#131761
Re: Cobas AM: Nueva Gestora de Francisco García Paramés
Perdón y saludo.
Fin_Agosto
De las escusas que ha puesto el gobierno chino la que más endeble me parece la del tema de los videojuegos, pues no es algo nuevo y el supuesto impacto negativo en las mentes de las nuevas generaciones se lleva debatiendo desde los años 80, con estudios a favor y otros en contra. Recordemos que la tecnología del ordenador personal también tuvo sus detractores en sus inicios. Incluso las calculadoras han tenido siempre sus detractores desde los 70. También recuerdo a padres y abuelos decir que la televisión había destruido nuestra generación. Creo que con el tiempo se han demostrado generalizaciones bastante infundadas.
Creo que es un tema de incomprensión intergeneracional. Una generación no comprende y sistemáticamente subestima a las generaciones posteriores y de la capacidad del uso racional que éstas hacen de las nuevas tecnologías.
Quizás la más paradójica que he encontrado y que con el paso de los siglos parece más extraña es la reticencia que tenían Sócrates y Platón respecto a la tecnología de la escritura:
http://www.antiquitatem.com/origen-de-la-escritura-platon-memoria/
Naturalmente, si Platón tuviera razón en un momento en que la escritura y lectura no es generalizada sino que en buena medida coexiste con la oralidad, ¿qué decir de la imprenta y su ingente producción desde que fue inventada?
De hecho hubo voces críticas sobre la imprenta, como la del humanista, editor e impresor veneciano Hieronimo Squarciafico, que trabajaba para el famoso impresor Aldo Manuzio. En su libro Memoria y libros, 1477, decía:
“la abundancia de libros hace a los hombres menos estudiosos, destruye la memoria y debilita el pensamiento porque le releva del trabajo excesivo”.
Conocida es también la opinión de Rousseau en su Emilio o Sobre la Educación:
“Yo odio los libros, porque enseñan a hablar de lo que no se sabe” (III, 145).
“Ningún otro libro que el mundo, ninguna otra instrucción que los hechos. El muchacho que lee no piensa, no hace más que leer: y no se instruye porque no aprende más que palabras” (III, 130),