Gracias a esas personas que hacen grande a un Banco: nuestro caso con Bankinter
En estos tiempos en que ya no confiamos en nada ni en nadie porque todo nos ha fallado, vuelve a nacer la esperanza al ver que la calidad personal y profesional de algunas personas es capaz de darle de nuevo sentido a las cosas.
Ya es bastante doloroso ver que mi marido y yo llevamos trabajando más de 25 años sin parar, partiendo desde lo más llano a puestos ejecutivos y que de la noche a la mañana nos hemos quedado sin nada, y casi teniendo que vender nuestra ya hipotecada casa para pagar los estudios de nuestros hijos. Ya es bastante doloroso que el sueño de mi marido, una empresa de distribución de energía solar térmica creada hace 4 años y que logró establecerse en el mercado con mucho esfuerzo, haya tenido que echar el cerrojo por la caída de la construcción y comerse nuestros pequeños ahorros y quedarse a verlas venir con el dolor y la inseguridad del fracaso, sin indemnizaciones, sin paro y respondiendo con su dinero y el de sus socios.
Ya es bastante doloroso no haber contado con el apoyo de los bancos para mantener la empresa, ni con ningún tipo de subvención, y que nos multen cada mes por valor de 200€ por ir a 10km hora más de lo permitido o pisar una raya continua que no sabías ni que existía. Es bastante doloroso ver que los que trabajamos somos los más castigados, mientras que hay abusos ofensivos de los que nos metieron en esta, que siguen con sus bonus desorbitados, o de los que evaden el capital que han ganado aquí, o de los que viven del sistema y “de nuestro gran país lleno de beneficios sociales” sin dar palo al agua más que para manifestarse demonizando a los empresarios que se la han jugado y que les han dado trabajo, o de los que se benefician de la prestación del paro mientras trabajan… A todos esos pago yo con mis impuestos de mi sueldo recientemente reducido en un 10% porque la empresa en la que trabajo también está sufriendo la crisis.
Es doloroso ver que nuestro banco de toda la vida, el emblemático Banco de Santander, en el que teníamos nuestras nóminas, recibos, planes de pensiones, etc, y al que nunca le hemos hecho perder ni un céntimo, sino todo lo contrario, nos dejara de lado diciendo que para ampliar la hipoteca no nos podían ofrecer las mismas condiciones y que mejor nos fuésemos a otro banco…después de 15 años de relación de haber sido clientes impecables si te he visto no me acuerdo.
Pero lo más doloroso es que nada de esto nos sorprende. Es lo que se espera de un Banco, la frialdad de los números, aunque personalmente si me molestan esos anuncios de Bancos y Cajas que hablan de compromiso con sus clientes, de apuesta por el talento, de buenas prácticas, y a la hora de la verdad demuestran lo contrario.
Bankinter, a través de una encantadora, amable y eficiente directora de la sucursal de Alcobendas, nos recibió y nos ofreció unas condiciones muy aceptables para la subrogación y ampliación de nuestra hipoteca, al nivel de ING direct que era mi gran duda, pero preferimos la relación personal, y a por ello…la gota que colmó el vaso fue que cuando tras casi tres meses de espera por los procesos, estábamos a punto de formalizar la firma y ya con la oferta vinculante firmada, y nos vinieron con una sorpresa: la entidad, debido a un endurecimiento de las condiciones que podían ofertar a sus clientes que venía como directriz de su nueva Dirección, nos quiso cambiar las condiciones, ampliando considerablemente la revisión del Euribor y para ello la mensajera era nuestra directora de sucursal.
A pesar de la lógica indignación y la profunda herida, de sentirse engañado por un banco que consideras sólido, respetable y de un país moderno, estábamos a punto de aceptar las compensaciones pequeñas que nos ofrecían como consuelo, por la desesperación de que estábamos a contra-reloj, y porque al final este injusto sistema fagocita nuestra voluntad y nos altera el criterio, y nos ha convertido en sumisos sufridores que todo lo aguantamos. Pensábamos dar la guerra por perdida, porque si empezábamos a hablar con abogados ¿qué íbamos a poder hacer frente a un gran banco? Todo ello con el profundo respeto que nos merecía nuestra interlocutora de Bankinter y su compañero de inversiones, porque nos constaba el esfuerzo personal que ella había hecho para no llegar a esa situación. Pues a pesar de la impotencia, ganó nuestra indignación y valentía y decidimos no aceptar. La herida moral nos hizo reivindicar esa ética y dignidad empresarial que dábamos por garantizada y que parece que se está llegando a perder con esta crisis.
Y ahí es donde la persona hizo al Banco. Y le puso ojos, cara, oídos y corazón. Y lo subió veinte peldaños para que volviera a ser un Banco y no un negociete de usura. Nuestra directora peleó internamente para mantenernos unas condiciones que ya no son rentables para ellos pero que si nos habían prometido. Lo peleó a nivel personal por nosotros y por su propia ética y principios….y lo consiguió. También fue respaldada por su jefe al que también le agradecemos el gesto porque para él además somos unos perfectos desconocidos.
Entiendo perfectamente que los Bancos no ofrezcan condiciones que no pueden rentabilizar, y lo respaldo, porque gracias a eso la banca española es sana y solvente. Por eso no tengo nada que reprochar al Santander. Pero lo que nunca hubiera entendido es que se prometan y se firmen unas condiciones y se deshagan en medio del proceso. Bankinter finalmente ha cumplido. Gracias Bankinter, con esta decisión has demostrado ser un gran Banco. Y esa actitud es la que gana clientes fieles, y os debería traer mucho más retorno de rentabilidad que la contraria. Nos espera un largo camino juntos y no os arrepentiréis porque estamos remontando.
Y sobre todo, gracias Nuria.
L.P de Madrid