Probablemente tengan la siguiente situación fresca en la memoria. Toman la decisión de irse de vacaciones. Eligen un lugar, eligen un alojamiento y, a partir de estas premisas, toman una decisión… ¿planeamos todos los detalles del viaje o dejamos todo a la improvisación?
Si optaron por la primera opción, muy probablemente, sus vacaciones hayan sido como esperaban, o al menos se habrán acercado mucho. En el segundo caso… el resultado puede ser completamente impredecible. Tal vez hayan pasado las mejores vacaciones de su vida, aunque, si han improvisado todos los detalles, es más probable que se hayan sentido decepcionados.
Esta situación podemos extrapolarla a nuestra situación económica. Una buena planificación, sabiendo con que contamos y que queremos conseguir, nos otorga un mayor número de probabilidades de alcanzar los objetivos que nos planteemos a lo largo de la vida, bien sea a corto, medio o largo plazo, haciendo más fácil la consecución de los mismos.
Pero, ¿todos podemos realizar este tipo de planificación? Sin duda, aunque hay que tener en cuenta que los conocimientos necesarios para hacerlo de forma correcta y eficiente son muchos y de diferentes ámbitos, especialmente el financiero y el fiscal y, sin duda, puede plantearse sea cual sea su nivel de ingresos y patrimonio. Aunque, lógicamente, obtendremos un mayor rendimiento de esta actuación cuanto mayor sea el nivel de estos. Y, en cualquier caso, siempre puede optarse por el asesoramiento cualificado para realizar esta labor, ya sea en aspectos concretos o desde un planteamiento general (siendo esta la opción más deseable si el nivel de conocimientos que tenemos es bajo o muy bajo).
A lo largo de este blog, trataré de ofrecer una serie de orientaciones generales para poder realizar una correcta planificación financiera y patrimonial, de manera que podamos abstraernos de la complicada situación que vivimos, y teniendo siempre en mente dos premisas fundamentales:
- Debemos conocer lo mejor posible (de manera ideal, perfectamente) cuales son las características de los productos en los cuales se materializa nuestro patrimonio, de manera que conozcamos perfectamente cuales son las rentabilidades esperadas y los riesgos que asumimos.
- Entroncando que este último aspecto, no debe de mantenerse ningún producto que, dadas las pérdidas que podemos tener que asumir con él, impida nuestro correcto descanso. Es decir, la evolución de un activo nunca debe quitarnos el sueño, ya que, si se da esta situación, esta será la prueba irrefutable de que ese producto no es adecuado para nosotros, aunque el resultado de la operación sea de un 1.000% de rentabilidad.
A partir de aquí, no debemos olvidarnos nunca de que nuestro objetivo debe ser rentabilizar el ahorro que generamos y el patrimonio que tenemos, dedicando tiempo a conocer nuestros flujos de ingresos y gastos, con el fin de que los imprevistos que puedan producirse no supongan, en la gran mayoría de los casos, la necesidad de pedir prestado dinero para hacer frente a los mismos.
En definitiva, mi intención es ofrecer una serie de “pinceladas” generales que les puedan permitir obtener una cierta independencia a la hora de decidir sobre el futuro de su dinero, intentando atenuar la influencia que “asesores interesados” puedan ejercer sobre el control del mismo e incidiendo, de manera primordial, en la gestión del riesgo que asumimos en nuestras inversiones. Y, no lo duden, trataremos de explicar el funcionamiento de ciertos productos con el fin de evitar que les vendan duros a cuatro pesetas, aunque estemos ya en el Euro… de momento…