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Gestión de liquidez: selección de cuentas

Una vez que ya tenemos claro cuál es nuestro plan de actuación en cuanto a la distribución de activos, es el momento de empezar a actuar e implementar los cambios necesarios para que nuestra cartera refleje de manera fiel este escenario óptimo.

Un primer elemento a tener en cuenta son tanto el número como las entidades con las que vamos a trabajar.

Personalmente, y dado que los planteamientos sencillos facilitan las tomas de decisiones, soy partidario de trabajar con pocas entidades, como máximo 2.

En una de ellas, centralizaríamos los gastos corrientes que realizamos (recibos, hipotecas, compras...). Para la elección de esta entidad, sería conveniente tener en cuenta algunos detalles. En primer lugar, deberíamos de seleccionar una entidad que no cobre comisiones por los gastos que realizamos a través de ellos (mantenimiento de cuentas, de tarjetas, transferencias...), ya que esta va a ser la cuenta base, desde donde distribuiremos nuestro gasto/inversión. Si, además, podemos obtener un rendimiento de los saldos que mantenemos (cuentas remuneradas) o del gasto que realizamos, a través de la bonificación que algunas entidades ofrecen por el pago de recibos habituales, podremos obtener una rentabilidad adicional por nuestro dinero (características que comparten ING Direct e IBanesto, entre otros bancos). En todo caso, para esta primera cuenta debemos de tener presente que, en el caso de que mantengamos un préstamo hipotecario, este puede incluir clausulas por las que, en función de determinados requisitos, podamos bonificar el diferencial que se nos aplica, y dado que la situación del mercado hipotecario dista mucho de la observada hace unos pocos años, donde un cambio de hipoteca podía suponer un importante ahorro, esto puede condicionar de manera decisiva la elección de esta cuenta.

Un elemento importante a tener en cuenta en este punto, son los importes que mantendremos en ella. Por experiencia, tendemos a mantener un colchón de liquidez, es decir, un importe que, entendemos, puede ayudar afrontar de manera inmediata cualquier imprevisto que pueda surgir y que deseamos mantener disponible de manera inmediata. Obviamente, esta cifra es muy personal, pero es conveniente que este importe se ajuste lo más posible a las necesidades que podamos tener, ya que un exceso puede limitar nuestra capacidad de inversión y la posibilidad de quedarnos cortos puede acarrear problemas a la hora de deshacer una posición inversora. De cualquier forma, este factor refuerza la conveniencia de que nuestra entidad base cuente con una cuenta remunerada, ya que el mantenimiento de este apartado en este tipo de cuentas reducirá la perdida de poder adquisitivo de este dinero.

La segunda cuenta seria en la que centralizaríamos todas nuestras inversiones. Para ello, lo ideal es optar por una entidad (banco o sociedad de valores) que ofrezca un abanico lo más amplio posible de productos, ya que, de este modo, dispondremos de todos los instrumentos necesarios para poder optimizar nuestras operaciones de inversión. La especialización en este tipo de operativa es otro elemento que conviene tener presente, ya que esta característica implica, dada la situación del sistema financiero español, una tranquilidad 'adicional' para nuestras inversiones, dado que el negocio crediticio de las mismas (no digamos el hipotecario) es residual. Si, además, carece de producto propio, o este es poco significativo en cuanto a la oferta total, podremos obtener información, ideas y propuestas de inversión, si no independientes, si al menos no centradas en un solo gestor/emisor (como ocurre con, entre otras, Inversis Banco). Otras cuestiones a tener en cuenta, aunque no tan transcendentales como en el caso anterior, son las comisiones y la existencia de cuentas remuneradas. En el primer caso, debemos de tener en cuenta que el acceso a una oferta tan variada de productos puede conllevar la existencia de comisiones, por lo que, siempre que estas sean aceptables en cuanto a importes, este será un aspecto secundario. En lo relativo a las cuentas remuneradas, su presencia entiendo que no es tan importante como en el caso anterior, ya que existen en el mercado fondos de inversión monetarios que pueden suplir (a veces con mayor eficacia) la ausencia de este producto, con la ventaja añadida, en el caso de que queramos realizar nuestras operaciones a través de fondos, de que la plusvalías generadas no tributan, siempre que se realicen traspasos entre fondos, y no ventas.

Una vez seleccionadas las entidades, podremos empezar a estudiar que productos son los más adecuados para nuestras finanzas, aunque dejaremos este punto para los próximos posts.

 
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