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Luisagc 26/11/12 20:51
Ha comentado en el artículo La peor Justicia del mundo ahora es también la más cara
Las cortes de mediación (en realidad, de arbitraje, que no es exactamente lo mismo) aceptan un asunto, lo resuelven, lo cobran y, después, aceptan otro; en un juzgado entra todo lo que los abogados quieren. El número de asuntos que acuden al arbitraje es muy reducido, por razones que sería largo explicar, pero que se resumen en su elevado coste para las partes y en que, al final, hay que ir a un juez para ejecutar lo resuelto. La dilación de los procesos judiciales en España es muy variable (según territorios y jurisdicciones) y las causas son múltiples, pero lo decisivo es que esas causas afectan a todas las fases del proceso: lentitud estructural del sistema (medios insuficientes, informática obsoleta, personal poco cualificado, inexistencia de un mando único...); lentitud en la tramitación (excesivo número de asuntos, desorganización del trabajo, productividad insuficiente, leyes que permiten toda clase de incidentes dilatorios por parte de los abogados...); lentitud en la fase resolutoria (escaso número de jueces, pautas de trabajo no estandarizadas, productividad mejorable introduciendo métodos de trabajo más eficientes...); y lentitud en la ejecución, porque la estructura de la justicia está hecha para producir papel y no para actuar sobre la realidad. Como bien dices, hay países donde la Justicia funciona como un reloj (Alemania es el mejor ejemplo en Europa) y podríamos aprender de ellos, pero, sinceramente, creo que los políticos no tienen el menor interés en que sea así y no están dispuestos ni a esfuerzos ni a poner dinero.
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Luisagc 06/10/12 12:54
Ha comentado en el artículo Los jueces aplacados
Estoy de acuerdo con Tristán en una cosa: sería mucho más honrado, y quizá más eficaz para ellos, que los jueces, los médicos o los inspectores de hacienda dejaran a un lado su preocupación, real o estratégica, por el servicio público y plantearan sus reivindicaciones, más o menos así: "Queremos más dinero. Hemos pasado un porrón de años estudiando y ahora tenemos en nuestras manos la libertad, la hacienda y la salud de los ciudadanos. Trabajos equivalentes a los nuestros se pagan mucho mejor en otros países y en el sector privado. Queremos más dinero". Lo cierto es que todos trabajamos por dinero, ¿no sería mucho mejor decirlo y olvidar la cansina milonga del servicio público?
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Luisagc 05/10/12 14:27
Ha comentado en el artículo Los jueces aplacados
Veo que la labor de intoxicación llevada a cabo por el secretario de estado de justicia, Fernando Román, ha dado sus frutos. Lo cierto es que, una vez terminada la reunión del ministro de justicia con las asociaciones de jueces, el secretario de estado se propuso (y a punto está de conseguirlo) transmitir a los ciudadanos el siguiente mensaje: "los jueces lo que querían era mantener sus permisos, les hemos dicho que vale y asunto arreglado". ¿Parece muy burdo, no? Sin embargo, hasta un avezado subastero ha picado el anzuelo. Sus señorías "estaban mosqueadas" no por los permisos, que son un tema secundario, sino por la situación de marasmo de la administración de justicia, que nadie se decide a resolver, por un proyectado régimen de sustituciones que pretende que cada juez haga el trabajo de dos o de tres y, sobre todo, por una reforma del consejo general del poder judicial que, lisa y llanamente, va a acabar con los vestigios que pudieran quedar de una justicia independiente. Eso es lo que aprobaron los jueces en juntas celebradas en toda España, y en la reunión con el ministro se abrió la posibilidad de negociación sobre todas esas cuestiones. Lo que nadie puede negar es que los jueces, como colectivo, son absolutamente incapaces de transmitir ningún mensaje coherente a la opinión pública. Quizá deberían contratar algún asesor de comunicación, porque se explican fatal y el gobierno siempre les gana por la mano.
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Luisagc 18/02/12 13:40
Ha comentado en el artículo El horror hecho carne
Hay algo muy importante que debe valorarse en este asunto para darnos cuenta de en qué manos estamos: el juez de marras pertenece a la asociación jueces para la democracia, un grupo reducido de jueces que se autodenominan "progresistas", directamente vinculados al PSOE, y que sienten gran afición por experimentos jurídicos de reinserción e ingeniería social, siempre al margen de la realidad. Ese es el motivo (protección política al más alto nivel) por el que al juez no le pasó nada, y ese es también el motivo de que haya ido prosperando desde entonces, de cargo político en cargo político, hasta acabar ¡en el Tribunal Constitucional! Sugiero al próximo gobierno del PSOE que lo nombre ministro de justicia.
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Luisagc 13/02/12 23:01
Ha comentado en el artículo Ranking de funcionarios
No es mi intención defender la forma en la que se trabaja en la administración de justicia, pero es significativo que una persona bien informada, que conoce los juzgados, como Tristán, crea que los secretarios o los jueces dirigen las oficinas judiciales. Nada más lejos de la realidad. Voy a intentar hacer un resumen: 1) Los jueces. Dependen del CGPJ. Ni dirigen ni organizan nada, carecen de cualquier tipo de competencia -por pequeña que sea- sobre el personal de la oficina. Si hay un problema con un funcionario, no pueden hacer mucho más que enviar un escrito a la administración, que lo tirará a la papelera, en cuanto los sindicatos protesten un poquito. 2) Los secretarios. Dependen del ministerio de justicia. Ostentan lo que se llama la "dirección procesal", es decir, deben orientar e indicar a los funcionarios en cuanto a la tramitación de los asuntos. Sin embargo, sus facultades empiezan y acaban ahí, de manera que a un funcionario puede salirle completamente gratis no hacer ningún caso o incluso desobedecer abiertamente. Entonces, ¿quién es el "jefe" de los funcionarios? Lo veremos en el siguiente punto. 3) Las administraciones gestoras de los medios personales. Hay que ponerlo en plural, porque puede ser el ministerio o la comunidad autónoma en algunos casos (v. gr., en Madrid). Sea el ministerio o la consejería, estos sí tienen competencias "de verdad": potestad disciplinaria, concesión de permisos, retribuciones complementarias... El problema es que resulta imposible ejercer estas competencias sin estar presente en la oficina, y la administración responsable no lo está. A lo más que han llegado (algunas) es a obligar a los funcionarios a "fichar". Un elemento muy importante en este "puzzle" son los sindicatos, que aprovechan como nadie la debilidad estructural del sistema. La administración no da un paso sin contar con ellos. 4) Las administraciones gestoras de los medios materiales. Como en el caso anterior, puede ser el ministerio de justicia o la comunidad autónoma. Unos por otros, la casa sin barrer. Aunque la realidad es aún más complicada, me parece que con lo dicho basta. Todos disponen y nadie manda. ¿Puede concebirse un sistema más absurdo? Cualquier iniciativa de cambio tiene que naufragar en tan procelosas aguas. Para dar el mínimo paso (por ejemplo, una informatización digna de ese nombre), hay que contar con todos esos organismos e instituciones. Esto suele hacerse a través de innumerables comisiones y de reuniones mixtas, que terminan por ser objetivo en sí mismas y por reemplazar a la acción: en vez de "hacer", nos reunimos para ver "qué hacer". Y así llevamos, al menos, treinta años. La AEAT o la Diputación Foral pueden funcionar porque allí manda alguien y todo el mundo lo sabe. En la justicia no fallan la "dirección y organización", sino que no existen ni la una ni la otra. Es un barco sin timón y sin timonel y por eso cada juzgado es un mundo, en el que el ciudadano o el profesional está en manos de la buena o mala voluntad del funcionario concreto que le toque.
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