Resulta novedoso el concepto de "ética" exigible que se plasma en este auto de la Audiencia de Barcelona en el caso Pallerols.
Y esto es lo triste. Que a estas alturas, juzgados, audiencias y demás tribunales encargados de dar cauce a estos robos de guante blanco del dinero de nuestros impuestos, por parte de los cargos públicos, sigan parando casos tan sangrantes para que no lleguen a nada o, si llegan, como este caso y tras 14 años, se consienta saldarlos con unos eurillos, nada que ver con el montante robado.
Y es más, en estos casos, deberían añadirse penas por daños morales y con cuantías ejemplares.
Esperemos que este caso sirva de ejemplo a seguir por todos los tribunales, de ahora en adelante. Ellos son los que tienen que entonar el mea culpa por tanta connivencia, por consentir lo que consienten y tanto favor como hacen a los que nos roban a gran escala. Ellos son los primeros que tienen que poner en práctica la mínima ética que, se supone, debería de presidir sus actuaciones.
Ya está bien que tanto ladrón se vaya de rositas y que, por no hundirles sus carreras políticas y su enriquecimiento ilícito, nos hayan hundido de tal manera a quienes pagamos los impuestos con tanto sacrificio, con nuestras economías tan mermadas. Porque si no nos hubieran robado tanto y tanto, no estaríamos como estamos.
Los que nos han robado y siguen robándonos, están en la convicción de que son inmunes por su cargo o su status y, quienes deberían castigarles por Ley, también se sienten inmunes por no hacerlo.
Perfecta la lección de pedagogía y ética, pero para todos, juzgadores y juzgados.