Dado que cada día son más los inversores que utilizan CFDs a la hora de invertir en ciertos valores, índices o materias primas, vamos a ver de qué forma estos "contratos por diferencias" tributan en la Declaración de la Renta.
Antes de empezar a operar con CFDs es muy importante conocer las características de este producto, las ventajas, los inconvenientes y por supuesto, cuáles son las diferencias entre los CFDs y su subyacente. Los CFD y las acciones funcionan en gran parte del mismo modo, por ello a continuación se explican algunas de las diferencias entre CFDs y acciones.
En las operaciones financieras con contratos por diferencias o CFDs la liquidación se realiza por la diferencia entre el precio de compra y el precio de venta del activo subyacente (acciones, índices...)
Como ya sabemos, los CFD, contrato por diferencias es un acuerdo donde se intercambia la diferencia de valor de un activo entre el momento de apertura y cierre del contrato. Con los CFDs, las posiciones pueden abrirse al alza o a la baja, y por tanto permiten al inversor obtener beneficios suban o bajen los mercados.
Los CFDs son derivados financieros cuyo activo subyacente puede ser: acciones, divisas, materias primas, futuros o índices bursátiles. Por tanto, el valor de un CFD o contrato por diferencia será distinto según el activo subyacente que represente porque cada activo tiene un valor diferente. La valoración de un CFD depende del activo que replique y a la divisa con el que sea cotizado.
La inversión en los mercados con CFDs ha crecido muy rápidamente en España en los últimos años. Los CFDs son productos financieros únicamente adecuados para clientes profesionales, o inversores minoristas con experiencia, capaces de entender sus características. Sin embargo los CFD también se publicitan a clientes minoristas sin ninguna experiencia.
Al operar con CFDs (contratos por diferencias) vamos a incurrir en una serie de gastos en forma de cargos y/o comisiones. Estos cargos y/o comisiones harán disminuir la rentabilidad de las operaciones, pero son necesarios para poder operar. La magnitud de los costes por operar con CFDs serán determinados por el broker.
Los CFDs o contratos por diferencias son derivados financieros que nos permiten invertir en varios activos subyacentes como por ejemplo divisas, futuros o acciones. Sin embargo, de su operativa se derivan una serie de riesgos asociados que han sido recogidos por la ASIC (Australian Securities and Investments Commission).
Los CFD o contratos por diferencia son derivados financieros en los que se nos permite apalancarnos. Esto significa que el broker nos presta dinero para operar CFDs, con lo que podremos abrir posiciones por un valor mayor del que disponemos en la cuenta.
Los CFDs son derivados financieros en los que no podemos operar sin saber acerca de su funcionamiento, sus características, la capacidad de apalancamiento que ofrecen, así como los activos subyacentes sobre los que podemos operar mediante los propios CFDs.
Los CFDs son derivados financieros que se negocian en un mercado OTC, esto es Over the Counter. Los mercados Over the Counter se caracterizan por no tener una autoridad que regule y centralice las operaciones, como sí ocurre en los mercados regulados.
Los CFDs son derivados financieros que pueden tener por activo subyacente tanto acciones, como divisas, futuros o índices bursátiles. Por ello, el valor de un CFD o contrato por diferencia será distinto según el activo subyacente que represente ya que cada activo tiene un valor diferente.
Recientemente son muchos los traders que utilizan los CFDs para especular con el valor de las acciones ya que estos CFDs replican el movimiento de su activo subyacente. Sin embargo para una inversión de largo plazo es más recomendable la compra directa de las acciones.
Los CFDs son derivados financieros que están teniendo bastante éxito en los mercados financieros, pese a estar prohibidos en EE.UU. por la normativa al respecto de los instrumentos OTC.
Un CFD o contrato por diferencias es un contrato entre dos partes para intercambiar la diferencia entre el precio de compra y el de venta de acciones u otros productos, es decir, la diferencia en el precio de un activo financiero entre la fecha de apertura y cierre del contrato.