Los analistas esperan pocos acuerdos de la cumbre para salvar Europa
La situación es de extrema gravedad. En medio de una notable división entre países del Norte, liderados por Angela Merkel, canciller alemana, y los del Sur, con Hollande al frente, los agentes de mercado desean el tan ansiado consenso que permita la toma decisiones de calado para la refundación de la UE (Unión Europea), algo menos etéreo que la refundación del capitalismo que soñó Sarkozy y que depende en exclusiva de la voluntad política.
Hasta la fecha, todo lo que se ha ideado en el marco de la Unión ha sido en vano o, al menos, no ha servido para que la Eurozona venza la crisis. La prima de riesgo española, por encima de los 500 puntos básicos día sí y día también, es un termómetro que mide el fracaso de todas las iniciativas políticas. “Hace falta una unión fiscal”, se repite desde hace años en cabeceras como The Economist. Quizá esta sea la vencida. O no.
“Sentimos una especie de emergencia, creemos que los gobiernos europeos tienen que actuar con rapidez, probablemente en la cumbre europea”, comenta Philippe Waechter, economista jefe de Natixis Asset Management. “Con la profunda recesión en Italia y en España, y la débil situación en Francia e incluso en Alemania, se puede esperar más paro si no se hace nada”. España, con más de cinco millones de desempleados y unas previsiones nefastas para próximos ejercicios, es catedrática de la materia.
La salida de Grecia del euro, algo que aún se contempla como la opción más posible a medio plazo, era algo impensable hace pocos meses. De ahí la urgencia, según este experto, de que se construya “un nuevo entorno institucional que sea capaz de adaptar la zona euro a una nueva situación”. El plan de rescate a la banca española, con impacto en el ciudadano y sin muchos detalles, tampoco ayuda a la credibilidad de la Eurozona.
Waechter opina que el arbitraje entre las soluciones que proponen Merkel y Hollande para reforzar Europa “es lo que todo el mundo espera de esta cumbre”. La canciller quiere unión política, con un gobierno centralizado que vigile el comportamiento de Estados díscolos. Así, el BCE podría ser prestamista de última instancia con una garantía recíproca entre un Tesoro común para toda Europa y la institución monetaria.
De este modo, el BCE podría lanzar estrategias tipo EE UU o Reino Unido para abaratar los costes de financiación con compras masivas de deuda pública. El problema de todo ello, que también ve el propio Hollande, es la cesión de soberanía. “Él sugiere primero una solidaridad financiera y, a continuación, una unión política”, dice Natixis. Así, pide el uso del fondo permanente de rescate (ESM) para comprar deuda soberana o respaldar el sistema financiero español de forma directa, sin pasar por el Estado.
El recelo que despierta en Angela Merkel esta solución, y en otros países como Austria u Holanda, es que los países del Sur de Europa pueden abandonar sus políticas de ajuste o desechar la idea de una unión política y fiscal si regresa la estabilidad a las finanzas públicas. Por supuesto, para Merkel la unión política, la fiscalización de las cuentas de los países por un ente común, tiene que ser previa a la unión bancaria.
“Nos acercamos a la cumbre con pocas expectativas de que pueda haber algún tipo de acuerdo importante”, comentan los analistas de MG Valores. “El proceso hacia una integración fiscal sería largo y complejo y no parece muy realista pensar que pueda llegarse a acuerdos concretos en esta reunión. En el mejor de los casos podría empezar a concretarse una hoja de ruta hacia ese objetivo, aunque incluso esto es difícil”.
De hecho, el propio Gobierno español echó ayer un poco de agua fría al asegurar que el Consejo Europeo no será definitivo en cuanto a la consecución de una unión bancaria y fiscal, aunque le gustaría que saliera un calendario concreto sobre el proceso de integración. En este punto, también es escéptico, ya que reconocen que es muy difícil que se haga realidad y se conforma con que se elabore lo más rápido posible.
Para el bróker, “en el mejor de los casos podría empezar a concretarse una hoja de ruta hacia ese objetivo, aunque incluso esto es difícil”. MG Valores opina que la vía francesa “sería mucho más rápida, pero no parece que Alemania vaya a aceptar ningún avance en la mutualización de la deuda o en una unión bancaria sin una previa integración política y fiscal”. Por tanto, a España le tocará seguir por el camino de los ajustes para reducir los costes de financiación. Inasumibles, según el propio Rajoy.
MARGEN DE MANIOBRA LIMITADO
Los mercados de renta variable y deuda muestran su escasa confianza en la capacidad de resolución de los políticos, aunque quizá esa falta de expectativas sea un catalizador para un rebote si es que se llega a algún tipo de acuerdo concreto en la cumbre, algo que desestima la casa de análisis Link Securities. Más cuando la propia Merkel dijo anteayer algo así como que si se emiten eurobonos será “por encima de su cadáver”.
“Desgraciadamente, nuestras expectativas respecto a la misma [cumbre] son bajas, a pesar, como hemos señalado muchas veces, de que el margen de maniobra político es cada vez más limitado”, explica Link. “Alemania tendrá que decidir si quiere euro y cómo lo quiere ya que al final va a ser este país el que ponga límites a las propuestas de integración bancaria y fiscal de la Comisión Europea y del BCE”.
Barclays tampoco espera “ninguna decisión importante a corto plazo más allá de lo que ha sido acordado en el ESM”. Así, el banco británico cree que en esta cumbre se firmará un paquete de medidas pro-crecimiento, valorado en 130.000 millones, se desarrollará un plan para una unión bancaria, se dibujará un mapa de ruta para la unión fiscal y política y se aprobarán las recomendaciones de la UE en materia fiscal y económica.