Ninguno estáis teniendo en cuenta el cambio de ciclo económico.
En los años 60 y 70, España vivía un momento de crecimiento muy fuerte. Quién se esforzaba obtenía su recompensa, conseguía mejorar. Y de ahí el establecimiento de la cultura del esfuerzo y el sacrificio: porque compensaba comer, vestir, etc.
A partir de los 90, la capacidad de empleo del país ha ido decreciendo, cuantitativa y cualitativamente. Los empleos bien pagados son retenidos por esas generaciones que se formaron con esfuerzo (o no) en los 60, 70 e incluso 80 y que se pueden permitir financiar el ocio de sus vástagos, generando así una nueva industria, la industria del ocio: consolas, gimnasios, moda, belleza...a los que se une el turismo. También el narcotráfico se ha visto beneficiado como una industria paralela, ilegal, pero que está ahí para quedarse.
Después del último boom de la construcción, ya no queda nada que genere empleo. Los salarios se han tirado por los suelos con la inmigración. Los trabajos eran tan temporales y simples que pocos han podido formarse en un oficio con el que seguir adelante, como sucedía en décadas anteriores. Sin embargo, el coste de la vida no ha dejado de subir. Es decir, la inmigración ha traído el modo de vida de sus países a España: la hacinación, el servilismo y un modo de vida miserable e indigno, ya que es imposible subsistir de otra forma con sus ingresos, ingresos no mucho peores que los de una juventud (formada o no), condenada a la apatía y la desilusión, la frustración del choque con la realidad y todas las estructuras mentales y espectativas sobre las que planearon su futuro derribadas... Por no mencionar el sistema mafioso de captación y funcionamiento de extranjeros que se ha instalado en el país, con la permisividad de las "autoridades".
La confianza en el/los gobierno/s es nula. El tufo del nepotismo, clientelismo y corrupción a nivel local, autonómico y nacional es más espeso que nunca. Tras el discurso de lo correcto, del estado de derecho, del estado del bienestar, de la democracia avanzadad en los medios de comunicación se esconde la suciedad diaria de pequeños reinos de taifas con califas por encima de la ley que, básicamente, hacen lo que quieren en su contíno intercambio de favores a quienes se lo puedan devolver en el futuro. El bien común es lo de menos.
Con este panorama claramente decadente y catastrofista en lo moral y lo económico para una parte de la población... ¿ Es para tomarse unas copas o no?.
No le puedes pedir a tus hijos que hagan lo que se les dice y no lo que ven. Eso ya lo hicieron las generaciones anteriores. Si los tienes enchufados a las series de la televisión y películas yanquis, que son, en mi opinión, el ejemplo de decadencia y contradicción más dañino en la formación de la personalidad actualmente, que se puede esperar.
Por otra parte, es la población con menos recursos la que más se ve expuesta a esta inmundicia, ya que no tienen medios con los que financiar otras actividades más positivas para su prole. Esto, a la larga, nos lleva a una separación ricos-pobres como en muchos países de latinoamérica o a la creación de una casta de intocables de occidente.
El problema de la juventud es mucho más profundo que el botellón o su aparente pereza. No perciben coherencia en la sociedad. La sociedad no es como se les dijo. No hay igualdad de oportunidades y el trabajo es para el que aguante las condiciones, sin que nadie considere si puedes acometer un proyecto de vida decente con esas condiciones o no. Trabajar más para tener menos no es un buen trato.
Sin embargo, hay una clase provilegiada, cada vez más amplia, que vive por encima de esas reglas, extrayendo plusvalía de cada segundo de tu jornada laboral, que para eso han ido al IESE o al Economic School de turno, donde les enseñan bien como apretar a la mano de obra, con formación universitaria o no.
De la ristra de universidades privadas que han sugido en los últimos 15 años- ¿qué se enseñará ahí?- están saliendo los mandos de las empresas privadas más grandes. Los de la pública, al paro. Cada vez más parecido a EEUU. Lo veíamos en las series y ahora se hace realidad sigilosamente.
En fin, hace 40 años España era la China de Europa Occidental. Pero al aumentar el poder adquisitivo por el empleo, las empresas suben los precios, por lo que se reclaman mejoras salariales, que provocan mayores precios y así hasta el día de hoy, en el que los costes laborales son mayores que en otros países porque el coste de la vida también lo es. Y las empresas no están para crear empleo, como nos han hecho creer tan ingenuamente a los de mi generación, sino para que sus dueños ganen dinero para hacer con él lo que quieran. Teniendo esto en cuenta, el futuro (comercial) no existe, puesto que hay mayores oportunidades de ganancia en Oriente. Ya lo decía Sid Vicious. Como él acabarán muchos/as.
Quizá en treinta años, China haya elevado sus costes laborales de manera que el capital vuelva a poner sus ojos en un Occidente pobre y humilde, como los inmigrantes que tanto alabáis.
Para entonces, la menor de nuestras preocupaciones será el botellón o la rebeldía juvenil o la ausencia de valores o la vida en una sociedad sin objetivos. Quizá nos matemos por un litro de leche o por un abrigo. Ojalá me equivoque.