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Existen soluciones, pero no se quieren aplicar (I)

3 respuestas
Existen soluciones, pero no se quieren aplicar (I)
Existen soluciones, pero no se quieren aplicar (I)
#1

Existen soluciones, pero no se quieren aplicar (I)

EXISTEN SOLUCIONES, PERO NO SE QUIEREN APLICAR (I)
Miquel Sentandreu

http://bolsavida.blogspot.com.es/2013/05/existen-soluciones-pero-no-se-quieren.html

Artículo 35 de la Constitución española
Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.

Artículo 47 de la Constitución española
Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.

Las minorías que detentan los poderes políticos y económicos de nuestra sociedad, con frecuencia hacen referencia a los contenidos de la Constitución española. Dicen que es el marco legal que garantiza la convivencia ciudadana, la madre de todas las leyes. Incuestionable, inviolable, sagrada e intocable.

Pero a los ciudadanos de a pie, nos resulta chocante y vergonzoso a la vez, que los mismos que abogan por la sagrada Ley de leyes, se olviden tan fácilmente del cumplimiento de sus contenidos.

Millones de españoles se han quedado sin trabajo, miles i miles de trabajadores desocupados han perdido sus casas por no poder hacer frente a sus hipotecas. La constitución, la Ley de leyes como dicen los que la defienden a capa y espada, dice que todos los españoles tenemos el derecho y el deber de trabajar, y también el derecho a una vivienda digna.

Si nuestros representantes políticos creyeran en la constitución tanto como dicen, si fuera tan sagrada para ellos, como nos quieren hacer creer, con la constitución en la mano habrían aplicado normativas para que no hubiera un solo ciudadano sin trabajo. Nadie sin una vivienda digna.

Algunas soluciones son tan fáciles como:
-Acabar con el paro.
-Paralizar los desahucios.
-Eliminar las cláusulas suelo de los contratos hipotecarios.
-Perseguir la corrupción fiscal.
-Imposibilitar el blanqueo de capitales a medio y largo plazo.

ACABAR CON EL PARO
Acabar con el paro es fácil, pero nadie se quiere mojar. Es tan fácil como adaptar las jornadas y los salarios al trabajo disponible. Esto se puede hacer pero no se quiere. Una normativa clara y escueta que obligara a empresas y trabajadores a reducir jornadas laborales y salarios en función de la carga de trabajo y los beneficios empresariales, hubiera sido suficiente para evitar la sangría de trabajadores que engordan sin cesar las bolsas de parados.

Se hubiera podido hacer mediante pactos entre las distintas opciones políticas y de acuerdo con empresarios y trabajadores con el fin de garantizar la deseada paz social. Pero en caso de no haber sido posible, el mismo gobierno que nos ha impuesto unilateralmente la actual normativa laboral, podría habernos impuesto unas nuevas leyes laborales que se centrasen en una distribución del trabajo más justa y equitativa que garantizara la percepción de salarios, aunque fueran más reducidos, y el mantenimiento de la dignidad de las personas a través de la actividad laboral. Hubieran podido eliminar por decreto el despido libre y establecer por ley que los horarios, los salarios y los beneficios de las empresas se adaptaran a la situación en cada momento, de forma elástica en función de las demandas y las cargas laborales de cada momento.

Las empresas se hubieran ahorrado buena parte de los pagos por despidos, y el estado los gastos por desempleo y subsidios a parados de larga duración. Y los trabajadores se habrían mantenido ocupados, productivos, entrenados para el trabajo, útiles y con una mayor estabilidad emocional.

Pero la mayoría de las empresas prefieren echar gente a la calle antes que reducir horarios, salarios y beneficios. Los trabajadores prefieren que echen al compañero antes que ver reducidos sus salarios. Los políticos prefieren contentar a los más poderosos. Y los ciudadanos de a pie, los parados sobre todo, somos los que más sufrimos las consecuencias que se desprenden de las erróneas decisiones de los políticos, de la falta de sensibilidad de los empresarios y de nuestra propia insolidaridad.

Millones de trabajadores que en otros tiempos no hubieran compartido por nada del mundo una parte de su trabajo y de su salario con otros compañeros, ahora están en la calle. Ahora se alegrarían de tener trabajo aunque cobrasen menos por hacerlo, un trabajo que les permitiera costear sus necesidades materiales y sentirse útiles.

Miles de millones de euros se dedican a paliar la situación de los parados, mediante los seguros de desempleo y los subsidios a los parados de larga duración. Millones de euros necesarios, pero improductivos, que se pudieran haber ahorrado si los políticos creyeran de verdad que todos los españoles tienen el deber y el derecho a trabar, como dice la constitución.

Políticos, empresarios y trabajadores no hemos tenido la valentía de afrontar con honradez y justicia, la distribución del trabajo y la consecuente distribución de la riqueza que de ella se desprende, y con ello hemos contribuido a la generación de miserias que tarde o temprano nos alcanzan a todos, de una u otra forma.

Pero si se quiere se puede. Bastaría con que los políticos, los que detentan el poder que emana del pueblo, tuvieran la valentía de gobernar por y para el pueblo que los elige y los mantiene, y no en función de oscuros intereses personales y presiones ajenas a los intereses de la colectividad.

(seguiremos con el tema en próximas entregas)

http://bolsavida.blogspot.com.es/2013/05/existen-soluciones-pero-no-se-quieren.html

#2

Re: Existen soluciones, pero no se quieren aplicar (I)

y por que hay que reducir salarios?

llevamos tres o cuatro décadas en las que los incrementos de la productividad han sido incesantes, mientras, los salarios a duras penas, referenciados al ipc, han mantenido su poder adquisitivo.

lo anterior ha permitido expulsar del mercado de trabajo a elevados porcentajes de la población (ahora hacen falta muchas menos horas de trabajo para producir lo mismo), además de conseguir que la participación de las rentas del capital en la Renta Nacional supere a la de las Rentas del Trabajo (todo incremento de productividad se ha traducido en mayor margen empresarial).

Detesto a las víctimas que respetan a sus verdugos.

#3

Re: Existen soluciones, pero no se quieren aplicar (I)

En principio habría que reducir salarios para evitar que nadie se fuera al paro, pero la bajada de los salarios estaría relacionada con una disminución de la jornada de trabajo. Se trataría de ser solidarios en principio con los propios compañeros de trabajo. Una vez garantizado el empleo, habría que seguir trabajando para redistribuir la riqueza de manera más justa y solidaria. Sin empresas no hay trabajo, pero sin trabajadores que produzcan y consuman el fruto del trabajo, los empresarios no tienen razón de ser. Empresarios,trabajadores, políticos y ciudadanos formamos parte de un mismo entramado o sistema, y para que funcione bien tenemos que sentimos todos participes y beneficiados, de lo contrario, a medio y largo plazo, nos podemos hundir todos en la miseria.

#4

5 recortes que salvarían a España

5 recortes que salvarían a España sin tocar a los más débiles

1º Fin del Concordato con el Vaticano. Todo el mundo tiene derecho a creer en zarzas ardiendo, magos con turbante o unicornios rosas invisibles, pero los vicios derivados, que se los paguen de sus bolsillos. El que quiera ir a hospitales religiosos o recibir clases por parte de monjas tiene que financiárselo él. Y por supuesto, nada de exenciones de impuestos para quienes viven de un cuento milenario. El ahorro final estaría entre los 6.000 y los 10.000 millones de euros.

2º Erradicar el fraude fiscal. Según el profesor Vicenç Navarro, el fraude fiscal en España ronda los 90.000 millones de euros al año. Eso sí, querido presidente D.Mariano Rajoy, no caiga en el error fácil de culpar al fontanero que no pasa factura o al paleta que cobra en negro. El 72% de este fraude proviene de las grandes fortunas, de las grandes empresas que facturan más de 150 millones de euros al año, y de la banca. Para perseguir este delito podrían sus señorías amenazar con esa cadena perpetua que han creado a quien defraude más de cierta cantidad. Pero también, gastar un poquito del ahorro previsto en incorporar más inspectores. Así, de paso, reducen el paro. Para no pasarnos de optimistas, imaginemos que al final recupera sólo la mitad. Ahí van otros 45.000 millones de euros.

3º Eliminación de las Diputaciones. Gobierno central, Comunidades Autónomas, Diputaciones, mancomunidades… Señor Rajoy, esto es un descoloque. O más bien, un coloque porque tengo la impresión de que estas arcaicas instituciones sirven en gran medida para repartir dádivas. Que se lo digan si no a la presidenta de la Diputación de León, de la que ya he perdido la cuenta de los cargos que tiene… ¿13? ¿14? ¿20? Muchas de las gestiones de estos entes pueden ser asumidas por las autonomías o mancomunidades de municipios. Teniendo en cuenta que las diputaciones cuestan al año 20.000 millones de euros, y que habrá que destinar algunos fondos a quienes asuman sus principales competencias, podría ahorrarse entre 5.000 y 10.000 millones de euros.

4º Regulación de la prostitución y las drogas blandas. Son muchos los que han calculado cuánto podría sacar el Estado de unas prácticas que, gusten más o menos, existen. Incluso tirando por lo bajo (un IVA del 7% para la prostitución e impuestos para marihuana y hachís similares a los del tabaco) la cifra no bajaría de los 15.000 millones de euros. Y todo esto sin tener en cuenta cómo se descongestionaría el sistema penitenciario (más de la mitad de reclusos lo son por delitos derivados de las drogas) y el tiempo libre que tendrían policías y jueces para perseguir la corrupción fiscal de la que hablábamos antes.

5º Instauración de la III República. Sí, ya lo sé, Sr. presidente, que le parecerá un capricho, pero seamos serios: lo de que la Monarquía cuesta como mínimo 8 milloncejos y que el Rey cobra sólo el doble que usted es un cuento muy bonito, pero ambos sabemos que no es así. A todo esto hay que sumar el mantenimiento de palacios, coches (¡300!), yates… el coste de los viajes, las galas, las audiencias, las bodas reales, personal de seguridad… Un jaleo, lo sé, presidente, pero tengo una buena noticia: hay gente que se ha tomado la molestia de sumar todas las partidas y aseguran que la cantidad anual que nos cuesta tener Rey asciende a 560 millones de euros.

Resumiendo, que haciendo unas simples medias para limar las horquillas a mí me sale que le acabo de ahorrar más de 76.000 millones de euros sin tocar el Estado del Bienestar. Eso dejaría nuestro déficit por debajo del 1%. No se olvide de que en Bruselas quieren que tengamos un 3% para el año 2013. ¡Imagínese lo que podrías presumir (usted o su traductor) en las cumbres europeas!

Pero ahora viene lo mejor, el bonus track: Podría limitar el sueldo de los alcaldes para que no cobren más de 45.000 euros (que es la mitad de lo que cobra usted como presidente del Gobierno); meter la tijera a los coches oficiales (que en mantenimiento diario sólo en las autonomías se nos van más de 56 millones de euros al año); meter en cintura a los militares (que tienen una deuda de 26.000 millones en armamento) y eliminar el Senado (o le damos poderes reales o evitamos que siga costando 50 millones anuales).

Si hace todo esto, para su próximo cumpleaños seguro que hasta tiene superávit. Si es así, no quiero que me de las gracias ni que me haga presidente de la Agencia EFE. Sólo le pido que no se gaste los beneficios en aeropuertos peatonales, carreras de Fórmula 1 o macrocasinos…

Marcos Paradinas
elplural.com