Me gustan las personas que cuando cometen un error, lo saben reconocer y pedir perdón aunque les cueste sangre, sudor y lágrimas, el Cid cabalga... (Sí, es "polvo y hierro" para los puristas, pero "sangre y lágrimas" quedaba más poético y teatral ahora mismo, jajaaaa); Por el contrario me revientan aquéllas que meten la pata igual que las primeras y son capaces hasta de mentir con tal de salir airosas del error a ojos de la sociedad que las observa. Con las primeras me quedo sin duda, sabiendo cómo son porque son humanas y quien esté libre de pecado que me arroje la primera piedra, de las últimas me alejo... prudente y discretamente.
Y ahora ya, sintiéndolo mucho, me despido hasta mañana. Porque si no, los chuchis van a empezar a morderme y eso sí que lo voy a tener que "s e n t i r", jjaaaaa
Abrazos, otro día numerológicos, hoy ya no va a poder ser, ;-)
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.