Hace treinta años, Chile era un desastre. El gobierno socialista de la década de los setenta había destruido la economía y desestabilizado la sociedad, conduciendo a un descontento social y a un golpe militar. No debería sorprender que otros países latinoamericanos como México, Venezuela y Argentina, superaban fácilmente su producción per cápita.
Durante tres décadas, ha sido la economía con mayor crecimiento en la región.
Veamos cómo Chile se convirtió en el Tigre Latino.
La reforma de pensiones es la reforma más destacada en Chile. Desde principios de la década de los ochenta, a los trabajadores se les ha permitido colocar 10 por ciento de su ingreso en una cuenta individual para su jubilación. Este sistema, ha sido notablemente exitoso, reduciendo la carga de impuestos y del gasto y aumentando el ahorro y las inversiones, mientras que también ha producido un aumento de entre 50 y 100 por ciento en los beneficios de jubilación.
Pero se requiere más de una reforma de prestaciones sociales, sin importar qué tan impresionante sea esta, para convertir a una nación en una historia de éxito económico. Lo que hizo de Chile algo especial fue la liberalización económica en varios sectores. Este cuadro, basado en las cinco variables claves del Índice de Libertad Económica del Fraser Institute, muestra cómo Chile se movió en la dirección correcta a través del tiempo.
En lo que concierne la tributación de los negocios, las ganancias retenidas solían ser tributadas en alrededor de un 50 por ciento, pero la tasa tributaria se redujo a un 10 por ciento en 1984. No se ha mantenido a ese nivel bajo, pero la tasa se ha mantenido por debajo de un 20 por ciento.
Redujeron la tasa tributaria máxima de 58 por ciento en 1980 a 40 por ciento en 2005.
Chile eliminó muchas de las lagunas en el código tributario que favorecían a ciertos grupos de interés y fomentaban decisiones económicas ineficientes.
La evasión tributaria disminuyó significativamente porque las empresas no tenían que pagar tanto y sus impuestos se volvieron menos complicados. De hecho, el gobierno obtuvo más ingreso total debido a una menor evasión tributaria.
Un plan de privatización masiva que generó beneficios sustanciales. Algunas de sus mayores ventas incluyeron la del distribuidor de combustible Copec, la principal empresa eléctrica Endesa, las empresas de telefonía y de acero, y algunos de los bancos, los cuales recibieron inversores privados.
Las empresas recientemente privatizadas tuvieron muchas más oportunidades para desarrollarse y expandirse, las exportaciones aumentaron y las nuevas empresas empezaron a crecer.
Los inversores privados ingresaron al país y los costos de producción cayeron conforme la producción aumentó. Esto fue visto alrededor del país a medida que los mercado fueron desregulados y los derechos de propiedad eran protegidos.
La inflación disminuyó a menos de 5 por ciento y la libertad de tener cuentas bancarias en el extranjero aumentó.
Los aranceles sobre las exportaciones, fueron en gran medida eliminados, permitiendo que la competencia extranjera ingresara al mercado. El ahorro doméstico ha aumentado a 18 por ciento y el arancel promedio se redujo de 105 por ciento a 57 por ciento. Las exportaciones de Chile pasaron de $3.800 millones a $8.100 millones entre 1985 y 1989.
La carga regulatoria también se redujo. Solía tomar hasta 27 días crear una nueva empresa en Chile; ahora toma siete días. El ahorro nacional también aumentó entre 1982 y 1989, del 2,1 por ciento del PIB al 17,2 por ciento.
El número de personas que viven debajo de la línea de la pobreza ha caído de 40 por ciento a 20 por ciento entre 1985 y 1997 y luego a 15,1 por ciento en 2009. La deuda pública ahora está por debajo de 10 por ciento del PIB y después de 1983 el PIB creció a un promedio de 4,6 por ciento anual.
Chile ahora está posicionado como el país más libre en la región y como la séptima economía más libre del mundo, incluso por delante de EE.UU.
Daniel J. Mitchell