El acuerdo tan imaginativo de nuestros preclaros líderes que dio lugar a la ampliación del EFSF a un billón de euros, anunciada a bombo y platillo el 27 de octubre, y que impulsó a las bolsas a los máximos de dos meses ha resultado un fiasco.
Mientras los mercados de acciones lo recibían con alegría y los ciudadanos por fin respiraban tranquilos, los expertos eran más escépticos hasta que se conocieran sus detalles. Es un acuerdo complejo en el cual el EFSF (European Financial Stability Facility) emite bonos y con el dinero recibido crea un SPV (Special Purpose Vehicle) que recibe también dinero del IMF, de otros gobiernos y de fondos soberanos y que es el que se encarga de recapitalizar bancos y comprar bonos de PIIGS en el mercado primario y en los secundarios, todo ello apalancándose varias veces.
El primer problema fue que en la reunión del G20 ningún país excepto Japón aceptó participar en el EFSF. El SPV pierde una parte fundamental de sus ingresos.
El segundo problema es que los inversores tampoco mostraron interés en comprar los bonos del EFSF, una vez conocido su funcionamiento. Éste debía hacer cuatro emisiones en lo que queda de 2011, para los rescates de Irlanda y Portugal. El primero de ellos, para Irlanda, era inicialmente de 10 mil millones de euros, al detectarse la falta de interés, primero se rebajó a tan solo 3 mil millones de euros, un 0,3% del capital que debe reunir el EFSF, pero incluso esto parecía demasiado para los inversores, así que se retrasó.
Finalmente se hizo y se colocó la emisión, o eso creíamos. El Daily Telegraph informa que solo se consiguieron 2.700 millones de euros, y que el resto los puso el propio EFSF:
http://www.telegraph.co.uk/finance/financialcrisis/8886380/Eurozone-bail-out-fund-has-to-resort-to-buying-its-own-debt.html
Has leído bien. El EFSF se compra sus propios bonos porque nadie los quiere. Obviamente comprándose sus propios bonos (supongo que con dinero imaginario), no se consigue dinero. La falta de credibilidad en el EFSF es total. Los asiáticos no están dispuestos a poner más allá de dinero testimonial en él (China ni siquiera).
Y por si fuera poco hay un tercer problema, las emisiones del EFSF, que se supone que tienen categoría AAA y nominalmente la tienen, cotizan sin embargo como si fueran AA o como mucho AA+. Puede que las agencias se lo estén pensando antes de quitarle a Francia la triple A, pero los mercados sin embargo lo tienen muy claro. Ya no la tiene a efectos prácticos.
Mientras las bolsas celebran la marcha de Berlusconi, los mercados de crédito continúan mostrando una separación cada vez mayor con los mercados de acciones. Estas divergencias suelen ser resueltas a favor de los mercados de crédito en 8 de cada 10 ocasiones mediante movimientos proporcionalmente mayores de los mercados de acciones en la dirección de la divergencia. En la actual coyuntura yo tengo pocas dudas de que los mercados de crédito llevan razón y que los mercados de acciones en algún momento próximo van a caer con fuerza cerrando la divergencia a la baja.
Dada la inoperancia de la actual situación, podemos dar por descontado que en esta semana o la siguiente comenzarán las reuniones para tratar de hallar una nueva solución definitiva al problema de la deuda soberana. Lo cierto es que cuando las soluciones cada vez duran menos, y las crisis cada vez están menos espaciadas (¿Se bajan Merkel y Sarkozy del avión?), eso suele indicar que la crisis sistémica se acerca.