencia; pero esos efectos dependerán de muchos factores personales y ambientales de cada individuo, de manera que mientras muchas personas no se verán afectadas en absoluto, cabe la posibilidad de que algunas puedan desarrollar algún problema de índole muy variada. Por ello, es conveniente adoptar el principio de prevención: limitar la exposición a CEM intensos, tratar de evitar vivir muy cerca de líneas de alta tensión o de antenas de telefonía móvil; usar el teléfono móvil con sistema de manos libres o con altavoz para evitar pegarlo a la cabeza -y mejor si se utiliza el fijo-; no permitir que los niños usen teléfono móvil.

Aspectos jurídicos.

En cuanto a la normativa sobre la materia, existe en primer lugar un R. Decreto que regula el espectro radioeléctrico e introduce medidas de protección sanitaria frente a emisiones radioeléctricas, que se limita a ordenar al Ministerio de Sanidad que evalúe los riesgos para la salud de esas emisiones, impone unas limitaciones en cuanto a la intensidad de los CEM en los lugares en que habitualmente puedan encontrarse las personas; y ordena que se presenten informes sobre el cumplimiento de esos límites antes de conceder las autorizaciones para nuevas instalaciones.

El límite establecido es elevadísimo, por lo que es muy difícil que se pueda objetar cualquier tipo de instalación nueva por superarlo. Lo que sí es más factible es oponerse por la falta de aportación del informe exigido.

Algunas Comunidades Autónomas han aprobado normas que regulan la misma materia, imponiendo ciertas limitaciones a las antenas de telefonía (no es el caso de Asturias, Comunidad que destaca por no haber aprobado prácticamente ninguna norma de desarrollo de la protección medioambiental, ni siquiera la más básica sobre los estudios de impacto ambiental). Y algunos Ayuntamientos han aprobado ordenanzas. Curiosamente, es muy frecuente que luego no exijan su cumplimiento, lo que hace factible impugnar judicialmente la concesión de licencias por no ajustarse a la ordenanza o norma autonómica.

También se puede lograr la retirada de antenas porque muchas ni siquiera tienen licencia municipal, que es exigible en todo caso.

Otro motivo frecuente de impugnación es que se coloquen sobre edificios tras acuerdos con la comunidad de propietarios pero sin que haya habido unanimidad entre éstos. La jurisprudencia mayoritaria entiende que es una cuestión que exige la unanimidad de todos los propietarios, aunque algunas sentencias sólo exigen la mayoría cualificada y la aprobación por los propietarios más directamente afectados.

En cuanto a las líneas eléctricas, a partir de cierta longitud e intensidad exigen estudio de impacto ambiental; estos estudios parten de descartar cualquier efecto sobre la salud, por lo que podrían resultar incompletos a la vista de lo antes expuesto, en el caso de que la línea pasase muy cerca de viviendas.
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  1. #11
    19/06/08 13:35

    Anónimo, puedes encontrar muchos informes científicos sobre los riesgos de los móviles en la página de AVAATE

  2. #10
    Anonimo
    19/06/08 05:39

    Me diagnosticaron nueralgia del trigemio, pero cuando no uso mi telefono celular me siento bien, el dolor comienza cuando tengo que usar mi celular, me da un dolor punzante en mis oidos, si tienen informacion me pueden escribir a [email protected]

  3. #9
    17/06/08 16:12

    Joaquín, en cuanto a lo de poner muchos repetidores de baja potencia, de acuerdo, sería probablemente la solución más prudente. Y se puede hacer sin crear más alarma, poniendo pequeños repetidores en el mobiliario urbano, que pasan desapercibidos y no tienen impacto paisajístico.
    En cuanto a no usar el móvil, hombre, eso sería más que principio de precaución, y no lo propone nadie, ni siquiera los científicos del manifiesto del que hablo en la siguiente entrada. En ese aspecto del uso del móvil, el principio de precaución es justamente lo que esos científicos proponen.

  4. #8
    Anonimo
    17/06/08 15:18

    El principio de prudencia sería poner muchos repetidores de baja potencia en vez de muchos de alta potencia, pero como el alarmismo social impide colocarlos, se está haciendo lo contrario.

    (El principio de prudencia también sería no usar un móvil, pero no conozco a nadie que deje de utilizarlo aunque se oponga a la existencia de antenas)

  5. #7
    16/06/08 15:16

    Ingeniero, lee otra vez el artículo, porque lo que yo digo es precisamente que no hay nada acreditado, a favor ni en contra, por lo que hay que utilizar el principio de precaución. Hay estudios que sí han hallado una relación entre los campos electromagnéticos y determinadas enfermedades, pero con demasiada vaguedad, lo que obliga a más estudios, con todas las dificultades que tienen, y a ser precavidos.

    No es cierto que la OMS y los tribunales digan que no hay riesgo para la salud. La OMS recomienda el principio de precaución y que se hagan nuevos estudios. Y los Tribunales aplican la normativa existente, que establece unos límites a las emisiones que a algunos les parecen muy elevados, a la industria no, pero el caso es que si se ponen límites es porque algún riesgo hay. Si no hubiera riesgos, no habría razón para imponer ningún límite.

    En cuanto al efecto térmico, efectivamente la mecánica es la que dices; pero eso no quita que haya un efecto térmico real, como se aprecia claramente en la siguiente entrada. Y ese efecto térmico, para los móviles que se utilizan directamente puestos junto a la oreja, llega al cerebro. ¿Qué consecuencias tiene para la salud? Desde luego no inmediatas, pero el caso es que se está recomendando que los niños no los usen, o que se utilicen "manos libres".

  6. #6
    Anonimo
    16/06/08 00:45

    En general este blog me parece interesante, pero en este caso creo que la exposición es tendenciosa e inexacta:
    No se descartan los efectos adversos, pero no se ha podido tampoco probar ningún efecto negativo.

    La OMS, los tribunales, etc. descartan que estos campos magnéticos sea perjudiciales para la salud.

    Se trata de miedo a las nuevas tecnologías aderezado con la palabra "radiación". Algo antiguo: cuando se instalaron las primeras líneas de ferrocarril en Inglaterra se dijo que las vacas se volverían locas por ver los trenes....

    Además los microondas no calientan por el efecto calorífico de la corriente inducida: lo hacen porque son ondas de la "frecuencia natural" de las moléculas de agua (la frecuencia a la que vibran por si mismas). Las hace vibrar y el calor es vibración de moléculas.

    Ondas en frecuencias diferentes no pueden provocar ese efecto.

    Para poder tener efecto calorífico debido a un campo eléctrico es necesario un metal, no un líquido

  7. #5
    21/05/08 13:59

    Juan, estás mezclando cosas muy distintas. Cuando usas el teléfono móvil y lo pones directamente junto a la oreja, estás sometido a la influencia de un campo intenso; pero la mayoría de la gente lo usa sólo durante unos minutos, con lo que su acción es limitada en el tiempo. En cambio, si vives con una antena frente a tu ventana o casi pegado a una línea de alta tensión, aunque el campo sea menos intenso, su acción es más prolongada porque te pasas diez o quince horas sometido a su influencia.

  8. #4
    Anonimo
    20/05/08 21:55

    La verdad el articulo es muy cierto en base a que el informe que presenta la OMS es casi una burrada. En una parte hasta usan los microTesla como unidad de tiempo, siendo que es netamente la intensidad del campo magnetico.
    Sin embargo el efecto real que produce un campo magnetico sobre una persona es algo que esta cargado de mitos y floklore. Es decir, los comentarios sobre "en ciertas partes es mas frecuente la exposicion a las antenas y como tal se ven altos niveles de cancer", sin embargo la estadistica muestra claramente que los indices de cualquier cancer han bajado en picada los ultimos 20 a 30 años, sobre todo en paises desarrollados, que son los cuales tienen el mayor trafico de ondas electromagneticas ya sea en forma de microondas o por efecto de cables de alta tension.
    Y sin ir mas lejos, es una ley fisica el hecho de que la intensidad de cualquier campo electromagnetico como minimo decae como funcion de la distancia al cuadrado, vale decir, uno recibe 100 veces mas por encontrarse 10 veces mas cerca. Ahora, para comunicarse el telefono celular con la antena, necesita usar LA MISMA potencia que uso la misma antena para comunicarse con el telefono, y ahi viene la pregunta de rigor, ¿a que distancia de su cerebro esta el telefono celular?. Si el uso mismo del telefono celular no ha causado que la cabeza de muchos explote, ¿porque deberia hacerlo una antena, que aunque se encuentre a 10 metros no hace mas que inflingirnos un centesimo de lo que nos hace nuestro telefono a un metro de nosotros?

  9. #3
    06/05/08 22:28

    Chanquete, efectivamente no hay prueba definitiva de que sea perjudicial para la salud, y por muchas circunstancias seguramente nunca podrá haberla. Sin embargo, quizás será casualidad, pero en torno a lugares en que se concentran muchas antenas suele haber muchos casos de cáncer y otros problemas: trastornos de sueño, cefaleas, depresiones. Tú que vives cerca de Avilés, pregunta cuántos casos hay en el entorno de la central de Telefónica, que tiene varias antenas.
    En cuanto a los microondas, están diseñados para que los campos electromagnéticos no salgan al exterior; aunque siempre hay riesgo de que algo salga; en cualquier caso, lo que saldría es de poca intensidad, así que con mantenerse alejado un metro aproximadamente ya no habría ningún riesgo, salvo que el aparato estuviese en malas condiciones. La comida no se estropea por haber sido calentada con ondas microondas (por cierto, eso es el efecto térmico de los campos electromagnéticos).
    Médico, precisamente hablaba de los equipos de electromedicina en el artículo anterior en que prometía éste sobre los campos electromagnéticos, y el que tú mencionas es uno de ellos. Lo que dices del soterramiento de líneas tiene mucha importancia: la mayoría de la gente piensa que enterrándolas se acaba el problema de los campos electromagnéticos, cuando ocurre todo lo contrario, los campos son más amplios porque el aire es mejor aislante que la tierra; el soterramiento sólo quita el impacto visual o paisajístico (y con él, al perder la conciencia de que están ahí las líneas, puede haber menos problemas de depresión, cuando éstos se provocan no por los campos electromagnéticos sino por la preocupación que causan).

  10. #2
    Anonimo
    02/05/08 00:25

    En los 80 había denuncias de médicos sobre los efectos de los ELF emitidos por monitores de computador sobre embarazadas que trabajaban 8 horas diarias delante de ellos. Multitud de estudios desmintieron sus efectos negativos y la industria afirmaba que sus monitores eran seguros. En pocos años, curiosamente, de golpe surgió una normativa que obligaba apantallar todos los monitores contra los campos magnéticos de baja frecuencia que se consideraban inocuos !!
    No se respeta la normativa. Se construye cerca de líneas de alta tensión o peor se entierran estas líneas sin el adecuado apantallamiento (es muy costoso). Nadie detiene la alarmante proliferación de radiaciones porque la economía se sostiene en ellas. Todo es cuestión de intensidad y tiempo de exposición. Si no quiere arriesgar su salud ¡¡ mantengase alejado !!

  11. #1
    Anonimo
    01/05/08 23:55

    Gran articulo sobre un tema que nos afecta diariamente.

    Todavía no se ha demostrado que las EEM sean perjudiciales para la salud, pero hay mucha casuistica popular en contra, demasiada como para no hacer caso cuando estamos hablando de cancer y leucemia.

    Lo que está claro es que beneficioso no es y que se debe evitar los excesos en lo lo posible y añadiría que en los niños mas.

    Yo tambien soy enemigo de los microndas que pienso que no hay que abusar de ellos aunque tampoco esté demostrado que sean perjudiciales para la salud, pero si podemos evitarlo por que vamos a someter a los alimentos a radiaciones innecesarias.

    Felicidades José Antonio.

    Chanquete