"The trouble with retirement is that you never get a day off" - Abe Lemons
Creo que a nadie se nos escapa que tenemos que proveernos de soluciones de ahorro que complementen las pensiones que vayamos a cobrar en el momento en que nos jubilemos (no voy a entrar hoy sobre si vamos o no a cobrar pensiones) pero ¿porqué canalizarlo a través de plan de pensiones? ¿Son la solución para cubrir el diferencial (también insdiscutible) entre lo que cobremos de pensión y lo que precisemos para vivir?
Cabe analizarlo desde diferentes puntos de vista. El pimero es su conceptuación como ahorro. Y no lo son. Por más que hagan aportaciones, por mucho que queramos estirar la sistemática a la que obligan, los planes de pensiones no son un instrumento de ahorro. Sirven para diferir de forma errónea un pago de impuestos. Pero no son una vía de ahorro precisamente por sus características fiscales.
Como bien saben en el Impuesto sobre las Rentas de las Personas Físicas se determinan dos tipos de bases imponibles que luego convergen para definir el importe a ingresar o a percibir por parte la Agencia Tributaria. Dichas bases son la general (en donde suman nuestros ingresos y cuyo tipo de tributación sigue la escala comprendida entre el 19,5% y hasta el 46%) y la del ahorro (con tipos por tramos desde el 19,5% y hasta el 23,5%).
Todos los productos relacionados con el ahorro o la inversión (depósitos, renta fija, seguros, fondos de inversión, acciones, sicavs) se liquidan en la base del ahorro... ¿Todos? Todos no. Los planes de pensiones no van en esta base sino en la general pues tienen la consideración de rendimiento del trabajo, esto es, equivalen a su nueva nómina o liquidación una vez se hayan jubilado y lo rescaten.
Por lo tanto, queda claro que no son un ni un producto ahorro ni un sistema de diferimiento de pago de impuestos. Menos ahora que la reducción que había del 40% para apotaciones relacionadas con anterioridad al 31 de diciembre de 2006 tiene sus horas contadas.
Una vez vista su conceptuación fiscal, analicemos las rentabilidades que nos y que no brindan dichos planes:
Hay inversiones de gestión pasiva que ofrecen mejores retornos y que no inmovilizan nuestro dinero. Y, sin embargo, ocupan un porcentaje importante en el ahorro de las familias españolas tal y como podemos ver en el siguiente gráfico elaborado por Inverco en el que también podemos observar que el patrimonio destinado a dichos planes incrementa anualmente:
La fuerza de las redes comerciales bancarias y la publicidad favorable de los medios no ayuda a solucionar de manera efectiva una probemática real que tenemos. Tienen razón en señalar que todos tenemos que dedicar una parte de nuestro dinero presente a un gasto futuro llamado "jubilación" pero yerran el tiro al consensuar como vehículo idóneo a los planes de pensiones y análogos.
Las señales que tenemos en al actualidad para planificar con consciencia nuestra jubilación son, fundamentalmente, tres: natalidad, esperanza de vida y empleo.
Según el INE la población española envejece. El porcentaje de población mayor de 65 años, que actualmente se sitúa en el 18,2% pasaría a ser el 24,9% en 2029 y del 38,7% en 2064.
Cifra que adquiere (más) importancia aún si la miramos desde el punto de vista contrario como son los nacimientos. Según el INE, entre 2014 y 2028 nacerían en torno a 5,1 millones de niños, un 24,8% menos que en los 15 años previos. En 2029 la cifra anual de nacimientos habría descendido hasta 298.202, un 27,1% menos que en la actualidad.
Y con una esperanza de vida para esos nacimientos como la que se observa en el siguiente gráfico:
La esperanza de vida ha aumentado en España, desde 1900 y hasta 2011, en 40 años. Y en el futuro la proyección es aún mayor:
Coincido en que lo importante es la calidad de vida a partir del momento de la jubilación (cifrada hoy en 67 años) y en cómo viviremos esos 25-35 años más. ¿Se lo imaginan? ¿Qué han hecho estos últimos 25-35 años? ¿Con cuántos ingresos que han permitido cuánto gastos?