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Cómo clasificar los activos que forman nuestro patrimonio

Como ya comentamos en el post anterior, existe una segunda forma de clasificar los activos que forman nuestro patrimonio, que, además, nos servirá de referencia para poder analizar la composición del mismo y decidir si es necesario realizar algún tipo de modificación en su estructura.

Esta consiste en ordenar el patrimonio según el activo final en el que se encuentra invertido, pudiendo distinguir hasta cinco grandes familias (aunque solo nos centraremos en las cuatro principales).

Ordenándolas por el grado de seguridad que ofrecen, la primera es la Liquidez. Debemos englobar aquí tanto cuentas corrientes, como cuentas de ahorro e imposiciones a plazo fijo (I.P.F.), mas conocidas como depósitos. En relación a este ultimo producto, los puristas objetaran que deberían de incluirse aquellos cuyos vencimientos no superen el año o los 18 meses. Personalmente, suelo incluir todos aquellos que, ofreciendo un tipo fijo, o un variable referenciado al Euribor, pueden ser cancelados sin que ello suponga minoración alguna del capital invertido.

La segunda familia es la de la Renta Fija. Aquí se incluyen desde cualquier titulo representativo de deuda con una empresa (pagares, letras, bonos, obligaciones, preferentes...) hasta fondos de inversión y planes de pensiones que inviertan exclusivamente en estos activos. Hay que tener en cuenta que, pese a que estos activos son considerados tradicionalmente como seguros (y, en general, el riesgo asumido en ellos es sustancialmente inferior al de la Renta Variable o los Inmuebles) existen notables diferencias entre los distintos instrumentos, llegando a tener riesgos casi asimilables a la Renta Variable, caso de la deuda convertible en acciones, la calificada como High Yield o las tristemente famosas Preferentes.

En la categoría de Renta Variable incluiremos la cartera de acciones cotizadas y los fondos de inversión que inviertan exclusivamente en ellas, así como aquellos activos que, directa o indirectamente, inviertan en materias primas.

Finalmente, y dejando de lado todas aquellas inversiones que no podrían catalogarse ni como financieras ni como inmobiliarias, tendríamos estas ultimas, es decir, la inversión directa o a través de fondos, planes o seguros en inmuebles. Respecto a la inversión directa, tan solo incluiríamos en esta clasificación aquellos que se encuentren dentro del patrimonio como inversión, es decir, los inmuebles que se encuentren alquilados o con intención de ser vendidos.

Llegados aquí, hay q comentar los casos particulares de 3 tipos de producto concretos.

En lo referente a los fondos y planes mixtos, una opción prudente es dividir el importe asignado a Renta Fija o Variable en función del porcentaje asignado según su reglamento a cada tipo de activo, tomando como referencia (por motivos de prudencia) el máximo porcentaje invertible en acciones. Como indicamos en el post anterior, Morningstar es una excelente fuente de información para conocer este dato. En caso de que no figure una distribución clara (hecho habitual en los fondos de gestión alternativa), podemos tomar como referencia la distribución que la cartera tiene en ese momento.

Un segundo tipo especial de productos (desde notas y bonos a depósitos, pasando por seguros de inversión o Unit link) son los denominados estructurados, es decir, aquellos cuya rentabilidad final depende de la evolución de una o varias referencias, también llamadas subyacentes. En este caso, y dado que tendríamos que incluirlos en una categoría según la naturaleza del subyacente, serán incluidos, en su inmensa mayoría, en la categoría de Renta Variable; y digo en su inmensa mayoría porque existe algún producto de este tipo cuya rentabilidad depende de la existencia de algún evento de crédito (impago, reestructuración...) en emisiones de deuda de determinadas compañías, por lo que en estos casos, debemos incluir los importes en la categoría de Renta Fija.

Finalmente, tenemos aquellos productos cuyos emisores, ofreciendo una rentabilidad generalmente fija y asegurada, no detallan o resumen en que tipo de activos materializan sus inversiones. En su gran mayoría, son productos emitidos por aseguradoras (seguros de ahorro, P.P.A., determinados P.I.A.S...) que respaldan estos activos con el total de su patrimonio. Dado que estas compañías, por sus características, invierten fundamentalmente en bonos y activos de rendimiento fijo, serán incluidos en su totalidad en la categoría de Renta Fija.

Clasificar los activos de esta forma nos va a permitir saber si la estructura de nuestras inversiones es o no la adecuada y, así, saber si debemos realizar algún cambio, pero dejaremos la elección del modo de transporte de nuestro viaje para la próxima semana.

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  1. Nuevo
    #4
    26/09/12 04:05

    Una buena forma de clasificar la economía de cada individuo es entendiendo la definición de cada cuenta y enfatizar en la facilidad de entenderlas.

  2. en respuesta a Enrique Roca
    -
    #3
    24/09/12 10:47

    Fitz, Enrique, suscribo lo indicado por los dos. Las inversiones que realizamos, cuanto más fáciles sean de entender, mejor podrán ser controladas. Salvo muy honrosas excepciones (y muy excepcionales), en forma de fondos de inversión, la complejidad en los productos de inversión suele ser fuente de problemas y quebraderos de cabeza.

    En todo caso, Fitz, a veces hay "trajes" muy complejos que visten prodcutos muy simples. Un porcentaje muy significativo de los P.I.A.S. que puedes encontrar en el mercado no dejan de ser un tradicional y simple seguro de ahorro que, cumpliendo una serie de características, pueden ser interesantes al incluir una fiscalidad muy interesante a la hora de rescatar el dinero, ofreciendo desde el primer momento un tipo de interés técnico garantizado (más o menos atractivo, eso sí), conocido y fijo. En todo caso, dejo pendiente para más adelante una explicación más profunda de los productos que citas...

    Un cordial saludo a ambos

  3. en respuesta a Fitz
    -
    Enrique Roca
    #2
    22/09/12 10:16

    Lo bueno si breve dos veces bueno. Baltasar Gracian.
    Cuanto más sencilla y fácil de entender es una inversión ,más rentabilidad a conseguir por el inversor ya que alarga la vida.
    Enhorabuena por recordarnos algo tan sencillo.

  4. #1
    21/09/12 19:21

    Los productos financieros cuanto más complicados peor. Las dos últimas categorías, los estructurados y los PIAs nunca he llegado a entenderlas bien.

    Saludos.

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