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'Milito en el PP, admiro a Esperanza y he dormido dos años en la calle'

5 respuestas
'Milito en el PP, admiro a Esperanza y he dormido dos años en la calle'
'Milito en el PP, admiro a Esperanza y he dormido dos años en la calle'
#1

'Milito en el PP, admiro a Esperanza y he dormido dos años en la calle'

Juan Antonio Polaino recibe a Crónica hecho un pincel. Había pedido 10 minutos para arreglarse. No aguardaba la visita de nadie. Y menos la de un desconocido con ganas de escarbar a quemarropa en su pasado más miserable. "Es muy coqueto. Está feliz porque nunca ha venido nadie preguntando por él", susurra la propietaria del humilde hostal de la madrileña plaza de Tirso de Molina en el que malvive desde hace dos años. El hombre de 58 años, constitución menuda, repeinado y con la raya al lado contrario de su ideología. Lleva el cabello teñido de rubio y un flequillo tintinesco. Luce una americana deportiva, una corbata de seda y una camisa de rayas salmón. Si tuviese 40 años menos podría pasar por un cachorro de las Nuevas Generaciones del PP. Sólo le falta la pulserita de España. Ese look era el mismo que utilizaba cuando era un habitual de la sede popular de Moncloa Aravaca, según recuerdan varios afiliados. Era un voluntario más de esos que utilizaba el partido para ensobrar papeletas o rellenar las mesas de apoderados en el País Vasco cuando ETA seguía abriendo telediarios a tiros.

Se pasaba el día en la sede y la noche... a la intemperie. Como esas 764 personas (censo oficial) a las que pretende extirpar Esperanza Aguirre de las calles de la capital. Sin techo. Como otro afiliado del PP, ahora arruinado, que ha rechazado hacer declaraciones. Por vergüenza. Como la que sentía Juan Antonio cuando veía las noches a ras de suelo, en la calle Génova, a escasos metros del cuartel general de su formación. Usaba como pijama los mismos trajes de chaqueta con los que se pavoneaba en los círculos del PP.

"Nunca dije nada en el partido por vergüenza. Pensé que me marginarían y traté de esconder mi situación. Fue muy duro vivir en la calle durante dos años y me duele que Esperanza, a la cual admiro, haya dicho que le da asco ver a la gente tirada en la calle. Le recuerdo que yo fui uno de ellos durante un tiempo en el que trabajé muy duro por el partido. Me ha decepcionado y mira que le envié una carta a Rajoy pidiéndole que la nombrase candidata a la alcaldía", confiesa Juan Antonio antes de explayarse en su hoja de servicios en el PP.

"Soy militante desde 1989. Primero en el PP de Baza. Pasé a Moncloa Aravaca, Bilbao, Barcelona...", recita de memoria. Se queda en blanco cuando se le pregunta por sus vivencias como homeless. No quiere que sus compañeros de pensión sepan que no es hijo de un marqués. "No entiendo cómo os habéis enterado porque nunca se lo he contado a nadie. Ni a mi familia". Acepta el reto más doloroso de su vida. Regresar con Crónica a los inhóspitos lugares donde pernoctó cuando no tenía ni una monedita en su cartera. Cuando soñaba con que le invitasen al club financiero Génova. A la barrera de Las Ventas o al palco del Bernabéu. Nunca había regresado. "Cuando he tenido que pasar cerca, he cerrado los ojos para no mirar. Fue muy traumático. Verme en la calle sin nada. Animaría a Esperanza a que pasase una noche sin techo, pero eso sí, no es lo mismo pasar una noche que varios años como estuve yo".

'La animaría a que pasase una noche sin techo... no ya años como pasé yo', con nevadas y palizas en un banco de Génova
El primer lugar que escogió fue un banco de granito. Este hijo de un turronero había llegado a Madrid en 2003 procedente de Granada tras una década trabajando como secretario judicial interino en un juzgado de Baza. Nunca llegó a obtener su plaza y quiso empezar de cero. Se marchó a la capital para buscarse la vida. Dormía en mugrientos hostales frecuentados por prostitutas de la calle Montera y, cuando se quedó sin cash, buscó acomodo en el Paseo del Prado. Era agosto y pensó que su arboleda suavizaría las altísimas temperaturas de Madrid. Lo haría, pero también atraería a insectos que le pondrían su pálida piel como la nariz de Fofito.

No encontraba trabajo y decidió acercarse a la sede de Moncloa Aravaca. Como otros muchos sinrumbo que piensan que las oficinas del INEM tienen el azul como color corporativo y no el verde esperanza. Quería hacer méritos para optar a un dedazo. Apareció como un gentleman y hablaba de las raíces aristocráticas de su familia. Nadie le hizo mucho caso, pero le aceptaron como un militante más. Nunca sobran manos en año preelectoral.

Durante el día, servía al partido y cuando cerraban regresaba a su aposento de granito. Se le saltan las lágrimas al contemplar su improvisada cama. Recuerda cómo acudía a la Biblioteca Nacional en busca de aire acondicionado. O esas duchas frías en baños públicos y sin toalla para secarse. Se las arreglaba para parecer un señorito del barrio Salamanca. Bien perfumado gracias a las colonias de los muestrarios de El Corte Inglés. Y prendas prestadas. "No tenía nada mío porque me robaron todo durante una noche".

Iba con una maleta que despertaba curiosidad. "Decía que era porque viajaba mucho". No colaba y sus compañeros no tardaron en preguntarle si era un indigente. Lo negó siempre. Llegó el invierno y se desmoronó. "Lo más duro era estar a gusto con la calefacción y tenerme que ir. No pedía ayuda. Me lo callaba todo. Me encantaba hablar con la gente de Nuevas Generaciones. Me ponían los dientes largos cuando me decían que se iban de vacaciones. Yo no tenía a nadie. Pasé Nochebuena y Nochevieja solo".

Su momento más duro fue cuando le cayó una nevada, en enero de 2004, mientras dormía al aire libre. El Samur fue a recogerle, pero él no quiso moverse. Después de esa gélida noche, decidió mudarse a los bajos de un edificio de oficinas de la calle Génova, a escasos metros de un club de alterne que frecuentaban empresarios gürtelianos.

Allí mismo sufrió la agresión de una pandilla de jóvenes que apalearon vilmente sus cartones. "Lo pasé mal. Creo que era gente de Nuevas Generaciones. Pensé en escribir al partido para quejarme pero no quería que supiesen que dormía en la calle". Éste pensaba que la previsible victoria del PP en las generales de 2004 le valdría para encontrar un trabajo. El 11-M volteó los pronósticos y el granadino se vio otros cuatro años más sin empleo. Decidió no venirse abajo. Así estuvo hasta el mes de septiembre de 2005 cuando el Gobierno le concedió una ayuda de 400 euros que le permitió alquilarse una habitación en una pensión de mala muerte. Sonrió y comenzó a escribir obras de teatro.

Los derechos de autor de una de ellas los registró dos semanas antes que Ocho apellidos vascos. Sus creaciones no corrieron la misma suerte y jamás fueron interpretadas. Siguió su colaboración con el PP hasta unos meses después de las generales de 2011. Esperaba que su partido de toda la vida le colocase en la administración. No hubo suerte. "Creo que no quisieron colocarme porque se enteraron de que no tenía dinero". Hundido, decidió desvincularse del partido. Todavía espera una llamada de agradecimiento del PP, aunque un café con Esperanza le valdría. "Me encantaría. Le contaría cómo fueron mis años en la calle y entendería que ha hecho daño a personas como yo que estuvimos en la calle por necesidad".

http://www.elmundo.es/cronica/2015/05/03/5544ae16268e3e0e628b4573.html

#2

Re: 'Ni sin techo ni manifestantes'

EL ACENTO »
Ni sin techo ni manifestantes
Esperanza Aguirre, candidata a la alcaldía de Madrid, propone esconder a los mendigos para que no perturben a los turistas
El País 29 ABR 2015 - 00:00 CEST

Esperanza Aguirre, candidata a alcaldesa de Madrid, tiene soluciones para todo. Preocupada porque los mendigos y sin techo de la ciudad molestan a los turistas y convencida de que las manifestaciones en el centro de la ciudad (1.800 al año, dice) “ahuyentan, intimidan y coartan a los visitantes”, Aguirre prometió a representantes del sector turístico que estudiaría “por qué está permitido vivir en la calle”. En realidad, fue más lejos. Sugirió que podía actuarse “como antes”, cuando venía el SAMUR social, ofrecía albergues a los homeless y “si no querían, los llevaba, les hacían no sé exactamente qué, supongo que una valoración sanitaria o lo que fuera, y después de eso se limpiaba toda esa zona”.

Obsérvese el desparpajo de los imprecisos “no sé qué” o “lo que fuera” y la exageración interesada de las manifestaciones (en 2013 fueron 391). Lo importante para Aguirre es que el turismo tiene preeminencia sobre la realidad y sobre el derecho a manifestarse. ¿Que hay pobres afeando las calles? Pues se ocultan. El remedio recuerda la leva medieval: cuando los reclutadores feudales llegaban a las villas, la justicia ordenaba esconder a tullidos e inválidos para que no recordasen los horrores de la guerra.

Puede la candidata si quiere analizar “por qué está permitido vivir en la calle”; pero se le debe informar que dormir en la calle no es delito, que no se puede limitar la libertad de circulación de las personas y que éste no es un problema de orden público, sino mucho más complejo y en el que cuenta el paro, las menores prestaciones y la mayor pauperización. La candidata debería centrarse en eliminar las causas que arrojan a la gente a las calles, no en eliminar a los homeless del paisaje urbano.

Si las razones anteriores no le convencen, he aquí otras más prácticas: la policía urbana no tiene capacidad para afrontar este problema en los términos sugeridos por ella. Ni hay albergues suficientes, ni tienen las condiciones adecuadas, ni puede dedicarse a perseguir mendigos para llevarlos a lugares en los que no quieren estar (desean beber a sus anchas, odian estar encerrados y cumplir trámites, como ya sabían los reformistas sociales del XIX). Pregunte Aguirre a los policías; ellos conocen las respuestas.

#3

Re: 'Ni sin techo ni manifestantes'

Pues para mi es pura hipocresía.

Los que vivimos en MAdrid, estamos cansados de los manifestantes. Nó se cuantas manifestaciones se hace al año ni me importa. Lo que si sé es que ha habido años que no se podía salir a trabajar por tener todas las calles principales cortadas. Ya no nos acordamos porque ultimamente no hay tantas, pero era insoportable, O ya no recordamos lo del manifestódromo? O es que no lo apoyabamos muchos? pero muchos, muchos y no todos eran fascistas.

Y respecto a los mendigos, pena nos dan a todos, pero tampoco es de recibo que te este pidiendo cada dos metros, te limpien por cojones los cristales o se te pongan chulos cuando no les compras un bolso de imitación.

Lo dicho pura hoipocresía.

Y ahora disparar, que a mi plim.

#4

Re: 'Ni sin techo ni manifestantes'

Lo he puesto para poner en evidencia sobre todo este párrafo: "Si las razones anteriores no le convencen, he aquí otras más prácticas: la policía urbana no tiene capacidad para afrontar este problema en los términos sugeridos por ella. Ni hay albergues suficientes, ni tienen las condiciones adecuadas, ni puede dedicarse a perseguir mendigos para llevarlos a lugares en los que no quieren estar (desean beber a sus anchas, odian estar encerrados y cumplir trámites, como ya sabían los reformistas sociales del XIX). Pregunte Aguirre a los policías; ellos conocen las respuestas."

Porque si la frase "desean beber a sus anchas, odian estar encerrados y cumplir trámites, como ya sabían los reformistas sociales del XIX" lo que escribe el ABC o La Razón tendrían que cerrar por las protestas de los censores modernos y políticamente correctos ya que sólo ellos tienen "libertad" de escribir lo que les venga en gana.

#5

Re: 'Milito en el PP, admiro a Esperanza y he dormido dos años en la calle'

Vamos eso es como ser negro y activista del KKK a la vez ;-)

1/ Esperanza y sus declaraciones altisonantes sobre los mendigos.
2/ Apoyo del periódico amigo y sus esbirros...llamados periodistas
3/ Aparición de CM, seguidores y mamporreros varios dando por buena sus declaraciones.

Flipando me hallo!!!.

#6

Re: 'Milito en el PP, admiro a Esperanza y he dormido dos años en la calle'

Lo puse para poner en evidencia sobre todo este párrafo:
"Si las razones anteriores no le convencen, he aquí otras más prácticas: la policía urbana no tiene capacidad para afrontar este problema en los términos sugeridos por ella. Ni hay albergues suficientes, ni tienen las condiciones adecuadas, ni puede dedicarse a perseguir mendigos para llevarlos a lugares en los que no quieren estar (desean beber a sus anchas, odian estar encerrados y cumplir trámites, como ya sabían los reformistas sociales del XIX). Pregunte Aguirre a los policías; ellos conocen las respuestas."

Si la frase: "desean beber a sus anchas, odian estar encerrados y cumplir trámites, como ya sabían los reformistas sociales del XIX", lo escribe el ABC o La Razón tendrían que cerrar por las protestas de los censores modernos y políticamente correctos ya que sólo ellos tienen "libertad" de escribir lo que les venga en gana.