Apreciado Oldboy:
Que su ego acabe un poco maltrecho, como víctima colateral de la batalla que está librando la humanidad contra la estafa del dinero-deuda, es un precio baratísimo que usted ha de asumir con entereza.
Usted -como la mayoría de foreros- no vislumbra lo que realmente acaece. Esto no es un juego infantiloide en el que se somete a referendum la votación maniquea sobre si la plata se ha portado bien o merecería recibir unos azotes. Que cada cual haga lo que considere oportuno con sus ahorros e inversiones, ya que de ello puede depender su futuro pan.
No obstante, Llinares y yo, hemos coincidido en nuestros caminos como adalides de una cruzada contra el dinero estafa; a la vez que estamos de acuerdo en que el dinero real (metales preciosos), aquel que tiene valor intrínseco y se ha comportado eficazmente a lo largo de la historia, puede ser un elemento distorsionador de los letales efectos con los que una minoría elitista somete al resto de la humanidad.
Y si hemos enfatizado en la plata, y no en el oro, es básicamente por estas razones:
- Objetivamente la plata está historicamente barata y mucho más respecto al incremento exponencial de la masa monetaria global.
- Tiene un enorme potencial de revalorización.
- Posee una doble componente como dinero con un recorrido histórico contrastado y como materia prima insustituible en la actualidad.
- Es asequible para todos, puesto que su divisibilidad permite que se puedan adquirir monedas de plata desde un euro.
- Es un activo especialísimamente manipulado para que no suba su precio en el mercado de futuros y así no pueda explotar de forma global el sistema financiero actual basado en la estafa.
Aunque los argumentos han sido diáfanos y contundentes, y no ha habido forero alguno con la suficiente capacidad dialéctica para confrontarlos; sí han salido algunas moscas cojoneras, cuyo basamento dialéctico se podría cimentar en:
- La plata no es buena, porque no se puede comer.
- La plata es una mala inversión, porque ha bajado su precio en los últimos meses.
- En caso de conflicto, la plata no sirve para nada, es mejor un terruño y una recortada.
- La plata es mala, porque no produce nada.
- Invertir en plata es arriesgado, porque podría venir un meteorito del espacio estelar y promover el desplome del mercado ante la ingente nueva oferta de metal.
- La plata podría ser sustituida en los próximos meses por otros materiales, o incluso, podría obtenerse a precio de derribo en el Gran colisionador de hadrones del CERN en Ginebra.
Aunque les pueda parecer inustitadamente absurdo, esto es lo único que se ha podido destilar de las intervenciones discordantes de los miembros del foro. Claro, eso y algo evidentemente más grave:
la sucinta -o incluso manifiesta- observación de cuál es el fin último de Llinares o el mío propio al enfatizar tan denodadamente con la inversión platera.
Cuando uno no es habilidoso al esgrimir argumentos, si no es diestro en el uso de la espada, siempre queda el recurso de la puñalada trapera.
Particularmente nunca pretendí enzarzarme con ninguno de ustedes en una emocionante lucha de aceros, puesto que siempre fui consciente de que no me iba a caer esa breva. A lo más que aspiré fue a recibir en el albero, a puerta gayola, a algún morlaco al que lidiar pero sin infligirle castigo mortal, diviertiéndome con la muleta sin tener que usar el estoque.
Mis argumentos son tan absolutamente poderosos que no hay partícipe en el foro capaz de desvirtuarlos:
- La plata es en la actualidad una inversión a prueba de tontos.
- La plata es el caballo ganador de la próxima decada.
Evidentemente, casi todo lo que sé de la plata lo he aprendido de otros, faltaría más. Pues como Llinares y el resto de autores, el saber se va transmitiendo hasta que se destila apropiadamente y su esencia deja un rastro imperecedero.
Lo que sí debo recriminar a algunos polluelos es que no se merecen el victimismo autoproclamado. De hecho, son pollos de cuco. Para quien lo ignore, la hembra del cuco común, suele depositar un huevo en el nido de otras aves, generalmente insectívoras, y tras la eclosión de los huevos, el polluelo de cuco, al ser rápido su crecimiento, se deshace o bien del resto de pollos, o de los huevos sin eclosionar, para así lograr la exclusiva en el aprovisionamiento de bichos. En ocasiones el ave parásita puede ser hasta casi tres veces más grande que sus adoptantes.
Pues en el foro, ha ocurrido algo de esta guisa.
A los pollos no les gusta la plata, o sea, el menú que Llinares les brinda. Ellos prefieren comida rápida, no comida sana. Y como les faltan arrestos para arremeter contra el capataz del cortijo, pues intentan acorralar al recién llegado, que además parece coincidir con Llinares en sus argumentos, con la ventaja de que si la escaramuza no sale bien, no se contrariará al jefe, a quien se aprovechará para hacer un poco la pelota con el más vergonzoso tono ditirámbico.
¿Acaso hay disimilitudes o disonancias entre los argumentos pro plata de Llinares y los míos? Pues aparentemente no.
¿Entonces por qué los foreros no se dirigen directamente a Llinares a recriminarle que no les gusta el mejunje que les ha preparado? Pues porque en los nidos hay muchos polluelos y muy pocos huevos.
Y llegados a este punto, los foreros más perspicaces se preguntarán cuál es el fin último de toda esta entelequia. Yo no les he de decir mis razones, puesto que para mí las reservo, pero les voy a apuntar una posibilidad, cuyo alcance y desarrollo lo confío a su discernimiento.
Les voy a poner un simil simple e inteligible para facilitar la comprensión a todos, toda vez que la realidad es infinitamente más desesperanzadora. Imagínese que ustedes vivieran en la selva amazónica. En un bosque tropical paradisíaco, con lluvia abundante, vegetación exuberante, y comida suficiente para el autoconsumo procedente de la fauna, flora y pesca. Habitando un vergel de este tipo, uno no puede prever que las cosas cambiarán, puesto que han sido así desde tiempo inmemorial...a no ser que uno se haya subido a la atalaya, que haya escalado más alto que el resto de mortales y pueda prever el ineluctable resultado de lo que acaecerá.
Las caravanas de bulldozers y camiones están arrasando con lo que se encuentran a su paso. Aniquilando a familias y fauna, deforestando las masas arbóreas, quemando la vegetación para generar abono, implantando cultivos artificiales y causando dolor, muerte y resignación a su paso.
Los polluelos de cuco del bosque tropical todavía lo ven todo verde, cuando no de color de rosa, sin llegar a atisbar todo lo que se avecina.
Eso es exactamente lo que pasa con el dinero. El halcón que ha surcado el cielo y dirigido su visión hacia lo inevitable ha calculado que dentro de unos años, al ritmo de ejecución de los planes trazados, los bulldozers arremeterán contra la jungla de los cucos, pudiendo causar auténticos estragos a los habitantes que han querido mirar hacia otro lado.
Y ese y no otro es el quid de la cuestión. Mientras ustedes piensan que somos unos zumbados apocalípitcos, nosotros pensamos que ustedes son unos irreflexivos e impenitentes idiotas. Porque Llinares no dirá todo lo que piensa, pero si les pone una y otra vez la misma lección se debe a que conoce que los polluelos no están por la labor de hacer los deberes. Y que a fuerza de repetir, algún nido más se salvará.
Y el devenir del sistema financiero no es opinable, SON MATEMÁTICAS. La marcha del mayor expolio en la historia de la humanidad prosigue su curso...hasta que ya no se pueda robar más.
Esta es la gran fortuna de poder escribir con libertad de todo y de todos, amparándome en el personaje de un superhéroe de parodia que puede reírse de todos, incluso de sí mismo.