El sistema financiero ha perdido varios miembros a causa de la última epidemia que sufrió. Ésta epidemia mostró ser altamente contagiosa y letal. Es necesario hacer las autopsias correspondientes que nos ayuden a dar con las pistas precisas que nos permitirán cuidar la salud de los sobrevivientes de ahora en adelante.
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Comienza la autopsia y los doctores se preparan a inspeccionar todos los detalles del cadáver, sabemos que el deceso fue ocasionado por una falla múltiple de todo el organismo, pero es muy importante llegar a determinar los factores precisos que ocasionaron que el individuo se deteriore de la forma que lo hizo hasta llegar al punto de no rescate.
Si bien estamos frente a un paciente muerto, un cuidadoso examen forense nos dará las pistas para salvar a otros pacientes que aún quedan vivos, algunos de ellos en estos momentos están aún en situación crítica.
Por más que parezca lo contrario, ésta no es una descripción de un procedimiento médico, en realidad estamos hablando de lo que pasa en estos momentos en las entrañas del sistema financiero americano. Los doctores son en realidad los oficiales de la FED (Banco Central Norteamericano) y de la FDIC (Federal Deposit Insurance Corporation), y los pacientes son las entidades de crédito de diferentes tamaños que tiene la unión americana.
Desde mediados de 2007, al menos 150 financieras han quebrado y otras 600 corren serio peligro a menos de que logren sanear con prontitud sus estados financieros.
Las investigaciones muestran que varias de estas entidades incurrieron en fallas de evaluación de riesgo en los créditos que les solicitaron, otra falla importante fue que varios de estos pacientes ingresaron en un proceso de concentración de cartera, peligroso en un determinado sector, por ejemplo el de la construcción (leamos aquí una similitud con el caso español, en donde un buen porcentaje de la cartera PYME estaba dado por desarrolladores del mercado de bienes inmuebles), esto llevó a que ocurra lo contrario de lo que todo buen inversor pretende, reducir la exposición al riesgo a través de la diversificación de la cartera. Otro de los signos que se encuentran en el paciente es un acelerado proceso de crecimiento de cartera en el que no se adecuó la tecnología crediticia y de seguimiento de riesgo al nuevo tamaño del negocio, lo que pasó entonces es que las financieras no estuvieron en capacidad de analizar su propia exposición al riesgo.
Sabemos que en el caso de las entidades financieras, éstas son analizadas por los reguladores (es decir, van al médico de forma periódica para revisiones), ¿entonces nos preguntamos si los médicos no fueron capaces de detectar estos problemas potenciales? Lo que pasó es que los problemas si fueron detectados, pero no se les dio la importancia necesaria y al respecto solo se hicieron algunas recomendaciones, no se instruyó ninguna acción obligatoria de adecuación patrimonial o de re-evaluación del riesgo.
Las lecciones que el mercado debe sacar de este doloroso proceso forense:
Si bien la epidemia ha sido controlada, algunos pacientes siguen graves. A los individuos que se muestran saludables, es importante señalarles el camino a seguir para evitar caer en desgracia.
Esto se hace siguiendo los siguientes consejos:
· Analice su forma y estilo de vida, evite la concentración de activos y desarrolle su cartera a medida que va desarrollando las herramientas que le permiten conocerla bien.
· Evite alimentar su negocio de sectores de la economía que son altamente volátiles, si decide de todas formas involucrarse con estos sectores, hágalo con cuidado, valorando adecuadamente su exposición al riesgo.
· Finalmente, cuando sea sujeto de revisión periódica, haga caso de las recomendaciones que le hace el regulador, que es la persona adecuada para decirle como cuidar su salud en un entorno de alto contagio.
Bibliografía y Referencias.
“Post-Mortems Reveal Obvious Risk at Banks”, Eric DashThe New York Times, 18 de noviembre de 2009
