Buenas, Serallonga.
No voy a molestarme en absoluto porque califiques mis opiniones, pues eres libre de hacerlo y lo expresas con respeto.
Está claro que en algunos temas nuestros criterios son poco coincidentes e incluso antitéticos, pero a pesar de ello hacemos un esfuerzo por escucharnos, debatir con argumentos y cortesía, expresando nuestros juicios concordantes o divergentes con asertividad y huyendo de la pasividad o agresividad en la expresión, las cuales no hacen más que enervar los ánimos del contertulio
El párrafo anterior revela claramente la capacidad del ser humano de llegar a acuerdos tácitos o explícitos para evolucionar aunando esfuerzos y compartiendo tanto progreso como adversidad; precisamente ese talento implícito al hombre es el que han corrompido las clases dirigentes para enfrentar a los ciudadanos, buscando su propio provecho (si lleváramos esta manipulación del "mercado ciudadano" al terreno puramente crematístico, pues así lo ven los mandamases, diríamos que manipulan el mercado para obtener plusvalías invirtiendo en la volatilidad del mismo, obteniendo siempre beneficios a través de las diferencias entre las subidas y bajadas de las cotizaciones del "mercado ciudadano").
Los ciudadanos no podemos escamotear en estos hechos nuestra culpa, pues el reparto de ésta es asonante y equivalente con la de nuestros representantes libremente elegidos por nosotros mismos; en otras épocas la responsabilidad habría que cargarla casi en su totalidad en los dirigentes totalitarios y tiránicos que gobernaban por doqiuier.
Al final las banderas no son más que símbolos de poder y reparto pactado de riquezas entre las clases dirigentes, que únicamente se modifican cuando alguno de los condotieros no halla saciada su ansia de riquezas y poder, convenciendo u obligando a sus feudatarios a dar la cara (y que se la partan) por ellos.
Si los ciudadanos queremos e ignoramos los cantos de sirena, encajamos perfectamente el complicado puzzle de la convivencia.
Saludos sin estandartes y buscando la colaboración, no la controntación.