¿Qué más hace falta para que los ahorradores tomen conciencia del peligro que supone la confiscación masiva de activos en la periferia europea? Durante los úlrimos años hemos visto como la deuda griega se reestructuraba (default), las preferentes se desplomaban, las acciones de la banca y los precios de los inmuebles entraban en caída libre. También hemos vivido la confiscación de los depósitos chipriotas (con consecuencias letales para la libre circulación del dinero) y la recomendación del consejo de sabios económicos alemán de confiscar valor a los inmuebles españoles, además de cuentas bancarias (ya que los inmuebles están cautivos y no se pueden transferir a cuentas en bancos en el extranjero, decían).
También se legalizó, negro sobre blanco, el órden en el que se realizarán (se están realizando ya) las confiscaciones bancarias en cualquier país de la UE. Después le llegó el turno a los planes de pensiones privados de Polonia, que también fueron confiscados en más de un 50%. Y la última jugarreta sucia ha sido la inyección de 50.000 millones dinero público a la banca de manera encubierta, con nocturnidad y sin que casi nadie se entere. Desgraciadamente la macabra lista sigue...
Esta vez es el propio FMI que propone una confiscación del 10% de todo el dinero de los ahorradores netos de los 15 países con más dificultades de la UE. Y a nadie se le debe escapar que está pensdo esencialmente para Portugal, Italia y España.
Pero a pesar de todo, la mayoría de los mortales siguen haciendo caso omiso de los indicios claros, las minas que van amputando miembros a los más incautos de nuestro alrededor, y las advertencias que algunos analistas y asesores venimos realizando desde hace mucho, mucho tiempo: El dinero necesario para tanto agujero se confiscará de mil maneras imaginativas más o menos evidentes, allá dode sea preciso. Y el mundo (y especialmente la UE) aplaudirá y bendecirá legalmente el mayor robo del siglo sin pestañear. Por eso hoy es más vital que nunca priorizar la solvencia por delante de una escasa volatilidad.
Llegados a este punto, la pregunta del millón es qué pueden hacer los ahorradores con un determinado patrimonio inmobiliario y financiero para evitar que les afecten las confiscaciones presentes y futuras. Pues bien, la mala noticia es que, como bien dijeron los sabios alemanes que asesoran a Merkel en temas económicos, los inmuebles están cautivos y a merced de cualquier exacerbación del impuesto de Patrimonio, o a la creación de por ejemplo de un nuevo IBI gubernamental. Pero para la parte de dinero en efectivo existen algunas opciones que suponen la interposición de barreras de seguridad entre el afán confiscatorio y nuestro dinero.
Lógicamente no podemos esconderlo, dejarlo de declarar legalmente ni retirarlo de la circulación del circuito financiero. Pero sí que podemos colocarlo y gestionarlo en vehículos en el extranjero que interponen ciertas barreras de seguridad, que en buena medida evitan la confiscación directa y fácil que sufriría cualquier simple depositante en cualquier banco en España. Podéis a continuación leer tres artículos en los que comentamos dichas formas de subir peldaños de seguridad ante la creciente marea confiscatoria que a muchos ya les está mojando los pies: "Debo invertir desde España o desde Luxemburgo?"; "Cuestión de prioridades" y "La protección del Patrimonio en el New Normal"
Espero que este post recapitulatorio os ayude a valorar la situación actual de manera más realista, y que a la vez os permita dilucidar posibles soluciones y precauciones que sería temerario no tomar.